dimecres, 4 d’abril del 2012

100 días (III)


Los presupuestos para el 2012 están dejando un rastro de destrucción en el Estado del bienestar. Entre las partidas que se prescinden de manera drástica –no se miran las implicaciones- está la educación preescolar. Amén de recortes en becas y cooperación con las Comunidades Autónomas. La secretaria de estado de Educación ha dicho respecto a la educación preescolar que se trata de una “educación asistencial”, es decir, los profesionales de la preescolar ya saben a lo que se dedican. No hacen educación. No se construirán nuevas escuelas preescolares. Buena parte de estos servicios son municipales. Con estas medidas lo que se hace es imposibilitar a los Ayuntamientos la posibilidad de ofrecer este servicio fundamental y además se desmantela la red pública.






El Estado del bienestar manejado por la derecha quiere que las madres y padres en paro, así como todos los abuelos pensionistas se dediquen a los nietos. Eso es lo que entienden por “educación asistencial”. La compaginación entre vida laboral y familiar queda integrada en este nuevo invento que consiste en que los que se puedan gastar el dinero podrán llevar a sus hijos a las colegios de preescolar (0-3 años). Dice el secretaria de Estado de educación que total para lo que hacen los niños/as, mejor que los tengan en sus casas. Los ricos si podrán permitírselo, mientras que la gente con dificultades económicas que son actualmente legión, tendrán que escoger entre trabajar para pagar la guardería o quedarse en casa y ahorrársela.

El mensaje está claro, las mujeres españolas tendrían que ir pensando que en tiempos de crisis quien tiene que trabajar son los hombres. Por eso iniciativas como la propuesta por Educación – las palabras las carga el diablo-, de reducir las escuelas infantiles son un modelo para la exaltación de la “nueva mujer española” que no sólo cumple resistiendo al aborto, sino que además de ama de casa también podrá ejercer de maestra de sus propios hijos. ¡Nadie puede dar más por menos!


dimarts, 3 d’abril del 2012

100 días (II)

Cien días de tregua es la temporalidad que se da a los gobiernos entrantes para empezar a ver que quieren hacer. El gobierno del Rajoy ha tratado de ocultarnos sus intenciones. Hemos tenido que esperar a las autonómicas andaluzas –triunfo pírrico de J.Arenas- para saber inmediatamente los recortes generalizados en todos los Departamentos. Sabemos que el ejecutivo tiene como prioridad no a los ciudadanos, sino la financiación de la deuda. Vivimos y trabajamos para los bancos. ¡Alto. Algunos ni siquiera tendrán que pagar lo que muchos estamos pagando!



Se recorta en todo, porque la situación, nos dicen, es desesperada, mientras si inmutarse regalan a los delincuentes de cuello blanco una amnistía fiscal. Piensa regalar el 90% de la recaudación a los defraudadores. Una vez más si que hay lucha de clases. Unos pagan –las clases que nos controlan con los rendimientos del trabajo- y otros, pueden evadir la fiscalidad a través de múltiples canales. ¡Qué no nos vengan con los mantras de siempre!

Cien días y las cosas se han puesto insoportables. ¡Y lo que nos queda! La crisis afecta a todos los países, pero el ritmo de destrucción del Estado del bienestar es muy diverso. Repito, todo este esfuerzo –inútil- de recorte es simplemente para decirle a los mercados que somos sumisos y confiables. En vez de reunirse nuestros gobernantes y establecer un ritmo acorde con las necesidades de cada sociedad, ¿por qué esa prisa en reducir el déficit? Si el BCE puede “regalar” un billón de euros a la banca, ¿por qué no invertirlo directamente en reactivar la economía? ¿por qué no nacionalizar la banca que está es situación de riesgo?. Por cierto, ¿cuándo dimitirá el gobernador del BE?

