dissabte, 28 de maig del 2011

La caída de la literatura

Intentar hacer una reseña de “La caída de los gigantes” de Kent Follet parece demasiado para mí. Por eso me limitaré a explicar lo que me parece más significativo de una obra que nos ha dicho el mismo autor que es la primera parte de una trilogía.

La trama –muy sintéticamente- es la siguiente: La historia empieza simultáneamente con la coronación del rey Jorge V el 22 de junio de 1911. La familia Williams, la familia Fitzherbert, la familia Von Ulrich, familia Peshkov, Gus Dewar, Josef Vyalov, estas familias y personajes serán descritos por Follet de una manera que interesa la historia y sus peripecias, pero que le falta hondura y profundidad. Las descripciones que hace de los personajes femeninos resulta chocante. Todas ellas son bellezas forjadas por la naturaleza. Las historias de estas familias se irán tejiendo con enfrentamientos en el interior y exterior de esas familias.




En el libro aparecen dosis de historia, de modas y maneras de hacer a principios del siglo XX. El lenguaje que utiliza pretende reflejar la alta aristocracia de los Fiztherbert a un lenguaje más popular de los Williams o los Peshkov. Pero el resultado no parece demasiado conseguido. Repito, las historias se dejan leer. Lo que cuenta lo explica en 1017 páginas (ed.Círculo de Lectores), pero podría haberse ahorrado ochocientos y no hubiera pasado nada. No debe ser fácil escribir una novela que pretende ser naturalista, pero que no pasa de ser un gigantesco folletín. Hay amores y desamores, matrimoniales y extramatrimoniales. Hay guerra. Una parte importante del libro no describe la Primera Guerra Mundial. Describe el campo de batalla. Pero el resultado no emociona. Le falta intensidad y pasión.


De la misma manera que asistimos al desarrollo de la Primera Guerra Mundial, también somos partícipes de la revolución rusa. Describe los acontecimientos de tal manera que tiene uno la impresión de una descripción valorativa. Hay escenas dramáticas, pero en general hay más folletín que drama.


Follet nos cuenta el ascenso de una nueva clase que desde la servidumbre, Ethel Williams, acaba en el Parlamento de Westminster como diputada en la Cámara de los Comunes. Esta historia expresa las transformaciones que supuso el final de la Primera Guerra con el advenimiento de la clase trabajadora a un nuevo estatus debido a las transformaciones del laborismo inglés. Mineros que se juegan la vida en minas de carbón para alimentar al Imperio, una aristocracia que cree que están ahí por la gracia de Dios. Conflictos que aparecen larvados, o que salen a la luz, huelga minera. Como ese ejército de clases subalternas es llevada a la guerra para regar con sangre los ideales de unas élites caducas.
Esto aparece en la novela pero de manera excesivamente superficial.


Hay amores prohibidos, Ethel y Fitz; Maud y Walter. Hay más parejas. Diferencias de clase de religión, de países. Adulterio e hijos ilegítimos. Es decir, los ingredientes necesarios para que el folletín tenga salida. La novela se deja leer, pero después de tantas páginas te entra una sensación de vacío. Supongo que los editores deben pensar que ese vacío se llenará con las nuevas entregas.

dimarts, 17 de maig del 2011

Desconcierto

En el plano internacional la detención de Dominique Strauss-Kahn número uno del FMI por un escándalo sexual en NY ha llenado las primeras páginas en los periódicos. El asunto es escabroso en la medida que hay una acusación de intento de violación a una trabajadora del hotel donde se hospedaba el ahora detenido. Veremos como acaba este asunto.

“Los israelíes celebraron la semana pasada los 63 años de su Estado. Los palestinos conmemoraron ayer los 63 años de la tragedia, nakba en árabe, que condenó al exilio a la mayoría de ellos. Fue una jornada muy violenta. Miles de refugiados palestinos protestaron en las fronteras de Israel con Líbano y Siria y decenas de ellos penetraron en el Golán. En Gaza y Cisjordania también hubo graves disturbios. Al menos diez palestinos murieron por disparos del Ejército israelí.” Así, inicia la crónica Enric González, corresponsal en Jerusalén de El País.

Israel puede hacer tranquilamente lo que otras dictaduras hacen para escándalo de la comunidad internacional. Siria, Libia, Yemen, allí los gobiernos despóticos matan a sus ciudadanos en las protestas para pedir democracia. La comunidad internacional se otorga el derecho de inmiscuirse en Libia -país débil- a través de una resolución de la ONU. Siria va por el mismo camino. Sin embargo, Israel es un Estado secuestrado por grupos teocráticos radicales que utilizan a un ejército para matar indiscriminadamente a los ciudadanos palestinos que están sometidos en los territorios ocupados por Israel y que reiteradamente la ONU ha pedido en diferentes resoluciones que acabe con la ocupación y su actuación criminal.


