dilluns, 29 de desembre del 2014

Reseña: Isabel Allende le falla la pluma

Reseña

Isabel Allende. El juego de Ripper. Ed. Círculo de Lectores, Barcelona 2014.

Para una escritora del calibre de Allende, El juego de Ripper, resulta decepcionante. Tal vez, la intención de la autora, es dirigirse a un público jóvenes, que busca emociones superficiales en un mundo plano y virtual.

El libro pretende ser una novela negra, donde un asesino en serie lleva a cabo su macabro trabajo. Para impedirlo un grupo de jóvenes a través de internet llevarán a cabo un trabajo detectivesco en red.



Hay muertos pero todo tiene un aire pasado de moda. Los personajes salen de un San Francisco de los sesenta, pero ya no estamos en el mundo hippie. Amanda, la protagonista, Indiana madre de Amanda,  Blake Jackson, el abuelo, Ryan Miller y Pedro Alarcón, ex seals, Bob Martin, padre de Amanda y ex de Indiana, además de ser inspector de la policía de San Francisco y Alan Keller, son el núcleo de un dramatis personae, que no acaba de funcionar.


No acaba de funcionar porque el talento de Isabel Allende va más allá de este ejercicio literario, decepción porque siendo una novela que quiere ser negra y no acaba de serlo. No hay nada parecido a un Mankell, ni Sacomanno, ni a nuestro Andreu Martín. Le falta lo que les sobra a los otros autores. Es posible que la novela negra ligth sean como la pinta Allende. Es una opción. Sin embargo, si fuese así, tenemos alternativas para este tipo de obra que no es ni negra ni gris sino una mezcla soft que no merece leerse.

DE CARA AL SOL - Fuerza Dread ft. Yaco (VIDEO OFICIAL)

dissabte, 27 de desembre del 2014

Cámara Gesell

Reseñas

Cámara Gesell, Guillermo Saccomanno. (Seix Barral) Ed. Círculo de Lectores, Barcelona 2013.

La obra podríamos resumirla con las palabras de J.L.Borges cuando dice: “Es una obra abarrotada de destinos humanos, casi todos trágicos¨ (pág.783)” (Miscelánea, ed. Debolsillo, Barcelona, 2011). El comentario de Borges es tan exacto y certero, que ahora mismo, debería dejar de seguir escribiendo. Sin embargo, la obra de Saccomanno es una historia entrecruzada de vidas humanas cuyo eje conductor es Dante que es la Voz de la ciudad, una voz que querría ser más libre pero que como todos está mediatizada por fuerzas que escapan al control de nuestros deseos.



Cámara Gesell, es un experimento, donde la sociedad argentina y por extensión cualquier sociedad se expresa como son y somos en la órbita  de una pequeña ciudad. Micro-macro-cosmos. Poder y corrupción son el lubricante que hace que la ciudad balneario funcione. Deseos y pasiones se entremezclan sin solución de continuidad. Violencia, sexo, racismo, caza de brujas, tráfico de influencias, corrupción política, infidelidades, sueños, realidades amargas, y un sin fin de peripecias a medio camino del reportaje periodístico y la novela negra.

“Guarda, no te pasés de moralista: no somos gente jodida. Somos humanos. Y como todos, tenemos nuestros defectos. No se puede estar el día entero pensando en los ortitos sangrantes de los nenes, las tripas colgando de los acuchillados, la sangre manando de los baleados, los fetos húmedos tirados en los pastizales, los moretones de las mujeres golpeadas, el espanto y la humillación de las violadas, el asesinato a martillazos de los jubilados robados, los cuerpos en llamas de los pobres cabezas en el incendio de una tapera. Si te das manija, estás frito. Para vivir hay que saber olvidar” (pág.577).

Hay un elemento a tener en cuenta. El castellano se transforma  en una eclosión “castiza” de expresiones argentinas que no siempre es fácil seguir. A pesar del desconcierto inicial la novela se deja leer con interés creciente.

La novela deja traslucir toda una serie de reflexiones que dan que pensar. Transcribo algunas de ellas:

“ Un país que ha tenido campos de concentración está podrido hasta el tuétano. Somo todos gusanos” (pág.166)

Hace unos días que frente  a nuestra costa empezó a incendiarse un barco pesquero. (...), de noche impresionaban esas llamas surgiendo del mar. Como si se pudiera hacer una fogata en la superficie del océano.” (pag.180)

“Todos queremos entrar al paraíso, somos capaces de todo con tal de entrar. De joder a los que están adelante, en la fila. Y después, cuando estamos frente a la puerta, si está cerrada, timbreando o a las patadas, vamos a intentarlo. Hasta que nos damos cuenta de que la puerta se abre hacia fuera. Y ya es tarde.” (pág.249)

“Aprendé del silencio que siempre está escuchándote.” (pág.281)

“Más que una Villa esto parece una reserva africana donde las hienas son una    especie protegida. Todos somos fieras carroñeras. Y encima nos reímos.”(pág.281/2)

