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dijous, 12 d’octubre del 2023

Fake News: Hamàs no ha matat ningú

 





Llegint noticies com aquestes, demostra el cinisme de Hamàs i el un dels seus portaveu, Saleh al-Arouri. Segons ell, l'elevat nombre de mort per part israeliana no seria conseqüència de les accions de Hamàs, sinó a causa de foc amic. Sembla una excusa de mal pagador i una mentida a l'alçada del campanar. Fake News per evadir-se de responsabilitats. 

Israel està preparant-se i carregant-se de raons per l'assalt de Gaza. Una franja de Gaza tancada i sense cap serveis essencials per a la població. Israel a exigit que alliberin els ostatges per obrir els serveis de llum i agua. Hamàs guanya temps, però no li queda. La destrucció d'edificis a Gaza està assegurada, més de 4000 tones han caigut des de el dissabte fins avui. Les morts a Gaza pujant a 1400 morts i 6000 ferits. A la banda israeliana, 1300 morts i 3268 ferits. Aquestes xifres son desconegudes per Israel. A hores d'ara, ningú sap el que farà l'exèrcit israelià quan entri a Gaza. Ho sap Netanyahu i el seu govern



divendres, 16 de juny del 2023

Reseña: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (II.I)

 Reseña:




En la actualidad estamos amenazados per la infodemia . Esta se caracteriza por la "difusión y multiplicación viral de la información" (pág.32). La esfera pública se resiente de esta infodemia que socava la democracia en nombre de la libertad de información. Esta caduca de manera instantánea dando lugar a un proceso donde "el saber, la experiencia y el conocimiento" (pág.32) se evaporizan. 

Este proceso de fragmentación de la información distorsiona la percepción del tiempo. Por decirlo así, no tenemos tiempo de analizar nada, sino sumergirnos en la vorágine de las informaciones inconexas i descontextualizadas. Este es el territorio de la infodemia donde triunfa el cortoplacismo (pág.34). La racionalidad se transforma en el mejor de los casos en inteligente. Vivimos inmersos en casas inteligentes, coches inteligentes, móviles inteligentes. Pero, inteligente no es racionalidad. Al lado de un mundo "inteligente" (smart), lo propio de la infodemia es apelar a las emociones. Es más fácil dejarnos llevar por las emociones que por los razonamientos. Las fake news son capaces de arrastrar esas emociones más rápidamente que cualquier razonamiento. Todo conspira para llevar a cabo acciones a corto plazo para conseguir efectos predeterminados. 

En este universo infodérmico, se buscan datos de los ciudadanos que abren sus corazones y sus smarphones para conocer sus preferencias y sus gustos, creando así, la "psicografía" (pág.35), cuyo objetivo es generar "perfiles de personalidad" (pág.35). La psicografía es una poderosa herramienta de la psicopolítica que impera en este nuevo contexto.

Estas herramientas son todo menos inocuas. Los "microtargeting" (pág.37) permiten determinar, por ejemplo, el posible comportamiento de los electores ante las próximas elecciones. Así, la empresa Cambridge Analytica podía decir lo siguiente: "Estamos encantados de que nuestro revolucionario enfoque de la comunicación basada en datos haya desempeñado un papel tan crucial en la extraordinaria victoria electoral del presidente electo Donald Trump (2016)" (pág.37).   Lo inquietante de estos procesos es que "los votantes no están informados del programa político de un partido, sino que se los manipula con publicidad electoral adaptada a su psicograma, y no pocas veces con fake news." (pág.37).  La fragmentación de los datos y la atomización de los individuos sólo busca efectos emocionales para llevarlos en la dirección adecuada. No hay debate ni confrontación, lo que hay es la búsqueda personalizada de los deseos y miedos que nos atenazan y que son fácilmente explotados por los anuncios personalizados que empresas como Cambridge Analytica llevan acabo por cuenta de los candidatos políticos que solicitan su asesoramiento.