Reforma laboral ha sido la estrella del gobierno de Rajoy. En plena recesión, con los niveles de desempleo más altos de la OCDE, sin perspectivas de reactivación económica debido a la falta de inversión, producto a su vez, de la absoluta opacidad de los bancos a otorgar créditos, el gobierno ha creído que con la Reforma laboral Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. Las posibilidades para agravar la situación de precariedad se hacen más profundas. Incluso, en el ámbito público hay medidas para la precariedad. Se habla de empresariado de manera ambivalente. Invertir en proyectos empresariales resulta cada vez más difícil. Los márgenes de benefici0 son pequeños, y probablemente, resulta más rentable el juego especulativo. Así que ciertamente, el gobierno de turno, cualquier gobierno, debería facilitar las posibilidades administrativas para poner en marcha proyectos. Los bancos deberían prestar dinero, el problema es que no quieren prestarlo, sale más a cuento comprar dinero al 1% del BCE y comprar Letras del Tesoro a un interés mucho más alto. El beneficio es seguro y no hay que hacer nada. Mientras no se les obligue a los bancos a realizar su cometido, es decir, dar prestamos, el problema de la reactivación va para largo.


 
Los empresarios tienen una dimensión social, lo quieren o no. No vale simplemente el beneficio puro y duro. Para eso están los fondos de inversión. Pero si se quiere crear una empresa, aparece inmediatamente la otra cara de la moneda: los trabajadores. Sin trabajadores tampoco puede haber empresas. Si las condiciones de trabajo son cada vez más precarias, si el futuro mediato está en entredicho, ¿de qué sirve toda esa palabrería del management? La propia dinámica del modelo del mercado laboral tiende de forma perversa a hacer circular a los trabajadores. Si no se crean bases de confianza, si cada uno cree que el otro actúa de mala fe, la relación se hace insoportable. No vivimos en China. Tal vez algunos empresarios les gustaríamos que todos cobrásemos como los chinos -250 € al mes-.Pero en España eso no es posible. No tenemos los salarios más altos de Europa. Es verdad siempre hay otros más desesperados que nosotros. Polonia, Rumania, Hungría, Eslovaquia son lugares atractivos para invertir. ¿Qué pasa entonces aquí?

El gobierno quiere abaratar los despidos. Lo que hace falta no son despidos, sino contrataciones. Pero nuestra estructura productiva está completamente desequilibrada. ¡Adiós al ladrillo y hola al infierno! Nuestra industria turística está en la cuerda floja. Sin perspectivas de futuro, navegamos a la deriva. Con la reforma se pretende que los marineros se lancen al agua para tapar los agujeros del casco de la nave. Mientras los “oficiales” seguirán en sus puestos.

La reforma no producirá empleos porque el BOE no lo hace. Pero el BOE podría hacer cosas que los gobiernos si pueden. Dar explicaciones sobre nuestra situación, explicar porque es tan urgente reducir el déficit cuando se podría hacer gradualmente; concertarse con los demás países para establecer medidas contra el blanqueo de capitales. Parar inversiones –AVE- que no sirven para nada, excepto para recoger votos. Establecer armonizaciones fiscales en todos los países de la zona euro. Establecer programas de actuación a medio y largo plazo para reestructurar nuestro sistema productivo. Promover una reforma educativa consensuada para que se pueda aplicar en la próxima década. Invertir en I+D. Los gobiernos no pueden decirnos que todo lo que tiene que ver con el bienestar de los ciudadanos pasa a segundo plano para darle a los bancos lo que previamente han evaporado. Se requiere un mensaje de futuro y de esperanza, pero desgraciadamente, nuestros gobernantes han entrado en una espiral de pánico y nos están contagiando. Los únicos que no pierden “oportunidades” son los mercados. Tienen a su favor el miedo de los gobiernos y por extensión de la ciudadanía.

dilluns, 2 d’abril del 2012

100 días (I)