“El cielo es el soborno de Dios.”( pág.338)

“Cuando perdemos a los padres se nos llama huérfanos. Cuando perdemos al cónyuge se nos llama viudos o viudas. Pero cuando perdemos a un hijo no tiene nombre.” (pág.380)

“Según el National Geographic, (...), la yerba mate es una infusión amarga que fascina y estimula a los habitantes del Cono Sur. Lo que explicaría mucho de lo que nos pasa. Demasiado estímulo.” (pág.387)

“Todavía sigue con ese chiste el viejo Nazar: Soy tan dulce que Dios me castigó haciéndome diabético.” (pág.398)

“Pero cuando el ser querido ha muerto, qué sentido tiene quedarse. Si uno quiere acompañarlo, lo único que puede hacer es quitarse la vida” (pág.551)

“Si todos nos creíamos el caso de los abusaditos, es porque muchos albergan entonces una fantasía proyectiva que los vuelve todavía más mierdas.” (pág.565)

“De pronto le vienen unas súbitas ganas de cagar. Y cuando se tiene que limpiar el orto agarras el diario. Ése, con suerte, será el destino de todo lo que hicimos y hacemos, nuestras canalladas espontáneas y nuestras redenciones tardías, la memoria de nuestra presunta grandeza y la culpa enterrada en cada conciencia, lo que quedará de nuestros desgarramientos en nombre de la pureza violada.” (pág.566)


Acabo, la obra es potente, seduce  y conmueve por la trama de humanidad que atraviesa la novela. Los hilos de las historias se entremezclan, a través de uno de los hallazgos de la novela. Los Kennedy. Así llamados porque son los que cortan los hilos de la Villa. Nada ni nadie se mueve sin el visto bueno o malo de ellos. Ellos y ellas mandan. Cada uno tiene  como todos su propio infierno, pero como dice en el texto:

“En alguna parte leí que la estrategia de sobrevivencia en el infierno consiste en elegir a quien es menos infierno. Estrategia oportunista, digo. Si hay que arder, que arda todo. Como decía aquel que citaba a un poeta mientras incendiaba una ciudad: Dejemos hablar al viento. Que silbe fuerte hasta convertir este lugar en una quema. Achicharrados, oliendo a basura. Acaso merecemos un destino mejor, eh”. (pág.579)

Novela negra, negrísima para describir en crudo una sociedad humana donde lo inhumano se hace cotidianidad, y donde la virtud solo puede ser vista por el microscopio.


“Lo que todos sabemos de todos, como es previsible, siempre es más de lo que sabemos de nosotros mismos. (...) Yo no soy el que te pensás. Yo no soy el que denunció al vecino a la Municipalidad por esa pared ilegal. Yo no soy quien le dejó esa marca en la cara a la nena. Yo no soy el que se mueve a tu cuñada. Yo no soy el que te envenenó al perro. (...) Yo no soy el que se cojió a mi sobrinito. Yo no soy. Y nosotros sabemos que no somos nosotros porque no sabemos nada de nosotros”. (pág.520)



divendres, 26 de desembre del 2014

Correr (running)

Este año a modo de balance he descubierto que correr me da satisfacciones primarias. El inicio fue de los más prosaico. En los controles médicos habituales me salieron altos niveles de colesterol y los triglicéridos en sangre. Así que, manos a la obra por gracia de las piernas. Correr. Además he descubierto que correr y escuchar música aún puedo compaginarlo. ¡No es genial! El iPod nano que teníamos por casa se ha convertido en un aliado indispensable. Me dice en una de sus aplicaciones Fitness, casi todo lo que se puede necesitar para satisfacer mi propio ego. ¡No soy perfecto!

Desde hace cerca de seis meses he recorrido un largo camino. ¡Y no es una metáfora! El proceso ha sido el propio en estos casos. Poco a poco. El primer circuito –es una manera de hablar- tardaba casi cuarenta minutos para hacer cerca de cinco kilómetros. Acababa cansado. Ahora, ya me parece poca cosa. He tenido la oportunidad de ir a un encuentro con otros que tienen la misma afición. La distancia era de 10 kilómetros. Si me llegan a decir que podría correr esa distancia no lo hubiera creído, pero ahora, esa distancia es la que procuro hacer en cada entreno.


El próximo objetivo es la media maratón. ¡Si la media maratón! El reto es relativamente asequible, pues, ya he recorrido la distancia de 18 km. Una parte del recorrido lo hice en medio de una paisaje devastado por el viento dejando un rastro de destrucción de cientos de árboles. El recorrido era como estar en un parque temático de la destrucción.


