dimecres, 31 de desembre del 2014
dimarts, 30 de desembre del 2014
dilluns, 29 de desembre del 2014
Reseña: Isabel Allende le falla la pluma
Reseña
Isabel Allende. El juego de Ripper. Ed. Círculo de
Lectores, Barcelona 2014.
Para una escritora del calibre de Allende, El juego de
Ripper, resulta decepcionante. Tal vez, la intención de la autora, es dirigirse
a un público jóvenes, que busca emociones superficiales en un mundo plano y
virtual.
El libro pretende ser una novela negra, donde un
asesino en serie lleva a cabo su macabro trabajo. Para impedirlo un grupo de jóvenes
a través de internet llevarán a cabo un trabajo detectivesco en red.
Hay muertos pero todo tiene un aire pasado de moda.
Los personajes salen de un San Francisco de los sesenta, pero ya no estamos en
el mundo hippie. Amanda, la protagonista, Indiana madre de Amanda, Blake Jackson, el abuelo, Ryan Miller y Pedro
Alarcón, ex seals, Bob Martin, padre de Amanda y ex de Indiana, además de ser
inspector de la policía de San Francisco y Alan Keller, son el núcleo de un
dramatis personae, que no acaba de funcionar.
No acaba de funcionar porque el talento de Isabel
Allende va más allá de este ejercicio literario, decepción porque siendo una
novela que quiere ser negra y no acaba de serlo. No hay nada parecido a un
Mankell, ni Sacomanno, ni a nuestro Andreu Martín. Le falta lo que les sobra a
los otros autores. Es posible que la novela negra ligth sean como la pinta
Allende. Es una opción. Sin embargo, si fuese así, tenemos alternativas para
este tipo de obra que no es ni negra ni gris sino una mezcla soft que no merece
leerse.
diumenge, 28 de desembre del 2014
dissabte, 27 de desembre del 2014
Cámara Gesell
Reseñas
Cámara
Gesell, Guillermo Saccomanno. (Seix Barral) Ed. Círculo de Lectores, Barcelona
2013.
La obra
podríamos resumirla con las palabras de J.L.Borges cuando dice: “Es una obra
abarrotada de destinos humanos, casi todos trágicos¨ (pág.783)” (Miscelánea,
ed. Debolsillo, Barcelona, 2011). El comentario de Borges es tan exacto y
certero, que ahora mismo, debería dejar de seguir escribiendo. Sin embargo, la
obra de Saccomanno es una historia entrecruzada de vidas humanas cuyo eje conductor
es Dante que es la Voz de la ciudad, una voz que querría ser más libre pero que
como todos está mediatizada por fuerzas que escapan al control de nuestros
deseos.
Cámara
Gesell, es un experimento, donde la sociedad argentina y por extensión cualquier
sociedad se expresa como son y somos en la órbita de una pequeña ciudad. Micro-macro-cosmos.
Poder y corrupción son el lubricante que hace que la ciudad balneario funcione.
Deseos y pasiones se entremezclan sin solución de continuidad. Violencia, sexo,
racismo, caza de brujas, tráfico de influencias, corrupción política,
infidelidades, sueños, realidades amargas, y un sin fin de peripecias a medio
camino del reportaje periodístico y la novela negra.
“Guarda, no te pasés de moralista: no somos gente
jodida. Somos humanos. Y como todos, tenemos nuestros defectos. No se puede
estar el día entero pensando en los ortitos sangrantes de los nenes, las tripas
colgando de los acuchillados, la sangre manando de los baleados, los fetos
húmedos tirados en los pastizales, los moretones de las mujeres golpeadas, el
espanto y la humillación de las violadas, el asesinato a martillazos de los
jubilados robados, los cuerpos en llamas de los pobres cabezas en el incendio
de una tapera. Si te das manija, estás frito. Para vivir hay que saber olvidar”
(pág.577).
Hay un
elemento a tener en cuenta. El castellano se transforma en una eclosión “castiza” de expresiones
argentinas que no siempre es fácil seguir. A pesar del desconcierto inicial la
novela se deja leer con interés creciente.
La novela
deja traslucir toda una serie de reflexiones que dan que pensar. Transcribo
algunas de ellas:
“ Un país
que ha tenido campos de concentración está podrido hasta el tuétano. Somo todos
gusanos” (pág.166)
Hace unos
días que frente a nuestra costa empezó a
incendiarse un barco pesquero. (...), de noche impresionaban esas llamas
surgiendo del mar. Como si se pudiera hacer una fogata en la superficie del
océano.” (pag.180)
“Todos
queremos entrar al paraíso, somos capaces de todo con tal de entrar. De joder a
los que están adelante, en la fila. Y después, cuando estamos frente a la
puerta, si está cerrada, timbreando o a las patadas, vamos a intentarlo. Hasta
que nos damos cuenta de que la puerta se abre hacia fuera. Y ya es tarde.”
(pág.249)
“Aprendé
del silencio que siempre está escuchándote.” (pág.281)
“Más que una Villa esto parece una reserva africana donde
las hienas son una especie protegida.