El gobierno acaba de cumplir 100 días en el cargo. El tiempo pasa volando, y el gobierno acumula decepciones. El cambio, el eslogan del PSOE se hace del PP sin el menor asomo de duda. El cambio de gobierno nos hace ver los límites de los gobernantes. Se dice que el PSOE y el PP son lo mismo. No es verdad. Se aparecen mucho, ambos tienen dimensión imperial. Más allá de la retórica, ambos son centralistas. Les cuesta creer que Cataluña y Euskadi quieran algo más que autonomía. Las medidas del PP son según ellos, las únicas medidas que se pueden tomar en tiempos de crisis. Esa es la retórica de la ideología popular. Wert y Gallardón nos amenizan con exabruptos ideológicos de gran calado. El primero para indicarnos que la enseñanza sólo valen los valores que ellos consideran adecuados. Nada menos que una materia residual como “Ética para la ciudadanía” que se da en tercero de la ESO, ha sido uno de los blancos de ataque del PP y sus medios de comunicación afines. Al parecer en esa materia los profesores que la daban intentaban “lavar el cerebro” a esos pobres jóvenes que se veían inmediatamente influidos por la verborrea del profesor. El Sr. Wert al parecer no tiene ni idea de lo que son esas clases. Al Sr. Wert lo han asesorado estupendamente los servicios ideológicos de la derecha que mezcla alegremente la moral cristiana con los valores más conservadores de la sociedad española.



No insistiré en derroche de mala fe de los medios afines de la derecha más extrema sobre una materia como la que se ha hecho escarnio. Los valores democráticos son vistos por esos “luchadores por la libertad” -¡cuánto les gusta esa imagen!- como peligros inminentes de desintegración de los valores de la derecha más extrema. En él preámbulo de la materia se inicia con la siguiente declaración: La Unión Europea incluye como objetivo de los sistemas educativos velar por que se promueva realmente, entre la comunidad escolar, el aprendizaje de los valores democráticos y de la participación democrática con el fin de preparar a las personas para la ciudadanía activa, en sintonía con la Recomendación (2002)12 del Consejo de Ministros del Consejo de Europa. Por otra parte, la Constitución española en su artículo 1.1 se refiere a los valores en que se debe sustentar la convivencia social que son la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político y, en el artículo 14, establece la igualdad de todos ante la ley y rechaza cualquier discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.(Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria)

Mientras que la extrema derecha, en España se ha incluido –iba a decir que afortunadamente- en el PP, la materia ha sido desde el principio objeto de recurso, el PP ha conseguido la utilización de la vía judicial cuando en el Parlamento – estatal u autonómico- ha perdido en las votaciones, recurrirlo a través de las instancia jurídicas. Dicha utilización es un fraude de ley. Ahora, con el cambio de gobierno, adiós a la “Ética para la Ciudadanía”. El episcopado español está de enhorabuena, sus súplicas han sido atendidas. ¡Suerte que vivimos en un Estado aconfesional!



El otro ministro más llamativo es Ruiz Gallardo. Desde su atalaya en la Alcaldía de Madrid ha sido la cara “amable” de la derecha. Error. Desde que ha sido nombrado para ministro de Justicia, su actividad se ha desplegado para abortar el aborto. Al Sr. Gallardón no le gusta la actual Ley sobre dicho tema. ¿Qué quiere? En sus declaraciones destila “superioridad moral” sobre la necesidad de tutelar a las mujeres. Eliminar la ley de plazos es el objetivo, así los explica el artículo de Gabriela Cañas “Aborto, no” que aparece en El País (2/4/2012). Suscribo las ideas que la articulista subraya. Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.En definitiva, el TC ha dictaminado que la interrupción del embarazo es plenamente constitucional. El problema es que el Sr. Gallardón y todos aquellos que suspiran por los valores confesionales, pretenden retrotraernos a épocas pasadas. ¿Acaso tiene sentido, pensar, que desaparezca las leyes que despenalizan el aborto? ¿Alguien se acuerda cuando muchas mujeres españolas tenían que cruzar la frontera para abortar? Según Gallardón, quien aborta es porque se le obliga, como dice hay una “presión estructural” que les convierte en abortistas irredentas. Gallardón es la punta del iceberg confesional que intenta, siempre que puede, imponer a los demás sus propios valores. ¡Nadie está obligado a interrumpir el embarazo! Sin embargo, quien por las causas que cada mujer determine como necesarias tiene la facultad de decidir si lo interrumpe o no. Esta libertad es la que querrían eliminar la derecha moral.