Si puedo correr 18 km, entonces, puede llegar a los 21 km de la media maratón. Estoy persuadido para ir a correr el próximo 18 de enero en Terrassa la media maratón. Veremos.

dimarts, 4 de novembre del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (5.3)

La responsabilidad del porvenir

Innerarity cita a Birnbacher para esbozar ese nuevo concepto de responsabilidad que “apunte a promover una situación mejor –disposición positiva- y, anticipe las consecuencias de las acciones”. Como se puede leer la concreción de las propuestas son vaporosas en el mejor de los casos, porque al decir de Innerarity “el dilema de la política consiste en cómo gobernar procesos que no son directamente gobernables”. Se trata de reducir riesgos incontrolables que la dinámicas sociales llevan a cabo debido a la lógica de la complejidad.  Procesos que deberían canalizarse a través de “la producción de capital social, bajo la forma de saber compartido, estructuras de cooperación, mediación e informalidad (...)”.



La realidad está lejos de estos intentos de llevar a cabo una nueva responsabilidad en el marco de la globalización. Hemos de pasar de una responsabilidad “ejecutiva” –etapa sólida- a una “garantizadora o infraestructural”.




Innerarity parece empeñado en hablar de la política pero no del Estado, pues, para él, “la retirada del Estado de determinados ámbitos únicamente se justifica en orden al mejor cumplimiento de sus responsabilidades de configuración”. No se trata de evadir responsabilidades, que es lo que parece cuando el Estado se hace mínimo. Llama la atención el liberalismo de Innerarity contraponiéndolo a Toni Judt en su última obra “El món no se’n surt” (Algo va mal), donde plantea la reivindicación de la socialdemocracia y su papel en el estado actual de puesta en cuestión de sus logros.

dilluns, 3 de novembre del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (5.2)

Responsabilidad y complejidad

En nuestro modelo de responsabilidad de etapa sólida la responsabilidad se atiene a una dimensión jurídica –penal, civil- y una dimensión moral que no pasa de ser un brindis al sol. Si estos es así, Innerarity recomienda evitar “el reduccionismo causal de la responsabilidad que se agota en la regulación de los daños directos como la expansión ilimitada del principio de responsabilidad (...)”. ¿Cómo crear, pues, este nuevo concepto de responsabilidad?

Innerarity de vale de N.Luhmann – éste es otro de los referentes de Innerarity- y su concepto de “lógica de la complejidad”. Una sociedad compleja supone “una realidad llena de constricciones e interdependencias producidas por la diferenciación y el encadenamiento de efectos sinergéticos”. Para que se entienda, si contemplamos un estanque de agua y lanzamos una piedra, el resultado ya no depende de nosotros, pues, se movilizan fuerzas que escapan a nuestro control, sin embargo, somos responsables de nuestra acción y de los posibles resultados no queridos por nosotros.

Para Innerarity no hay acciones sino procesos sociales que escapan a nuestra voluntad e intención, pero que por esa lógica de la complejidad, adquieren autonomía propia. Característica de estos sistemas es “la incertidumbre cognitiva y la inseguridad normativa se han convertidos por ello en propiedades de las sociedades contemporáneas”. Esta incertidumbre cognitiva explica la necesidad de construir conceptos que permitan entender dichos procesos para poder incidir en ellos. La inseguridad normativa expresa la deficiente construcción de nuestros conceptos actuales para hacer frente a esta “lógica de la complejidad”.



Innerarity utiliza un concepto de rabiosa actualidad, imputación que se conecta a la idea de causalidad, para indicarle una nueva dimensión que “no parta de las intenciones de los autores sino de las consecuencias condicionadas por sus acciones”.  Innerarity trata de conjugar liberalismo con responsabilidad por eso puede afirmar que la “obligación de rendir cuentas no se refiera únicamente a las consecuencias intencionales, previsibles y cognoscibles sino también a los efectos no pretendidos, imprevisibles y desconocidos (...), pero de los que cabe esperar asuman la responsabilidad de esas consecuencias si median buenas razones”.


Así, pues, la responsabilidad no puede quedarse en el ámbito individual, se requiere que incluya la dimensión colectiva. ¿Cómo trasladar esa responsabilidad de lo individual a lo público? Innerarity no se olvida, como hacen los neoliberales del papel del Estado. Éste tiene que asumir un papel activo en la “puesta a disposición de infraestructuras, en la gestión de riesgos colectivos, la disminución de la incertidumbre y la generación de confianza colectiva mediante procedimientos de supervisión y en posibilitar la construcción cooperativa del bien común. ¿Cómo se puede llevar a cabo semejante obra? Llevando a cabo “regulaciones, acuerdos e intercambio de saberes”. En resumidas cuentas, la cuestión que se plantea es ¿cómo construir desde la política una nueva responsabilidad adecuada a los nuevos tiempos?

diumenge, 2 de novembre del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (5.1)


¿Quién se hace cargo del futuro? Una teoría de la responsabilidad

Si la realidad es proteica y no se deja gobernar como en la etapa sólida (Z.Bauman), es necesario “un nuevo concepto de responsabilidad”.

¿Un mundo fuera de control?

