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divendres, 5 de gener del 2018

Reseñas: L’ombra de l’enunc

Reseña:
Jaume Cabré, L’ombra de l’enunc (1996). Labutxaca. Barcelona, 2015.

Explicar la vida de nosotros mismos y los nuestros parecería una hazaña fácil de llevar a cabo. Pero la vida, no siempre se deja explicar con la facilidad que nos gustaría. ¿Puedo explicarlo todo? ¿No debemos dejar nada en la memoria? ¿Hemos de exhibirnos sin pudor? ¿Hay límites en la narración?

Miquel Gensena, el protagonista de la obra, explica en su antigua casa, hoy reconvertida en restaurante de moda, las confidencias a su amiga Júlia, a propósito de su antiguo amigo Bolos, fallecido recientemente. 

La historia de la familia de los Gensana, le permite a Cabré hacer un retrato de una familia desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Historia y ficción se dan la mano para entender y entendernos a nosotros mismos. La obra se despliega como una partitura, la música vuelve a ocupar un lugar preferente en esta historia de amores, celos, sacrificios, secretos, chantajes, violencia, dolor y muerte. La casa Gensana es la caja de resonancia de la sociedad catalana. Las virtudes y defectos de una sociedad (macrocosmos) que se resume en una casa (microcosmos) que reúne a diferentes generaciones.



La relación amorosa entre Teresa y Miquel, es una de las perlas de la obra. Sus relaciones tempestuosas, sus personalidades, sus quehaceres, su química, la pasión compartida por la música, la aparición de Armand, siempre difícil de llevar, es uno de los alicientes de la obra.

A destacar la oposición al franquismo, de los personajes de Miquel y Bolos. La lucha armada, la clandestinidad, la reconversión de Bolos, el desencanto de Miquel. Los secretos familiares se deben a la mano de su tío Miquel que ha recopilado toda la historia familiar. El título de obra tiene que ver con lo que George Steiner afirmo sobre la creación artística:

“-Quan mira enrere, el crític veu l’ombra d’un enuc.
-Eh?
-Qui voldria ser crític si pogués ser escriptor?” (pàg.385)

Una obra escrita con precisión, con un dominio de la escritura y el ritmo narrativo que vuelve a poner en primer plano el magisterio del escritor en lengua catalana más importante de la actualidad.

dimarts, 26 de desembre del 2017

Reseñas: Como la sombra que se va


Antonio Muñoz Molina, Como la sombra que se va. Ed.Seix Barral, Barcelona, 2014.

Tengo una hoja en blanco y, como  no soy Muñoz Molina, no podré nunca escribir “Como la sombra que se va”. ¿Qué hace que un lector se convierta en escritor? Las páginas de este libro indagan sobre el papel de la creatividad literaria. La dificultad de explicar historias. ¿Cómo construir un hilo narrativo? 

Desgraciadamente, la lectura del libro sólo sirve para Muñoz Molina, que nos explica su proceso literario. No es un libro de autoayuda para el escritor en ciernes. A lo largo de la novela explica cómo vivió y sintió en Lisboa la construcción de dos obras literarias. Pasado y presente se dan la mano. Hay un hilo conductor, el propio escritor. 



Sin embargo, la novela trata, además del misterio de la creación literaria, de una historia real y  a la vez inventada. James Earl Ray el asesino de Martin Luther King, paso diez días deambulando por Lisboa en busca de un paraíso perdido. 

Recrear con la imaginación las vivencias de Ramon George Sneyd con pasaporte canadiense, su estancia en Lisboa, requiere de maestría e imaginación. Lo inverosímil, el escritor no es Ramon George Sneyd, se hace creíble, gracias a la magia de la literatura. A través de la lectura de los expedientes policiales –entrevistas a testigos, objetos encontrados en los registros, el testimonio de Sneyd-, Muñoz Molina reelabora la estancia en una ciudad desconocida -Lisboa- del autor del magnicidio ocurrido en Memphis.