Todos somos fieras carroñeras. Y encima nos reímos.”(pág.281/2)
“El cielo es el soborno de Dios.”( pág.338)
“Cuando
perdemos a los padres se nos llama huérfanos. Cuando perdemos al cónyuge se nos
llama viudos o viudas. Pero cuando perdemos a un hijo no tiene nombre.”
(pág.380)
“Según el
National Geographic, (...), la yerba mate es una infusión amarga que fascina y
estimula a los habitantes del Cono Sur. Lo que explicaría mucho de lo que nos
pasa. Demasiado estímulo.” (pág.387)
“Todavía
sigue con ese chiste el viejo Nazar: Soy tan dulce que Dios me castigó
haciéndome diabético.” (pág.398)
“Pero
cuando el ser querido ha muerto, qué sentido tiene quedarse. Si uno quiere
acompañarlo, lo único que puede hacer es quitarse la vida” (pág.551)
“Si todos
nos creíamos el caso de los abusaditos, es porque muchos albergan entonces una
fantasía proyectiva que los vuelve todavía más mierdas.” (pág.565)
“De
pronto le vienen unas súbitas ganas de cagar. Y cuando se tiene que limpiar el
orto agarras el diario. Ése, con suerte, será el destino de todo lo que hicimos
y hacemos, nuestras canalladas espontáneas y nuestras redenciones tardías, la
memoria de nuestra presunta grandeza y la culpa enterrada en cada conciencia,
lo que quedará de nuestros desgarramientos en nombre de la pureza violada.”
(pág.566)
Acabo, la
obra es potente, seduce y conmueve por
la trama de humanidad que atraviesa la novela. Los hilos de las historias se
entremezclan, a través de uno de los hallazgos de la novela. Los Kennedy. Así
llamados porque son los que cortan los hilos de la Villa. Nada ni nadie se
mueve sin el visto bueno o malo de ellos. Ellos y ellas mandan. Cada uno
tiene como todos su propio infierno,
pero como dice en el texto:
“En alguna parte leí que la estrategia de sobrevivencia
en el infierno consiste en elegir a quien es menos infierno. Estrategia
oportunista, digo. Si hay que arder, que arda todo. Como decía aquel que citaba
a un poeta mientras incendiaba una ciudad: Dejemos hablar al viento. Que silbe
fuerte hasta convertir este lugar en una quema. Achicharrados, oliendo a
basura. Acaso merecemos un destino mejor, eh”. (pág.579)
Novela
negra, negrísima para describir en crudo una sociedad humana donde lo inhumano
se hace cotidianidad, y donde la virtud solo puede ser vista por el
microscopio.
“Lo que todos sabemos de todos, como es previsible,
siempre es más de lo que sabemos de nosotros mismos. (...) Yo no soy el que te
pensás. Yo no soy el que denunció al vecino a la Municipalidad por esa pared
ilegal. Yo no soy quien le dejó esa marca en la cara a la nena. Yo no soy el
que se mueve a tu cuñada. Yo no soy el que te envenenó al perro. (...) Yo no
soy el que se cojió a mi sobrinito. Yo no soy. Y nosotros sabemos que no somos
nosotros porque no sabemos nada de nosotros”. (pág.520)
divendres, 26 de desembre del 2014
Correr (running)
Este año
a modo de balance he descubierto que correr me da satisfacciones primarias. El
inicio fue de los más prosaico. En los controles médicos habituales me salieron altos
niveles de colesterol y los triglicéridos en sangre. Así que, manos a la obra
por gracia de las piernas. Correr. Además he descubierto que correr y escuchar
música aún puedo compaginarlo. ¡No es genial! El iPod nano que teníamos por
casa se ha convertido en un aliado indispensable. Me dice en una de sus
aplicaciones Fitness, casi todo lo que se puede necesitar para satisfacer mi
propio ego. ¡No soy perfecto!
Desde
hace cerca de seis meses he recorrido un largo camino. ¡Y no es una metáfora!
El proceso ha sido el propio en estos casos. Poco a poco. El primer circuito
–es una manera de hablar- tardaba casi cuarenta minutos para hacer cerca de
cinco kilómetros. Acababa cansado. Ahora, ya me parece poca cosa. He tenido la
oportunidad de ir a un encuentro con otros que tienen la misma afición. La
distancia era de 10 kilómetros. Si me llegan a decir que podría correr esa
distancia no lo hubiera creído, pero ahora, esa distancia es la que procuro
hacer en cada entreno.
El
próximo objetivo es la media maratón. ¡Si la media maratón! El reto es
relativamente asequible, pues, ya he recorrido la distancia de 18 km. Una parte
del recorrido lo hice en medio de una paisaje devastado por el viento dejando
un rastro de destrucción de cientos de árboles. El recorrido era como estar en
un parque temático de la destrucción.