Seguimos anclados en la etapa sólida, y por ello, exigimos responsables de todo cuanto acontece en nuestra sociedad. Pero nuestros responsables, no parecen capaces de hacer frente a los nuevos tiempos. Por eso, su incapacidad nos resulta tan irritante. Hay una desincronización entre los nuevos tiempos líquidos (Z.Bauman) y las viejas rutinas de la etapa sólida que la identificamos con el estado de bienestar.

Dice Innerarity que “la interconexión significa, por una parte, equilibrio y contención mutua, pero también alude al contagio, los efectos de cascada y la amplificación de los desastres” –por ejemplo, la crisis financiera-. A.Giddens –citado por Innerarity- utiliza la metáfora de un “mundo desbocado” para referirse a la globalización.







¿Por qué reaccionamos tarde a las catástrofes? La respuesta que ofrece Innerarity es múltiple: antropológica, nadie quiere jeremías que vaticinan el fin de los buenos tiempos; ideológica, que en el plano del neoliberalismo afirma el dogma que los mercados no se equivocan nunca. El resultado de esta mala combinación es la reluctancia de los gobiernos a regular los mercados.

Si en el ámbito financiero, existe un aparato matemático para calcular lo incalculable –mercados de futuros, por ejemplo-, en cambio “no sabemos todavía detectar, gestionar y comunicar los riesgos globales” al decir de Innerarity.






La crisis financiera demuestra que la ingeniería financiera al servicio de la especulación es “más frágil que la globalización comercial” y pone de manifestó a su vez, la “dejación de responsabilidad por parte de los Estados, de los bancos centrales y las instituciones financieras mundiales”. La crisis exige algo más que buenos propósitos de aquellos que deberían haber velado por control de esos mercados. ¿Cómo exigir responsabilidades a los responsables? Innerarity apunta a dificultades de carácter sistémico para la responsabilidad, pues, existe una “mezcla de debilidad institucional y fatalismo que caracteriza a nuestros compromisos democráticos”.




dissabte, 1 de novembre del 2014

Semana corrupta


La realidad cotidiana se despliega sin conexión aparente con la realidad política. El PP sigue encharcado en casos de corrupción. Antiguos dioses del PP de Madrid están imputados y encarcelados provisionalmente por presuntos delitos de índole mercantil. Ética y política se han desconectado en la vida de cientos de cargos públicos.




En Cataluña, se sigue apostando por el 9N. Ahora el gobierno central, después de hacer broma, se lo toma en serio y llama al Consejo de Estado para derivarlo al TC. O el gobierno no acaba de ver claro lo que sucede en Cataluña, o bien asistimos a un ejercicio de despropósitos descomunal.

Mientras las encuestas vaticinan –últimamente no acaban de acertar- descalabros para los partidos mayoritarios en beneficios de nuevos opciones como Podemos. Los expertos nos avisan que los ciudadanos cabreados, sean del PP y del PSOE acabarán votando a estas nuevas opciones. La verdad me sorprende esa facilidad de trasvase de voto. No me creo que un 30% de votantes que eligió al PP en las últimas elecciones, se vaya ahora a Podemos. La fidelidad de los votantes del PP es casi religiosa, y en el PP lo saben. En cambio, el PSOE si tiene motivos para estar preocupados. Después de los aparentes cambios cosméticos, una nueva cara, el mensaje que ofrece el PSOE es irrelevante. Les falta credibilidad.

La realidad cotidiana nos dice que las familias españolas se empobrecen, que la diferencia entre ricos y pobres se agudiza, y que el panorama, lejos de mejorar parece ir a más, a pesar de los mensajes triunfalistas del gobierno. El gobierno confunde interesadamente los datos macroeconómicos, que sólo benefician a los grandes, y los datos microeconómicos, que dejan a la intemperie a una buena parte de la sociedad. Es esta parte de la población que irá a buscar opciones que le digan lo que quiere oír. Las opciones demagógicas tienen un terreno fértil y abonado, gracias a la corrupción y a una clase política que se autoperpetúa en nombre del bien común.


diumenge, 26 d’octubre del 2014

Golf para los ricos y pobres


La instalación deportiva, construida en 2008, costó dos millones de euros, de los que en torno a un 80% correspondieron a fondos FEDER. Tiene 12 hectáreas y 9 hoyos. Los fondos FEDER tienen por objetivo "reducir las diferencias que existen entre los niveles de desarrollo de las regiones europeas" y que "las regiones menos favorecidas se recuperen del retraso que sufren". (El País,23-10-2014)

divendres, 17 d’octubre del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (4.3)


Cuando en el diálogo social se trazan plazos, éstos no pueden eternizarse, pues, corren el riesgo de resultar inocuos y superfluos. Todos diálogo –social- supone resolver conflicto de intereses, por ello, se requiere tomar decisiones, de lo contrario, el diálogo deviene parodia.
La “escasez de tiempo” supone en el ámbito de las decisiones que “no se pueden hacer pronósticos fiables sobre el desarrollo futuro”. Los plazos breves, provocan inevitablemente, nuevas decisiones que hacen más difícil su fiabilidad a medio y largo plazo. Innerarity establece una tipología de las decisiones:

[a] “La planificación como máxima racionalidad”.