Las últimas ciento veinte páginas son soberbias. La historia cambia en un segundo. Un disparo desde  la habitación 5B de la calle South Main Street, en una casa de huéspedes, llega como una exhalación a la puerta del 306 del Lorraine Motel. Las páginas dedicadas al segundo de vida que le quedan a King, son excepcionales. La política americana ha tenido la mala costumbre de matar a sus presidentes y políticos a tiro limpio. La historia del King, y su reivindicación por los derechos civiles, son una página de la historia que debería ser de obligada lectura –algunos dirán que estoy adoctrinando-. Que en EE.UU desde el 2009 al 2017, su Presidente fuera Barack Obama, significa que tal vez, King no murió en balde.

divendres, 1 de desembre del 2017

Reseñas: Isabel Allende y Jaume Cabré

Isabel Allende, Más allá del invierno, Ed. Círculo de Lectores, 2017 

La nueva novela de Isabel Allende, confirma la sospecha que sus libros son de encargo. Nada que decir al respecto. Son libros que se dejan leer. Allende es una formidable escritora, y lo que viene haciendo desde hace un tiempo, debe ser relativamente fácil para ella. Su historia es inverosímil, pero como decía se deja leer. La narración va de menos a más, lo que no es poco.




Casi como en una obra de teatro, tres personajes rememoran sus vidas, cada una de ellas, llenas de contradicciones. Lo más interesante de la novela es precisamente la historia de sus vidas, marcadas por el dolor y la muerte. Con mucho, lo mejor de la novela. El nudo o desenlace es donde está lo inverosímil.

Reseña:

Jaume Cabré, La teranyina, Col. A tot vent, 207, Ed. Proa, 1984


El libro es una combinación de elementos que de la mano de Jaume Cabré, se convierte en una obra excelente. En el trasfondo de la industrialización, de la Semana trágica, de las luchas obreras, y las ambiciones desmedidas de los personajes centrales, se construye esta “teranyina” –telaraña-, dónde los de siempre acaban en el pozo del olvido. La caracterización de los personajes, los Rigau, son como uno podía imaginarse a los burgueses de la época. Sus ambiciones, sus juegos siniestros, sus traiciones, son descritas con mano firme. 



La novela se lee como una novela policiaca. Pero es mucho más. Su desenlace si es verosímil. Uno puede fácilmente imaginar que siempre pagan los de siempre. El chivo expiatorio que cumple su función sin ser consciente del papel que le han asignado. En este libro se proyecta la sombra de Cabré, como el escritor más formidable de su generación.

diumenge, 1 de març del 2015

Reseña: Plata quemada

Quisiera reseñar el libro de Ricardo Piglia, Plata quemada (1997), col. Contem-poránea, ed. Debolsillo, Barcelona, 2013. En la contraportada del libro se dice escuetamente el asunto, pero se le escapa el lenguaje de la narración.

Estamos delante de una novela negra, negrísima. Un atraco preparado desde diferentes estamentos en los que unos utilizan a otros para sus propios intereses. Sin embargo, los personajes que aparecen determinan lo que  va a suceder. Lo que acontece es un drama donde la violencia se hace dueña de la acción. No es una violencia gratuita. Ricardo Piglia no se deja arrastrar por ella. La utiliza como un instrumento necesario de un grupo de forajidos sin alma, porque previamente se les a desalmado en los reformatorios, en las cárceles y con el trato con la policía.

La historia se sitúa en San Fernándo, provincia de Buenos Aires en 1965. Los actores del drama son: El Nene Brignone, Dorda, El Gaucho Rubio, Malito, el cerebro; el Cuervo Mereles, y la némesis de todos ellos el comisario Silva. Hay otros personajes, pero los nombrados son los actores de la tragedia.




Robo de un furgón con las nóminas, matar a los ocupantes del furgón, darse a la fuga. Esconderse, e iniciar la caza a los delincuentes. Un reguero de muerte, odio y andrenalina surcan las calles donde se ha cometido el robo. La huida supone salir del país. Uruguay es el escape. Los delincuentes tienen sus historias particulares. El Nene, hijo de familia bien, se empieza a torcer cuando es adolescente y su deriva acaba con la muerte de su padre de un infarto al saber a qué se dedica. Un malandra de mucho cuidado. Todos son unos malandras. Dorda es un psicópata que oye voces en su interior. Las drogas le alivian esa cháchara permanente de su cerebro. Dorda y el Nene tiene una auténtica simbiosis de amantes/amigos.