Si puedo
correr 18 km, entonces, puede llegar a los 21 km de la media maratón. Estoy
persuadido para ir a correr el próximo 18 de enero en Terrassa la media
maratón. Veremos.
dijous, 25 de desembre del 2014
dimecres, 24 de desembre del 2014
dijous, 18 de desembre del 2014
diumenge, 14 de desembre del 2014
diumenge, 7 de desembre del 2014
dimarts, 18 de novembre del 2014
dimecres, 12 de novembre del 2014
dissabte, 8 de novembre del 2014
dimarts, 4 de novembre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (5.3)
La responsabilidad del porvenir
Innerarity cita a Birnbacher
para esbozar ese nuevo concepto de responsabilidad que “apunte a promover
una situación mejor –disposición positiva- y, anticipe las consecuencias de las
acciones”. Como se puede leer la concreción de las propuestas son vaporosas
en el mejor de los casos, porque al decir de Innerarity “el dilema de la
política consiste en cómo gobernar procesos que no son directamente gobernables”.
Se trata de reducir riesgos incontrolables que la dinámicas sociales llevan a
cabo debido a la lógica de la complejidad.
Procesos que deberían canalizarse a través de “la producción de
capital social, bajo la forma de saber compartido, estructuras de cooperación,
mediación e informalidad (...)”.
La realidad está lejos de estos
intentos de llevar a cabo una nueva responsabilidad en el marco de la
globalización. Hemos de pasar de una responsabilidad “ejecutiva” –etapa
sólida- a una “garantizadora o infraestructural”.
Innerarity parece empeñado en
hablar de la política pero no del Estado, pues, para él, “la retirada del
Estado de determinados ámbitos únicamente se justifica en orden al mejor
cumplimiento de sus responsabilidades de configuración”. No se trata de
evadir responsabilidades, que es lo que parece cuando el Estado se hace mínimo.
Llama la atención el liberalismo de Innerarity contraponiéndolo a Toni Judt en
su última obra “El món no se’n surt” (Algo va mal), donde plantea la
reivindicación de la socialdemocracia y su papel en el estado actual de puesta
en cuestión de sus logros.
dilluns, 3 de novembre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (5.2)
Responsabilidad y complejidad
En nuestro modelo de
responsabilidad de etapa sólida la responsabilidad se atiene a una dimensión
jurídica –penal, civil- y una dimensión moral que no pasa de ser un brindis al
sol. Si estos es así, Innerarity recomienda evitar “el reduccionismo causal
de la responsabilidad que se agota en la regulación de los daños directos como
la expansión ilimitada del principio de responsabilidad (...)”. ¿Cómo
crear, pues, este nuevo concepto de responsabilidad?
Innerarity de vale de N.Luhmann
– éste es otro de los referentes de Innerarity- y su concepto de “lógica de
la complejidad”. Una sociedad compleja supone “una realidad llena de
constricciones e interdependencias producidas por la diferenciación y el
encadenamiento de efectos sinergéticos”. Para que se entienda, si
contemplamos un estanque de agua y lanzamos una piedra, el resultado ya no
depende de nosotros, pues, se movilizan fuerzas que escapan a nuestro control,
sin embargo, somos responsables de nuestra acción y de los posibles resultados
no queridos por nosotros.
Para Innerarity no hay acciones
sino procesos sociales que escapan a nuestra voluntad e intención, pero que por
esa lógica de la complejidad, adquieren autonomía propia. Característica de
estos sistemas es “la incertidumbre cognitiva y la inseguridad normativa se
han convertidos por ello en propiedades de las sociedades contemporáneas”.
Esta incertidumbre cognitiva explica la necesidad de construir conceptos que
permitan entender dichos procesos para poder incidir en ellos. La inseguridad
normativa expresa la deficiente construcción de nuestros conceptos actuales
para hacer frente a esta “lógica de la complejidad”.
Innerarity utiliza un concepto
de rabiosa actualidad, imputación que se conecta a la idea de causalidad, para
indicarle una nueva dimensión que “no parta de las intenciones de los
autores sino de las consecuencias condicionadas por sus acciones”. Innerarity trata de conjugar liberalismo con
responsabilidad por eso puede afirmar que la “obligación de rendir cuentas
no se refiera únicamente a las consecuencias intencionales, previsibles y
cognoscibles sino también a los efectos no pretendidos, imprevisibles y
desconocidos (...), pero de los que cabe esperar asuman la responsabilidad de esas
consecuencias si median buenas razones”.
Así, pues, la responsabilidad
no puede quedarse en el ámbito individual, se requiere que incluya la dimensión
colectiva. ¿Cómo trasladar esa responsabilidad de lo individual a lo público?
Innerarity no se olvida, como hacen los neoliberales del papel del Estado. Éste
tiene que asumir un papel activo en la “puesta a disposición de
infraestructuras, en la gestión de riesgos colectivos, la disminución de la
incertidumbre y la generación de confianza colectiva mediante procedimientos de
supervisión y en posibilitar la construcción cooperativa del bien común.
¿Cómo se puede llevar a cabo semejante obra? Llevando a cabo “regulaciones,
acuerdos e intercambio de saberes”. En resumidas cuentas, la cuestión que
se plantea es ¿cómo construir desde la política una nueva responsabilidad
adecuada a los nuevos tiempos?
diumenge, 2 de novembre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (5.1)
¿Quién se hace cargo del
futuro? Una teoría de la responsabilidad
Si la realidad es proteica y no
se deja gobernar como en la etapa sólida (Z.Bauman), es necesario “un
nuevo concepto de responsabilidad”.