[b] “El incrementalismo que caracteriza los tipos de decisión de una racionalidad media” y los modos de

[c] “ Improvisación que se ajustan al criterio de mínima racionalidad en situaciones de elevada complejidad”.

[a]
Hablar de racionalidad, puede parecer algo sencillo, pero no lo es. Tomar buenas decisiones requiere tiempo, hay que analizar todas las opciones, sus posibles “contingencias”, “tratar los objetivos como hipótesis” (Cohen/March, citados por Innerarity). Todo este proceso se lleva mal con la premura de tiempo, y además se requiere una amplitud de mirar que no es fácil de encontrar en nuestros días. Ésta conlleva “la innovación y la creatividad de las decisiones”.

En los procedimientos deliberativos se requiere “la participación de aquellos que, desde perspectivas diversas, puede contribuir a la decisión” (Quinn, citado por Innerarity). La razón de este proceso de participación de “expertos” es que dada la complejidad en la que nos movemos “ningún actor dispone de la capacidad necesaria para hacerse cargo de esa complejidad y la participación puede contribuir a reducirla (...)”.

¿Cómo empieza una crisis como la del 2008? A esta pregunta Innerarity responde con la necesidad de “sistemas de advertencia temprana”. Supone anticiparse a lo irremediable, hay que pasar de la conducta reactiva a una activa. “Se trata de prestar atención a los comienzos”. Éstos siempre parecen inocuos, por eso hay que estar atentos a las “señales débiles” (Anstoff, citado por Innerarity). El problema es ¿cómo delimitar esas señales? Como la opción analizada, supone una racionalidad ideal, hemos de contentarnos con la idea regulativa de lo que debería ser el proceso de toma de decisiones con la máxima información y el mayor tiempo posible, sabiendo que ambos parámetros están muy lejos de satisfacerse.




[b]
La banda ancha, por decirlo así, de las decisiones, se denomina “incrementalismo”, es la racionalidad del “ir tirando”, del “ensayo y error” (Collindrige, citado por Innerarity), en un mundo complejo y cambiante. Como no se puede optar por un máximo, al menos se aspira a un mínimo de racionalidad. Se trata de bajar de lo global a lo local, el problema de esa estrategia es que se “omite la interdependencia de los problemas”, creando a su vez nuevos problemas.

El incrementalismo supone ir paso a paso en la “resolución de los problemas”. Una condición de este proceso es la posibilidad de la “reversibilidad” (Scott, citado por Innerarity). Supone que podemos volver a la casilla inicial, es decir, no cerrarnos los caminos para desandar lo andando.

Este incrementalismo en el orden social se expresa en “simplificar los procesos de negociación y acuerdo”. Introduce dos conceptos del “bargaining” vs “”arguing”. Ambos extraídos de la jerga anglosajona dedicada a analizar los problemas de toma de decisión en un proceso de negociación multilateral. Se trata en “no empeñarse en transformar las posiciones (bargaining) sino dejarlas intactas y proponerse un simple equilibrio en los intereses (arguing)” (March/Simon, citados por Innerarity. Estos procesos de negociación “apuestan más por el equilibrio que por la transformación”.

La racionalidad “media” o incrementalismo se enfrenta al futuro cuando este aparece y hay que tomar decisiones. Sus decisiones son siempre reactivas, y tiende a postergar las soluciones hacia el futuro. Sólo cuando ya no es posible su dilatación en el tiempo se actúa. Así, “los problemas son gestionados, no solucionados en sentido estricto” (Kirsch, citado por Innerarity). Las tomas de decisión en este modelo tiende a incrementar las dificultades que se trasladan al futuro. Sólo hay que pensar en la gestión medioambiental. Estas trasladando los costes a las generaciones futuras.

[c]


La tercera opción es la “racionalidad de la improvisación”. En ella la ausencia es la norma, de planes, de cálculos, de objetivos, de medios, de consecuencias. Como dice Innerarity “se trata de mantenerse en el juego”. Ante esta opción parecería que estamos delante de una opción residual o marginal. Sin embargo, ante realidades complejas, como las que estamos inmersos, este tipo de racionalidad ligada a la toma de decisiones, se convierte en la única opción. No decidir, se convierte en una decisión. A veces las decisiones son más simbólicas que efectivas, estoy pensando en el decisión de Artur Mas y su propuesta de votación el 9-N. Mediante estas decisiones tienen el efecto que se está actuando, aunque las consecuencias sean simbólicas y no reales. Seguir en el juego, tiene la virtualidad de poder actuar más adelante en un terreno más favorable que el presente.


dijous, 16 d’octubre del 2014

Ayuden a Rodrigo y Miguel


El futuro de las sociedades democráticas (4.2)

  • Dimensiones de la complejidad
Vivimos un entramado de racionalidades que al entrecruzarse provocan desajustes irracionales. Por eso es necesario saber en qué terreno nos movemos. Las sociedades actuales se caracterizan por su complejidad, no darse cuenta de ello, es poner la primera piedra de incomprensión de nuestro análisis de la realidad. Innerarity afirma que esa complejidad “puede descomponerse en tres dimensiones: social, cognitiva y temporal, lo que se traduce a su vez en complejidad de las interdependencias, información incompleta y escasez de tiempo”.