¿Por qué esos dobles raseros de la comunidad internacional? Libia y Siria son dictaduras, pero ¿Israel no es una dictadura que ejerce desde 1967 en los territorios ocupados? Miles de muertos ha causado el ejército israelí en los territorios ocupados. Despojados de todo, tienen que mal vivir en condiciones extraordinariamente muy precarias. La comunidad internacional siempre ha dejado hacer. La excusa del terrorismo le ha servido como coartada para sus desmanes. Los propios palestinos con sus luchas intestinas no han mejorado para nada las condiciones de vida de sus habitantes. Hamas tuvo en Israel a un entusiasta colaborador para desestabilizar a la OLP. Hay que recordar la matanza israelí en Gaza desde el 27 de diciembre hasta el 18 de enero de 2009. Este episodio que costo cientos de muertos y demasiados niños no suscito graves quebrantos para Israel que justifico esos ataques indiscriminado como respuesta a los ataques de Hamas en su territorio. Los gobernantes israelí se han hecho acreedores para que el TIP pueda emprender contra ellos causa por su conducta criminal. ¡No puede haber criminales –Gadafi, Ashad, etc.,- que queden impunes, pero los gobiernos de Israel que han participado en atrocidades contra la población civil, tampoco pueden salir impunes! ¿O sí?


dissabte, 7 de maig del 2011

TPI 0 EE.UU 1


En Libia las cosas están cada vez más favorables para que Gadafi pueda seguir gobernando. La comunidad internacional hace aguas y se desentiende de lo que pasa. La ONU debería hacer algo pero su propia dinámica la hace inútil. ¿Qué pensarán los que luchaban en Misrata? El asesinato selectivo de Bind Laden ha eclipsado cualquier otra cosa. Y ya sabemos que los medios de comunicación no pueden estar en dos sitios a la vez.



EE.UU se niega a reconocer la jurisdicción de la Corte (Tribunal) Penal  Internacional , y por eso ha elegido una táctica que lleva décadas practicando Israel, el asesinato selectivo, dice poco sobre el funcionamiento de las relaciones internacionales. Los estados se reservan todos los mecanismos para demostrar su soberanía. En el orden económico, los estados ya no son lo que eran, y ahora no pasan de ser literalmente mercados –plazas- donde se compra y se vende de todo. En el orden político, en virtud de ese orden económico global, tienen como único resorte, la retórica de la soberanía. La única manera de saltarse todas las barreras es que se te considere muy peligroso. Israel es el caso paradigmático. La comunidad internacional sabe que Israel puede hacer lo que quiera con Palestina y si es necesario en aguas internacionales para bombardear aldeas, pueblos, y en su caso barcos. Amén, naturalmente, de incursiones selectivas para asesinar a supuestos – reales o imaginarios- terroristas. EE.UU ha optado por una táctica similar. La operación no debía ser nada fácil.

¡Casi 10 años ha tardado la inteligencia americana en dar con su enemigo público número uno. Es cierto que durante un tiempo se le busco intensamente en las montañas de Afganistán. La tarea fue ardua, pues, se utilizo todos los medios para conseguir el objetivo de la anterior Administración americana que era detener o matar al cerebro del 11-S. Sin embargo, ese objetivo se fue disolviendo en la medida que Bind Laden se hizo invisible. Hoy podemos conjeturar que la inteligencia pakistaní –unos de los tres poderes facticos de Pakistán, los otros dos son el ejercito y el gobierno- debió de ayudar a instalarlo en la ciudad de Abbottabad donde vivía tranquilamente desde hace tiempo.

La inteligencia americana ha demostrado estar en manos incompetentes. ¿No tenían otras fuentes en Pakistán que las que le suministraban los servicios secretos, que a su vez escondían a quienes debían descubrirlo? ¿Cómo es posible que no contarán con agentes infiltrados en dichos servicios? Es en el mandato de B.Obama cuando se ha producido el milagro de descubrir donde vivía Bin Laden.


La operación ha resultado un éxito desde la perspectiva de los interés de Obama. Los SEAL asaltan la vivienda-bunker y en la refriega matan a Bin Laden y lo trasladan a lugar seguro. La operación dura 40’ y desde la Casa Blanca pueden ver en directo el asalto, el tiroteo y la muerte de “Gerónimo”. Son malos tiempos para el tiquismiquis legalista. Bin Laden no era precisamente un defensor de los derechos humanos, los atentados del 11-S fueron un claro exponente de su fanatismo deletéreo. Así que ¿por qué andarse con paños calientes? Hay que pensar que Pakistán ha sido fiel escudero de los interés americanos. Pero también que jugaban con otras barajas. Los pastún –etnia mayoritaria en Afganistán- tienen fuertes lazos con Pakistán, y sus servicios secretos querían estar a bien con estos vecinos levantiscos. Si hubiese sido posible su captura, tendrían que haberlo llevarlo a EE.UU y juzgarlo. Un juicio donde saldría a relucir su antigua conexión con la CIA en los buenos tiempos donde “las fuerzas de la libertad (talibanes)” afganas luchaban contra el ejército rojo y su invasión en Afganistán durante una década (1979-1989). Eso hubiese sido bastante enojoso. Además en el proceso del supuesto juicio, el peligro que Al Qaeda hubiese atentado y secuestrado a ciudadanos norteamericanos u occidentales hubiese sido muy probable. La revolución del norte de África ha demostrado que Al Qaeda está fuera de juego, pues, los ciudadanos piden democracia y justicia, no fanatismo y muerte. Una escenificación del juicio hubiese dado oxigeno a unos terroristas que no tienen ninguna influencia en estos movimientos sociales de Túnez, Egipto, Yemen, Libia, Siria, etc.

Muerto Bin Laden, se abren nuevos interrogantes. Descartada la legalidad en aras de la capacidad expeditiva que hace palidecer cualquier otra consideración, lo que queda es un fondo difuso. No tenemos mecanismos globales para hacer frente a estas eventualidades. Cada país puede en base a su capacidad militar imponer lo que crea conveniente esgrimiendo su seguridad nacional. Es una coartada perfecta, mientras tengas la suficiente fuerza para respaldarla. Y esto es lo que ha optado EE.UU.