“El comisario Silva, de Robos y Hurtos, no investiga, sencillamente tortura y usa la delación como método. (...) Había armado un escuadrón de la muerte siguiendo el modelo de los brasileños” (pág.46).

Silva ha logrado hilvanar lo que ha sucedido apretando tuercas a los eslabones más débiles de cadena. “La policía siempre actúa con la certeza de que los pistoleros son como ellos, es decir, que los pistoleros tienen el mismo equilibrio inestable de decisión y de cautela que tiene un hombre común al que le dan un uniforme que representa la autoridad y le dan un arma mortal y el poder de usarla. Pero la diferencia es abismal, es la misma diferencia que existe entre luchar para vencer y lucha para no ser derrotado”.

Finalmente, la policía logra que los atracadores se oculten en un piso que tienen controlado. Sin embargo, la ratonera es tan letal para los delincuentes que se verán atrapados como para la policía que no podrá entrar fácilmente.

El en detpo –departamento-, Malito, el cerebro, no ha entrado. Sus compañeros que están atrincherado saben que están solo rodeados de policías.  “Hablaban así, eran más sucios y más despiadados para hablar que esos canas [policías] curtidos en inventar insultos que rebajan a los presos hasta convertirlos en muñecos sin forma. Tipos pesados, de la pesada pesada, que se quebraban en la parilla, que se entregaban al final, después de oír a Silva insultarlos y darles máquina durante horas, para hacerlos hablar. Los restos muertos de las palabras que la mujeres y los hombres usan en el dormitorio y en los negocios y en los baños, porque la policía y los malandras (pensaba Renzi) son los únicos que saben hacer de las palabras objetos vivos, agujas que se entierran en la carne y te destruyen el alma como un huevo que se parte en el filo de la sartén”. (pág.126-7)



Renzi es el reportero que cubre la noticia. Los medios dieron cobertura exhaustiva al atraco. El Mundo, el diario para el que trabaja Renzi, lo había enviado a Montevideo para cubrir el desenlace de atraco.

Atrapados como ratos en el depto, los malandras empiezan a realizar el acto más nefando que cabe realizar: ¡Quema la plata! ¿Cómo se puede realizar tamaño despropósito? Se roba, se mata, y después se quema el dinero.

“-Están quemando la plata.
Si la plata es lo único que justificaba las muertes y si lo que han hecho, lo han hecho por plata y ahora la queman, quiere decir que no tienen moral, ni motivos, que actúan y matan gratuitamente, por el gusto del mal, por pura maldad, son asesinos de nacimiento, criminales inservibles, inhumanos. (...) La gente, indignada, se acordó de inmediato de los carenciados, de los pobres, de los pobladores del campo uruguayo que viven en condiciones precarias y de los niños huérfanos a los que ese dinero habría garantizados un futuro” (pág.130)

“ Surgió ahí la idea de que el dinero es inocente, aunque haya sido resultado de la muerte y el crimen, no puede considerarse culpable, sino más bien neutral, un signo que sirve según el uso que cada uno le quiera dar”

“Y también la idea de que la plata quemada era un ejemplo de locura asesina. Sólo locos asesinos y bestias sin moral pueden ser tan cínicos y tan criminales como para quemar quinientos mil dólares. Ese acto (según los diarios) era peor que los crímenes que habían cometido, porque era un acto nihilista y un ejemplo de terrorismo puro” (pág.131).

En el depto había tres malandras con todo un arsenal para hacer la guerra y a su alrededor cerca de trescientos policías. La encerrona duró quince horas. El Nene, y Mereles cayeron abatidos en las refriegas. Dorda milagrosamente sobrevivió a la hecatombe.

En el epílogo nos narra cómo se fue fraguando la novela. Realidad y ficción llevan al lector a un conclusión inquietante: policías y ladrones se necesitan. ¿Qué hubiera pasado si Dorda, el Nene, y Mereles, hubieran nacido en familias acaudaladas, respetables. El Nene es el único que tuvo esa vida, pero la malogro. Es la excepción que confirma la regla. Si hubieran tenido una vida regalada, es posible que el reguero de injusticias, maldades y muertes no se hubieran realizado. O tal vez sí, quién sabe.