¿Un mundo fuera de control?
Seguimos anclados en la etapa
sólida, y por ello, exigimos responsables de todo cuanto acontece en nuestra
sociedad. Pero nuestros responsables, no parecen capaces de hacer frente a los
nuevos tiempos. Por eso, su incapacidad nos resulta tan irritante. Hay una
desincronización entre los nuevos tiempos líquidos (Z.Bauman) y las viejas
rutinas de la etapa sólida que la identificamos con el estado de bienestar.
Dice Innerarity que “la interconexión significa, por una parte, equilibrio y contención mutua, pero también alude al contagio, los efectos de cascada y la amplificación de los desastres” –por ejemplo, la crisis financiera-. A.Giddens –citado por Innerarity- utiliza la metáfora de un “mundo desbocado” para referirse a la globalización.
¿Por qué reaccionamos tarde a
las catástrofes? La respuesta que ofrece Innerarity es múltiple: antropológica,
nadie quiere jeremías que vaticinan el fin de los buenos tiempos; ideológica,
que en el plano del neoliberalismo afirma el dogma que los mercados no se equivocan
nunca. El resultado de esta mala combinación es la reluctancia de los gobiernos
a regular los mercados.
Si en el ámbito financiero, existe un aparato matemático para calcular lo incalculable –mercados de futuros, por ejemplo-, en cambio “no sabemos todavía detectar, gestionar y comunicar los riesgos globales” al decir de Innerarity.
La crisis financiera demuestra que la ingeniería financiera al servicio de la especulación es “más frágil que la globalización comercial” y pone de manifestó a su vez, la “dejación de responsabilidad por parte de los Estados, de los bancos centrales y las instituciones financieras mundiales”. La crisis exige algo más que buenos propósitos de aquellos que deberían haber velado por control de esos mercados. ¿Cómo exigir responsabilidades a los responsables? Innerarity apunta a dificultades de carácter sistémico para la responsabilidad, pues, existe una “mezcla de debilidad institucional y fatalismo que caracteriza a nuestros compromisos democráticos”.
dissabte, 1 de novembre del 2014
Semana corrupta
La realidad cotidiana se despliega sin conexión aparente con la realidad política. El PP sigue encharcado en casos de corrupción. Antiguos dioses del PP de Madrid están imputados y encarcelados provisionalmente por presuntos delitos de índole mercantil. Ética y política se han desconectado en la vida de cientos de cargos públicos.
En Cataluña, se sigue apostando por el 9N. Ahora el
gobierno central, después de hacer broma, se lo toma en serio y llama al Consejo de
Estado para derivarlo al TC. O el gobierno no acaba de ver claro lo que sucede
en Cataluña, o bien asistimos a un ejercicio de despropósitos descomunal.
Mientras las encuestas vaticinan –últimamente no
acaban de acertar- descalabros para los partidos mayoritarios en beneficios de
nuevos opciones como Podemos. Los expertos nos avisan que los ciudadanos
cabreados, sean del PP y del PSOE acabarán votando a estas nuevas opciones. La
verdad me sorprende esa facilidad de trasvase de voto. No me creo que un 30% de
votantes que eligió al PP en las últimas elecciones, se vaya ahora a Podemos.
La fidelidad de los votantes del PP es casi religiosa, y en el PP lo saben. En
cambio, el PSOE si tiene motivos para estar preocupados. Después de los aparentes
cambios cosméticos, una nueva cara, el mensaje que ofrece el PSOE es
irrelevante. Les falta credibilidad.
La realidad cotidiana nos dice que las familias
españolas se empobrecen, que la diferencia entre ricos y pobres se agudiza, y
que el panorama, lejos de mejorar parece ir a más, a pesar de los mensajes
triunfalistas del gobierno. El gobierno confunde interesadamente los datos
macroeconómicos, que sólo benefician a los grandes, y los datos microeconómicos,
que dejan a la intemperie a una buena parte de la sociedad. Es esta parte de la
población que irá a buscar opciones que le digan lo que quiere oír. Las
opciones demagógicas tienen un terreno fértil y abonado, gracias a la
corrupción y a una clase política que se autoperpetúa en nombre del bien común.
diumenge, 26 d’octubre del 2014
Golf para los ricos y pobres
La instalación deportiva, construida en 2008, costó dos millones de euros, de los que en torno a un 80% correspondieron a fondos FEDER. Tiene 12 hectáreas y 9 hoyos. Los fondos FEDER tienen por objetivo "reducir las diferencias que existen entre los niveles de desarrollo de las regiones europeas" y que "las regiones menos favorecidas se recuperen del retraso que sufren". (El País,23-10-2014)
divendres, 17 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.3)
Cuando en el diálogo social se
trazan plazos, éstos no pueden eternizarse, pues, corren el riesgo de resultar
inocuos y superfluos. Todos diálogo –social- supone resolver conflicto de
intereses, por ello, se requiere tomar decisiones, de lo contrario, el diálogo
deviene parodia.