Innerarity pasa revista a cada una de las dimensiones mencionadas:

a) dimensión social: la complejidad “procede de las interdependencias sociales”. Una decisión siempre tiene consecuencias, la imagen de tirar una piedra en un estanque produce onda de choque, que si se multiplican produce interacciones complejas. La crisis del 2008 es un ejemplo en el orden económico de las interdependencias. En toda interdependencia existe los siguientes ingredientes: “negociación, influencia y observación”.

Las acciones locales pueden tener consecuencias a escalas impredecible, que a su vez, quedan amplificadas cuando las acciones tienen escala global. Estamos atadas los actores individuales, sociales e institucionales a esta maraña de interacciones que como en el dilema de los prisioneros requeriría los tres ingredientes de los que habla el autor del artículo. Por ello, afirma una idea que es el eje de su reflexión en los textos que han ido apareciendo en los últimos tiempos, esta idea es la complejidad global requiere “instrumentos específicos todavía pendientes de desarrollar”. Hay que decir que Innerarity es de los pocos que son conscientes de esa necesidad. Sus análisis son una tentativa para desarrollar “instrumentos” conceptuales para afrontar la complejidad.



b) dimensión cognitiva: la complejidad en este orden, se sustancia como “información incompleta o escasa”. Vivimos en un mundo lleno de informaciones. La paradoja se expresa en saber que es relevante y que es lo superfluo. Se requieren criterios que permitan centrarse en lo esencial, es decir, que tengan sentido.

c) dimensión temporal: Se expresa como falta de tiempo. ¡ No tenemos todo el tiempo del mundo ¡ La consecuencia es la aceleración. Lo instantáneo es enemigo del futuro. Como consecuencia de la falta de tiempo se eleva a categoría fundamental la idea de plazo. Sin embargo, “el plazo vencido no representa ninguna solución”, si no se ha hecho nada al respecto. Esta idea debe fascinar a nuestro actual presidente de gobierno. Dejar pasar el tiempo, para que los problemas de disuelvan. ¡Es una opción!


Los diferentes subsistemas –sociales, políticos, económicos-, tienen sus propios tiempos, se hace necesario una sincronización –la palabra ha adquirido una hondura de la que anteriormente carecía-, de todos estos subsistemas sino queremos un “abismo de tiempo entre unos y otros” (Wresenthal, citado por Innerarity).

dimecres, 15 d’octubre del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (4.1)

¿Cómo se decide el futuro? Una teoría de la decisión

Innerarity constata que el tiempo de las grandes decisiones ha acabado y estamos abocados a la toma de “decisiones modestas” resultado de la incertidumbre en que vivimos. Se pregunta si “¿hay un espacio de racionalidad política que no nos abandone a la arbitrariedad o al azar evolutivo?”.

  •  La sociedad de la decisión

Si las sociedades sólidas se ceñían a las tradiciones para resolver los problemas a los que se enfrentaban, las sociedades modernas se centran en las decisiones. Tomar decisiones se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Incluso, “la no-decisión sólo es posible como decisión” (Beck).  ¿Qué significa tomar decisiones? La toma de decisiones implica riesgo, es decir, en la posibilidad de elegir de manera inadecuada, o sea, tomar una mala decisión.

Una consecuencia de la toma de decisiones es que si hay muchas opciones se puede convertir en un problema que conlleva a “la inseguridad, ambivalencia y desorientación”. En el polo opuesto, este aumento de las opciones supone una “oportunidad de autonomía e innovación”.



Una característica de las sociedades democráticas supone un aumento del “ámbito de lo que se debe decidir”. Sin embargo, esas tomas no son absolutas, pues, toda decisión supone “un entramado en el que los actores políticos dependen a su vez de la acción de otros muchos actores”. Es decir, existe interdependencias, que no siempre son explicitadas.


