diumenge, 12 de setembre del 2010

La importancia de llamarse Jones



Terry Jones ha logrado que su nombre aparezca en todos los medios de comunicación el mundo. ¿Quién es ese Jones? La respuesta es un freaky. Un personaje de una oscura iglesia inventada por él en nombre de Dios. En su cuartel general en del Centro Cristiano Fundamentalista de Gainesville (Florida)  anunció a sus 50 fieles que quemaría el Corán como desagravio ante lo ocurrido el 11-S de 2001. 

La iglesia de Jones  llamada "The Dove World Outreach Center" es un ejemplo de la libertad religiosa en EE.UU. Cualquier iluminado puede abrir un centro para adorar a dios. Se requieren fieles que paguen "religiosamente" las cuotas para su mantenimiento. Jones vivió en Colonia (Alemania) donde fundó una secta. Se le involucro en escándalos financieros y de otro tipo y acabó refugiándose otra vez en EE.UU.


La importancia de llamarse Jones es que este apellido va asociado a otro famoso iluminado llamado Jim Jones que el 17 de noviembre de 1978 llevó a la muerte a todos sus seguidores en Jonestown -la ciudad Jones- (Guayana) alrededor de 913 personas murieron en combinación con veneno y balas. Fue considerado primero como un suicidio colectivo, pero posteriormente las pruebas demostraron que se asesinó a muchos de ellos que no querían transitar al otro mundo por las buenas y acabaron por las malas.

Y ahora otro Jones vuelve a ser protagonista. Los medios de comunicación han amplificado hasta el paroxismo las ideas de Jones. Quemar coranes como biblias debería ser un asunto que no ocupase ningún espacio en los medios. Pero en pleno siglo XXI la religión ha ocupado un espacio que parecía fuera de lugar en el siglo XX. Los hechos del 11-S y la irrupción del fundamentalismo islámico de la mano de Al Qaeda (La Base) ha alterado el panorama. La religión ocupa un espacio cada vez más importante  en la identidad de los individuos y las sociedades. El "opio del pueblo" (K.Marx) goza de una salud envidiable. Las religiones ofrecen seguridades y dogmas. Y precisamente vivimos tiempos líquidos (sociedad global) (Z.Bauman) que se caracterizan por perfiles borrosos e inseguros. Fragilidad en todos los ordenes de la existencia. Y frente a este panorama la alternativa religiosa es una opción.



Otra cuestión diferente es si en nuestras sociedades laicas pueden criticarse a las religiones ya sean haciendo caricaturas de Mahoma o quemando libros sagrados para aquellos que no los consideran como tales. En las sociedades democráticas debe garantizarse que las caricaturas sean defendidas de los ataques de fanáticos.  Dice poco de una religión que se siente amenazada porque se ataque a uno de sus símbolos. Siempre se puede llamar a los fieles para rezar por el alma de los insensatos que queman biblias o coranes. El problema es que esos fieles en vez de rezar pretendan acabar con la vida de aquellos que no creen. La historia de las religiones va llena de persecuciones, excomuniones y muertes de aquellos que no creen en dios.