La “escasez de tiempo”
supone en el ámbito de las decisiones que “no se pueden hacer pronósticos
fiables sobre el desarrollo futuro”. Los plazos breves, provocan
inevitablemente, nuevas decisiones que hacen más difícil su fiabilidad a medio
y largo plazo. Innerarity establece una tipología de las decisiones:
[a] “La planificación como
máxima racionalidad”.
[b] “El incrementalismo que
caracteriza los tipos de decisión de una racionalidad media” y los modos de
[c] “ Improvisación que se
ajustan al criterio de mínima racionalidad en situaciones de elevada
complejidad”.
[a]
Hablar de racionalidad, puede
parecer algo sencillo, pero no lo es. Tomar buenas decisiones requiere tiempo,
hay que analizar todas las opciones, sus posibles “contingencias”, “tratar
los objetivos como hipótesis” (Cohen/March, citados por Innerarity). Todo
este proceso se lleva mal con la premura de tiempo, y además se requiere una amplitud
de mirar que no es fácil de encontrar en nuestros días. Ésta conlleva “la
innovación y la creatividad de las decisiones”.
En los procedimientos deliberativos
se requiere “la participación de aquellos que, desde perspectivas diversas,
puede contribuir a la decisión” (Quinn, citado por Innerarity). La razón de
este proceso de participación de “expertos” es que dada la complejidad en la
que nos movemos “ningún actor dispone de la capacidad necesaria para hacerse
cargo de esa complejidad y la participación puede contribuir a reducirla
(...)”.
¿Cómo empieza una crisis como
la del 2008? A esta pregunta Innerarity responde con la necesidad de “sistemas
de advertencia temprana”. Supone anticiparse a lo irremediable, hay que
pasar de la conducta reactiva a una activa. “Se trata de prestar atención a
los comienzos”. Éstos siempre parecen inocuos, por eso hay que estar
atentos a las “señales débiles” (Anstoff, citado por Innerarity). El problema
es ¿cómo delimitar esas señales? Como la opción analizada, supone una
racionalidad ideal, hemos de contentarnos con la idea regulativa de lo que
debería ser el proceso de toma de decisiones con la máxima información y el mayor
tiempo posible, sabiendo que ambos parámetros están muy lejos de satisfacerse.
[b]
La banda ancha, por decirlo
así, de las decisiones, se denomina “incrementalismo”, es la
racionalidad del “ir tirando”, del “ensayo y error” (Collindrige, citado
por Innerarity), en un mundo complejo y cambiante. Como no se puede optar por
un máximo, al menos se aspira a un mínimo de racionalidad. Se trata de bajar de
lo global a lo local, el problema de esa estrategia es que se “omite la
interdependencia de los problemas”, creando a su vez nuevos problemas.
El incrementalismo supone ir
paso a paso en la “resolución de los problemas”. Una condición de este
proceso es la posibilidad de la “reversibilidad” (Scott, citado por
Innerarity). Supone que podemos volver a la casilla inicial, es decir, no
cerrarnos los caminos para desandar lo andando.
Este incrementalismo en el
orden social se expresa en “simplificar los procesos de negociación y acuerdo”.
Introduce dos conceptos del “bargaining” vs “”arguing”. Ambos extraídos de la
jerga anglosajona dedicada a analizar los problemas de toma de decisión en un
proceso de negociación multilateral. Se trata en “no empeñarse en transformar
las posiciones (bargaining) sino dejarlas intactas y proponerse un simple
equilibrio en los intereses (arguing)” (March/Simon, citados por Innerarity.
Estos procesos de negociación “apuestan más por el equilibrio que por la
transformación”.
La racionalidad “media” o
incrementalismo se enfrenta al futuro cuando este aparece y hay que tomar
decisiones. Sus decisiones son siempre reactivas, y tiende a postergar las
soluciones hacia el futuro. Sólo cuando ya no es posible su dilatación en el
tiempo se actúa. Así, “los problemas son gestionados, no solucionados en
sentido estricto” (Kirsch, citado por Innerarity). Las tomas de decisión en
este modelo tiende a incrementar las dificultades que se trasladan al futuro.
Sólo hay que pensar en la gestión medioambiental. Estas trasladando los costes
a las generaciones futuras.
[c]
La tercera opción es la
“racionalidad de la improvisación”. En ella la ausencia es la norma, de planes,
de cálculos, de objetivos, de medios, de consecuencias. Como dice Innerarity
“se trata de mantenerse en el juego”. Ante esta opción parecería que estamos
delante de una opción residual o marginal. Sin embargo, ante realidades
complejas, como las que estamos inmersos, este tipo de racionalidad ligada a la
toma de decisiones, se convierte en la única opción. No decidir, se convierte
en una decisión. A veces las decisiones son más simbólicas que efectivas, estoy
pensando en el decisión de Artur Mas y su propuesta de votación el 9-N.