Una elección supone siempre tener opciones o cursos de acción, no se elige cuando nos enfrentamos a una única opción, por eso es necesario “sondear el espectro de las alternativas”. Elegir, supone, siempre un acto que rompe con la rutina. Pero la elección no siempre es un alivio. Es necesario un cierto equilibrio entre las acciones que elegimos y una cierta estabilidad –rutinas-. Una vida sin rutinas sería imposible sobrevivir a ella. Innerarity constata la existencia de equilibrios –muy precarios- entre la innovación y la estabilización de nuestras instituciones. ¡ No podemos vivir en una perpetua orgía constituyente ¡

dijous, 9 d’octubre del 2014

Democracia vs democracia directa

Vamos a analizar el artículo de Daniel Innerarity que aparece en la revista Claves de razón práctica, 236, Sept/Oct. 2014. El artículo lleva por título Democracia sin política. En el subtítulo apunta al meollo de la cuestión: ¿Por qué la democracia puede perjudicar seriamente a la democracia?

El diagnóstico de Innerarity se suma a otros politólogos que cuestionan, no tanto a la democracia, como a la política. La política es entendida como “la posibilidad de convertir esa amalgama plural de fuerzas en proyectos y transformaciones políticas, dar cauce y coherencia política a esas expresiones populares y configurar el espacio público de calidad donde todo ello se discuta, pondere y sintetice”. Una de las características de Innerarity es su capacidad para ofrecer tríadas conceptual, en vez de las clásicas oposiciones binarias. Esto supone enriquecer el debate, y en estos tiempos de penuria intelectual  siempre es de agradecer.

 El autor llama la atención sobre un fenómeno social y político como son los movimientos populares - Plataforma de Indignados,  Podemos, PAH, etc.- que en su afán de instaurar una democracia directa, acarrean efectos antipolíticos “cuando no está integrado en una manera equilibrada de entender la política”.

Una ciudadanía intermitente.

La ciudadanía actual no quiere esperar cada cuatro años para depositar su voto, quiere algo más. Por eso “el nuevo activismo es individualista, puntual, orientado hacia cuestiones que se refieren a los estilos de vida y crecientemente apolítico”. Hay algo así como una disonancia entre activismo y apoliticismo, que es lo que detecta como preocupación el articulista. Lo que Rosanvallon –uno de los nombres claves de los análisis de Ininerarity-, denomina “contrademocracia”, es el maridaje de ese nuevo activismo “apolítico” que se combina con los nuevos avances tecnológicos de la comunicación. La característica de esa nueva contrademocracia es “su carácter puntual y negativo”. Es a esta caracterización lo que denomina apolítico, porque no se integra en una estructura institucional ni tiene vocación de perduración en el tiempo.

Utiliza una feliz expresión para referirse a la contrademocracia que se expresa en organizaciones como Change o Avaaz, el clicktivismo, que permite ejercer acciones sociales a través de una adhesión a toda clase de acciones de carácter social. Lo que echa en cara a este cliktivismo es la “falta de construcción política e institucional de la democracia”. No basta, viene a decir, tener buena conciencia, porque no vivimos en Útopía. Las buenas intenciones está bien para lavarnos nuestra conciencia, para parecernos mejores de lo que somos, pero eso no es hacer política. Reprocha a estos activistas que el “estatus de indignado, critico o víctima no le convierte a uno en políticamente infalible”.




La despolitización involuntaria

Al decir de  Innerarity “el gran desafío de las actuales sociedades democráticas es no dejar tranquilos a sus representantes –a los que debe vigilar, criticar y, en su caso, sustituir- sin destruir el espacio público ni despolitizarlo”. ¿Cómo hacer que ese espacio público sea consistente, si no creemos en nuestros representantes?, ¿cómo construir una democracia participativa, sin destruir las instituciones? Innerarity es crítico con la tenaza que supone el gobierno de los expertos –tecnócratas- que se guían por el ideal de la eficacia, al precio de destruir la cohesión social y el gobierno de corte populista, que sólo cuenta el corto plazo y los sondeos.

La sociedad actual sueña –al menos los movimientos sociales- con una “democracia directa y plebiscitaria que además sea participativa y transparente”. Innerarity es muy crítico contra los movimientos sociales que desearían hacer desaparecer el modelo representativo. Según él, la representación “garantiza la pluralidad ”, frente a la democracia directa, no dice asamblearia, pero ¿qué es sino la democracia directa?. La representación permite que todos los intereses puedan ser representados, porque las diferencias son respetadas.

Contra lo que podría parecer Innerarity lanza una afirmación aparentemente contradictoria: “la democracia directa es atractiva para el ciudadano pasivo”. La razón que da para esa afirmación es que  “están poco interesados en exponer sus opiniones e intereses frente a otros en el espacio público”. Lo que se quiere son unanimidades que se pueden dar mediante los plebiscitos, donde el elemento emotivo y pasión pone en marcha el debate político, pero se evapora los debates deliberativos, que exigen no simplificar, si queremos que sirvan para algo.

La transparencia se ha convertido en otro concepto clave de estos nuevos tiempos. El concepto tiene se expresión original en J.J.Rousseau., sin embargo, la transparencia supone en la actualidad que los políticos nos ocultan realidades que si salieran a la luz, todos nuestros problemas se disolverían como por arte de magia. La transparencia es una metáfora que en el orden político acabaría por disolver el espacio público. Supone en definitiva, que los problemas políticos son sencillos y evidentes y por tanto, la política es innecesaria.