Mediante estas decisiones tienen el efecto que se está actuando, aunque las
consecuencias sean simbólicas y no reales. Seguir en el juego, tiene la
virtualidad de poder actuar más adelante en un terreno más favorable que el
presente.
dijous, 16 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.2)
- Dimensiones
de la complejidad
Vivimos un entramado de
racionalidades que al entrecruzarse provocan desajustes irracionales. Por eso
es necesario saber en qué terreno nos movemos. Las sociedades actuales se
caracterizan por su complejidad, no darse cuenta de ello, es poner la primera
piedra de incomprensión de nuestro análisis de la realidad. Innerarity afirma
que esa complejidad “puede descomponerse en tres dimensiones: social,
cognitiva y temporal, lo que se traduce a su vez en complejidad de las
interdependencias, información incompleta y escasez de tiempo”.
Innerarity pasa revista a cada
una de las dimensiones mencionadas:
a) dimensión social: la
complejidad “procede de las interdependencias sociales”. Una decisión
siempre tiene consecuencias, la imagen de tirar una piedra en un estanque
produce onda de choque, que si se multiplican produce interacciones complejas.
La crisis del 2008 es un ejemplo en el orden económico de las interdependencias.
En toda interdependencia existe los siguientes ingredientes: “negociación,
influencia y observación”.
Las acciones locales pueden
tener consecuencias a escalas impredecible, que a su vez, quedan amplificadas
cuando las acciones tienen escala global. Estamos atadas los actores individuales,
sociales e institucionales a esta maraña de interacciones que como en el dilema
de los prisioneros requeriría los tres ingredientes de los que habla el autor
del artículo. Por ello, afirma una idea que es el eje de su reflexión en los
textos que han ido apareciendo en los últimos tiempos, esta idea es la
complejidad global requiere “instrumentos específicos todavía pendientes de
desarrollar”. Hay que decir que Innerarity es de los pocos que son
conscientes de esa necesidad. Sus análisis son una tentativa para desarrollar
“instrumentos” conceptuales para afrontar la complejidad.
b) dimensión cognitiva: la
complejidad en este orden, se sustancia como “información incompleta o
escasa”. Vivimos en un mundo lleno de informaciones. La paradoja se expresa
en saber que es relevante y que es lo superfluo. Se requieren criterios que
permitan centrarse en lo esencial, es decir, que tengan sentido.
c) dimensión temporal: Se
expresa como falta de tiempo. ¡ No tenemos todo el tiempo del mundo ¡ La
consecuencia es la aceleración. Lo instantáneo es enemigo del futuro. Como
consecuencia de la falta de tiempo se eleva a categoría fundamental la idea de
plazo. Sin embargo, “el plazo vencido no representa ninguna solución”,
si no se ha hecho nada al respecto. Esta idea debe fascinar a nuestro actual
presidente de gobierno. Dejar pasar el tiempo, para que los problemas de
disuelvan. ¡Es una opción!
Los diferentes subsistemas
–sociales, políticos, económicos-, tienen sus propios tiempos, se hace
necesario una sincronización –la palabra ha adquirido una hondura de la que
anteriormente carecía-, de todos estos subsistemas sino queremos un “abismo
de tiempo entre unos y otros” (Wresenthal, citado por Innerarity).
dimecres, 15 d’octubre del 2014
El futuro de las sociedades democráticas (4.1)
¿Cómo se decide el futuro? Una
teoría de la decisión
Innerarity constata que el
tiempo de las grandes decisiones ha acabado y estamos abocados a la toma de “decisiones
modestas” resultado de la incertidumbre en que vivimos. Se pregunta si “¿hay un
espacio de racionalidad política que no nos abandone a la arbitrariedad o al
azar evolutivo?”.
- La sociedad de la decisión
Si las sociedades sólidas se
ceñían a las tradiciones para resolver los problemas a los que se enfrentaban,
las sociedades modernas se centran en las decisiones. Tomar decisiones se ha
convertido en el pan nuestro de cada día. Incluso, “la no-decisión sólo es
posible como decisión” (Beck). ¿Qué
significa tomar decisiones? La toma de decisiones implica riesgo, es decir, en
la posibilidad de elegir de manera inadecuada, o sea, tomar una mala decisión.
Una consecuencia de la toma de
decisiones es que si hay muchas opciones se puede convertir en un problema que
conlleva a “la inseguridad, ambivalencia y desorientación”. En el polo
opuesto, este aumento de las opciones supone una “oportunidad de autonomía e
innovación”.
Una característica de las
sociedades democráticas supone un aumento del “ámbito de lo que se debe
decidir”. Sin embargo, esas tomas no son absolutas, pues, toda decisión
supone “un entramado en el que los actores políticos dependen a su vez de la
acción de otros muchos actores”. Es decir, existe interdependencias, que no
siempre son explicitadas.
Una elección supone siempre
tener opciones o cursos de acción, no se elige cuando nos enfrentamos a una
única opción, por eso es necesario “sondear el espectro de las alternativas”.