Una defensa de la democracia indirecta

Si hemos de creer a Innerarity la democracia representativa “tiene dos enemigos: el mundo acelerado, la predominancia de los mercados globalizados, por un lado, y la hybris –desmesura- de la ciudadanía, por otro”. Curiosamente, el análisis se centra especialmente en la hybris ciudadana y silencia los mercados globalizados.
En una “democracia sin política” ya no hay ciudadanos, sino consumidores, de ahí que la “política es considerada desde el punto de vista del cliente caprichosa, impaciente, exigente”. La política cae en el abismo de lo inmediato. No hay un medio plazo ni mucho menos a largo plazo. Todo lo queremos aquí y ahora, y ante esta realidad, la política solo parece servir como el buzón de reclamaciones de unos clientes cada día más cabreados. Sin embargo, las sociedades democráticas no pueden funcionar al dictado de la inmediatez, requiere procesos deliberativos que necesitan diálogo y consensos y esto supone demorarse en el tiempo. Los gobiernos representativos necesitan distancia entre el inmediatismo que alguno sueñan –democracia directa -, para poder tomar decisiones que no siempre pueden ser agradables. Concluye Innerarity la necesidad de justificar esa distancia o “no tendremos argumentos para oponernos al populismo plebiscitario, que cuenta, a derecha e izquierda, con impecables –implacables- defensores”.



diumenge, 28 de setembre del 2014

De Príamo a Jordi Pujol

En el artículo de J.A.Rivera, titulado El final de Príamo, aparecido en el último número de la revista Claves de razón práctica, nº 236, septiembre/octubre de 2014, se hace referencia a un mecanismo sobre la condición humana que viene como anillo al dedo sobre el denominado caso Pujol.

El artículo tiene como telón de fondo el derecho a una muerte digna, como parte de una “buena vida”. Para ello, se vale de Daniel Kahneman y su libro Pensar rápido, pensar despacio. En él, aparece un mecanismo fundamental de la percepción humana. Este mecanismo es el del “sesgo del pico final”. Según este mecanismo “lo que suele importar más a los humanos es no es la suma del dolor experimentado, sino el recuerdo de la experiencia. Y este recuerdo suele quedar escorado si acontece un pico final de dolor en esa experiencia”.



Kahneman apunta la existencia de dos yoes: el que experimenta y el que recuerda. En los experimentos de Kahneman sobre la experiencias dolorosas, esta distinción entre los diferentes tipos de yoes, “permiten predecir que el yo que recuerda tendrá más peso en las decisiones futuras”. Establece una serie de ejemplos para ilustrar esta afirmación. El divorcio, es un ejemplo paradigmático.

“Es este balance del yo que recuerda es que hará que sea precisamente él quien se ponga al timón para tomar decisiones futuras, sobre asuntos similares, basándose en la contabilidad, distorsionada por los sesgos de su memoria, de las experiencias pasadas”. Eso significa, no que no pueda apreciar lo que fue su convivencia anterior, sino las consecuencias perjudiciales para él que su reciente experiencia lo pone sobre aviso. Por ejemplo, no ser tan ingenuo, no dar pistas de sus infidelidades, etc.

Si la experiencia negativa del “pico final” distorsiona nuestra experiencia anterior, actuaremos de manera irracional, es decir, no valoraremos lo que tiene de bueno y malo, el saldo de lo bueno por culpa del “sesgo del pico final”. Si, por insistir en el divorcio, hemos convivido con una mujer independiente, es posible la experiencia traumática del divorcio, busquemos a una mujer menos independiente, en virtud de la experiencia del divorcio. De esto se desprende las consecuencias nefastas –irracionales- que pueden acarrearnos seguir a ese yo que recuerda solo lo malo.

¿Es tan esencial esta experiencia del sesgo del pico final? Aristóteles decía que “nadie puede  considerarse dichoso hasta que muere” (EN, 1101 a 5). Si hiciéramos caso a esta sentencia, deberíamos valorar la vida buena al final de nuestra vida y no como consecuencia de determinadas acciones por importantes que hayan o pueden ser. La vida, como se dice, da muchas vueltas. Es aquí donde aparecen las figuras de Príamo y Creso, yo añadiría la Jordi Pujol. Como dice Kahneman: “ Por absurdo que pueda parecer, yo soy el yo que recuerda, siendo el yo que experimenta, el yo que da contenido a mi vida, un extraño (el subrayado es mío) para mí”.




Siguiendo la lógica del sesgo del pico final, y suponiendo, que es mucho suponer, que ese yo que recuerda, pueda trasladarse al yo colectivo, la figura del Jordi Pujol y su autoinculpación permitiría comprender por qué no podrá tener una plaza o calle o una escuela con su nombre.