Elegir, supone, siempre un acto que rompe con la rutina. Pero la elección no
siempre es un alivio. Es necesario un cierto equilibrio entre las acciones que
elegimos y una cierta estabilidad –rutinas-. Una vida sin rutinas sería
imposible sobrevivir a ella. Innerarity constata la existencia de equilibrios
–muy precarios- entre la innovación y la estabilización de nuestras
instituciones. ¡ No podemos vivir en una perpetua orgía constituyente ¡
dijous, 9 d’octubre del 2014
Democracia vs democracia directa
Vamos a analizar el artículo de Daniel Innerarity que
aparece en la revista Claves de razón práctica, 236, Sept/Oct. 2014. El artículo
lleva por título Democracia sin política. En el subtítulo apunta al meollo de
la cuestión: ¿Por qué la democracia puede perjudicar seriamente a la
democracia?
El diagnóstico de Innerarity se suma a otros
politólogos que cuestionan, no tanto a la democracia, como a la política. La
política es entendida como “la posibilidad de convertir esa amalgama plural
de fuerzas en proyectos y transformaciones políticas, dar cauce y coherencia
política a esas expresiones populares y configurar el espacio público de calidad
donde todo ello se discuta, pondere y sintetice”. Una de las
características de Innerarity es su capacidad para ofrecer tríadas conceptual,
en vez de las clásicas oposiciones binarias. Esto supone enriquecer el debate,
y en estos tiempos de penuria intelectual
siempre es de agradecer.
El autor llama
la atención sobre un fenómeno social y político como son los movimientos
populares - Plataforma de Indignados, Podemos, PAH, etc.- que en su afán de
instaurar una democracia directa, acarrean efectos antipolíticos “cuando no
está integrado en una manera equilibrada de entender la política”.
Una ciudadanía intermitente.
La ciudadanía actual no quiere esperar cada cuatro
años para depositar su voto, quiere algo más. Por eso “el nuevo activismo es
individualista, puntual, orientado hacia cuestiones que se refieren a los
estilos de vida y crecientemente apolítico”. Hay algo así como una
disonancia entre activismo y apoliticismo, que es lo que detecta como
preocupación el articulista. Lo que Rosanvallon –uno de los nombres claves de
los análisis de Ininerarity-, denomina “contrademocracia”, es el
maridaje de ese nuevo activismo “apolítico” que se combina con los nuevos
avances tecnológicos de la comunicación. La característica de esa nueva
contrademocracia es “su carácter puntual y negativo”. Es a esta
caracterización lo que denomina apolítico, porque no se integra en una
estructura institucional ni tiene vocación de perduración en el tiempo.
Utiliza una feliz expresión para referirse a la
contrademocracia que se expresa en organizaciones como Change o Avaaz, el clicktivismo,
que permite ejercer acciones sociales a través de una adhesión a toda clase
de acciones de carácter social. Lo que echa en cara a este cliktivismo es la “falta
de construcción política e institucional de la democracia”. No basta, viene
a decir, tener buena conciencia, porque no vivimos en Útopía. Las buenas
intenciones está bien para lavarnos nuestra conciencia, para parecernos mejores
de lo que somos, pero eso no es hacer política. Reprocha a estos activistas que
el “estatus de indignado, critico o víctima no le convierte a uno en
políticamente infalible”.
La despolitización involuntaria
Al decir de
Innerarity “el gran desafío de las actuales sociedades democráticas
es no dejar tranquilos a sus representantes –a los que debe vigilar, criticar
y, en su caso, sustituir- sin destruir el espacio público ni despolitizarlo”.
¿Cómo hacer que ese espacio público sea consistente, si no creemos en nuestros
representantes?, ¿cómo construir una democracia participativa, sin destruir las
instituciones? Innerarity es crítico con la tenaza que supone el gobierno de
los expertos –tecnócratas- que se guían por el ideal de la eficacia, al precio
de destruir la cohesión social y el gobierno de corte populista, que sólo
cuenta el corto plazo y los sondeos.
La sociedad actual sueña –al menos los movimientos
sociales- con una “democracia directa y plebiscitaria que además sea
participativa y transparente”. Innerarity es muy crítico contra los
movimientos sociales que desearían hacer desaparecer el modelo representativo.
Según él, la representación “garantiza la pluralidad ”, frente a la
democracia directa, no dice asamblearia, pero ¿qué es sino la democracia
directa?. La representación permite que todos los intereses puedan ser
representados, porque las diferencias son respetadas.
Contra lo que podría parecer Innerarity lanza una
afirmación aparentemente contradictoria: “la democracia directa es atractiva
para el ciudadano pasivo”. La razón que da para esa afirmación es que “están poco interesados en exponer sus
opiniones e intereses frente a otros en el espacio público”. Lo que se
quiere son unanimidades que se pueden dar mediante los plebiscitos, donde el
elemento emotivo y pasión pone en marcha el debate político, pero se evapora
los debates deliberativos, que exigen no simplificar, si queremos que sirvan
para algo.
La transparencia se ha convertido en otro concepto
clave de estos nuevos tiempos. El concepto tiene se expresión original en
J.J.Rousseau., sin embargo, la transparencia supone en la actualidad que los
políticos nos ocultan realidades que si salieran a la luz, todos nuestros
problemas se disolverían como por arte de magia. La transparencia es una
metáfora que en el orden político acabaría por disolver el espacio público.
Supone en definitiva, que los problemas políticos son sencillos y evidentes y
por tanto, la política es innecesaria.
Una defensa de la democracia indirecta
Si hemos de creer a Innerarity la democracia
representativa “tiene dos enemigos: el mundo acelerado, la predominancia de
los mercados globalizados, por un lado, y la hybris –desmesura- de la
ciudadanía, por otro”. Curiosamente, el análisis se centra especialmente en
la hybris ciudadana y silencia los mercados globalizados.
En una “democracia sin política” ya no hay
ciudadanos, sino consumidores, de ahí que la “política es considerada desde
el punto de vista del cliente caprichosa, impaciente, exigente”. La
política cae en el abismo de lo inmediato. No hay un medio plazo ni mucho menos
a largo plazo. Todo lo queremos aquí y ahora, y ante esta realidad, la política
solo parece servir como el buzón de reclamaciones de unos clientes cada día más
cabreados. Sin embargo, las sociedades democráticas no pueden funcionar al
dictado de la inmediatez, requiere procesos deliberativos que necesitan diálogo
y consensos y esto supone demorarse en el tiempo. Los gobiernos representativos
necesitan distancia entre el inmediatismo que alguno sueñan –democracia directa
-, para poder tomar decisiones que no siempre pueden ser agradables. Concluye
Innerarity la necesidad de justificar esa distancia o “no tendremos
argumentos para oponernos al populismo plebiscitario, que cuenta, a derecha e
izquierda, con impecables –implacables- defensores”.
diumenge, 28 de setembre del 2014
De Príamo a Jordi Pujol
En el
artículo de J.A.Rivera, titulado El final de Príamo, aparecido en el último
número de la revista Claves de razón práctica, nº 236, septiembre/octubre de
2014, se hace referencia a un mecanismo sobre la condición humana que viene
como anillo al dedo sobre el denominado caso Pujol.
El
artículo tiene como telón de fondo el derecho a una muerte digna, como parte de
una “buena vida”. Para ello, se vale de Daniel Kahneman y su libro Pensar
rápido, pensar despacio. En él, aparece un mecanismo fundamental de la
percepción humana. Este mecanismo es el del “sesgo del pico final”.
Según este mecanismo “lo que suele importar más a los humanos es no es la suma
del dolor experimentado, sino el recuerdo de la experiencia. Y este recuerdo
suele quedar escorado si acontece un pico final de dolor en esa experiencia”.
Kahneman
apunta la existencia de dos yoes: el que experimenta y el que recuerda. En los
experimentos de Kahneman sobre la experiencias dolorosas, esta distinción entre
los diferentes tipos de yoes, “permiten predecir que el yo que recuerda tendrá
más peso en las decisiones futuras”. Establece una serie de ejemplos para
ilustrar esta afirmación. El divorcio, es un ejemplo paradigmático.
“Es este
balance del yo que recuerda es que hará que sea precisamente él quien se ponga
al timón para tomar decisiones futuras, sobre asuntos similares, basándose en
la contabilidad, distorsionada por los sesgos de su memoria, de las
experiencias pasadas”. Eso significa, no que no pueda apreciar lo que fue su
convivencia anterior, sino las consecuencias perjudiciales para él que su
reciente experiencia lo pone sobre aviso. Por ejemplo, no ser tan ingenuo, no
dar pistas de sus infidelidades, etc.
Si la
experiencia negativa del “pico final” distorsiona nuestra experiencia anterior,
actuaremos de manera irracional, es decir, no valoraremos lo que tiene de bueno
y malo, el saldo de lo bueno por culpa del “sesgo del pico final”. Si, por
insistir en el divorcio, hemos convivido con una mujer independiente, es
posible la experiencia traumática del divorcio, busquemos a una mujer menos
independiente, en virtud de la experiencia del divorcio. De esto se desprende
las consecuencias nefastas –irracionales- que pueden acarrearnos seguir a ese
yo que recuerda solo lo malo.
¿Es tan
esencial esta experiencia del sesgo del pico final? Aristóteles decía que “nadie
puede considerarse dichoso hasta que
muere” (EN, 1101 a 5). Si hiciéramos caso a esta sentencia, deberíamos valorar
la vida buena al final de nuestra vida y no como consecuencia de determinadas
acciones por importantes que hayan o pueden ser. La vida, como se dice, da
muchas vueltas. Es aquí donde aparecen las figuras de Príamo y Creso, yo
añadiría la Jordi Pujol. Como dice Kahneman: “ Por absurdo que pueda parecer, yo
soy el yo que recuerda, siendo el yo que experimenta, el yo que da contenido a
mi vida, un extraño (el subrayado es mío) para mí”.
Siguiendo
la lógica del sesgo del pico final, y suponiendo, que es mucho suponer, que ese
yo que recuerda, pueda trasladarse al yo colectivo, la figura del Jordi Pujol y
su autoinculpación permitiría comprender por qué no podrá tener una plaza o
calle o una escuela con su nombre.
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