Han contrapone la mediocracia y la infodemia. A pesar de toda la crítica vertida contra la TV, esta no creaba fake news como si lo hace la infodemia. Lo que cuenta no es cómo sales en la TV, sino utilizar la información como arma de guerra. Las fake news son la nueva munición que permite obtener ventajas de manera inmediata contra el adversario político, al que le cuesta destapar los engaños vertidos por las fake new. Además, toda una ingeniería informática se pone a disposición del mejor postor para inundar las redes de noticias falsas y supuestos usuario que no son más que robots que alimentan likes a determinados mensajes generando estados de opinión falsos. Con todos estos elementos, Han concluye que "no son ya los mejores argumentos los que prevalecen, sino los algoritmos más inteligentes. En esta infocracia, en esta guerra de la información, no hay lugar para el discurso" (pág.40).

 Han ilustra todos estos mecanismos, a través de un personaje tóxico como Alex Jones y su InfoWars. "Las infowars con fake news y teorías de la conspiración indican el estado de la democracia actual, donde la verdad y la veracidad ya no importan. La democracia se hunde en una jungla impenetrable de información" (pág.41).

En esta guerra mediática, una herramienta poderosa son los memes. "La CNN llamó a las elecciones estadounidenses de 2020 "elecciones meme" (The Meme Election)" (pág.41). Estos memes se ponen en circulación en las redes infectándolas y reproduciéndose exponencialmente. Los mensajes no importan, lo importante es el efecto que pueden producir. Las imágenes son los nuevos argumentos. Se trata de que millones de likes inunden las redes para crear estados de opinión. 

Han es pesimista ante los retos que tiene que afrontar la democracia. "La información corre más que la verdad, y no puede ser alcanzada por esta. El intento de combatir la infodemia con la verdad está, pues, condenado al fracaso. Es resistente a la verdad" (pág.42). 

 

dilluns, 20 de març del 2023

Ressenya: La sociedad del desconocimiento (I)

 Estic llegint el llibre de Daniel Innerarity, La sociedad del desconocimiento, Galaxia Gutenberg. 2ª ed. Barcelona, 2022.






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Falsas opiniones: la desinformación en la sociedad del desconocimiento


“Los procesos de desintermediación característicos del mundo en el que vivimos ha favorecido tanto la comunicación como la desinformación.”(pág.37) ¿Cómo hacer frente a la desinformación? Esta es la pregunta que permite a Innerarity intentar una respuesta a la cuestión planteada.

Como vivimos en una sociedad democrática, la libertad de expresión, puede convivir con la desinformación, con las new fakes?

Una de las derivadas de la era de las redes sociales, es que todos podemos comunicar nuestras ideas a todo el mundo. Los nuevos medios de comunicación, internet, redes sociales, habilitan para que cada uno de nosotros sea portavoz de sí mismo o de cualquier grupo. No hay intermediarios como lo son los medios de comunicación –periódicos, radios, tv-, no se requiere título, tampoco conocimientos, simplemente, lanzarse a escribir o decir lo primero que se le pase a uno por la mente. No hay necesidad de contrastar las opiniones, las fuentes, los testigos, todo esto es ahora superfluo, innecesario, lo que vale es la inmediatez de lo dicho. 

El problema de esta nueva revolución es que se trata de “un fenómeno en el que se mezclan oportunidades de democratizar la información con gangas para el desinformador” (pág.38) 

Innerarity utiliza un lenguaje preciso, analítico, se aleja de retóricas innecesarias, y así puede establecer los parámetros en los que estamos insertos en esta nueva “sociedad de la desinformación”. Conceptos como desjerarquización (pág. 37), suponen una alteración de las funciones que anteriormente se daban por supuestas: profesional-amateur, se ha borrado, al menos para el amateur. Internet volatiliza la anterior jerarquía de los medios como emisores. Ahora cualquiera puede emitir desde cualquier ordenador para una comunidad inimaginable hace pocas décadas.

El “espacio público se horizontaliza” (pág.38), eso significa, que la crítica se convierte en la nueva autoridad. No hay instancias para determinar lo verdadero, simplemente, la verdad se transforma en afirmaciones según las cuales, cualquiera está en posición de la verdad. Así, por ejemplo, la tierra es plana, o que las vacunas son instrumentos de dominación, etc. El nuevo espacio público se convierte en una especie de jungla donde la verdad se transforma. No hay silencio posible, hay espectáculo ventrílocuo, donde todas las voces pretenden tener la misma validez. Como dice Innerarity “la actual fascinación por las redes sociales, la participación o la proximidad ponen de manifiesto  que la única utopía que sigue viva es la de la desintermediación (Innerarity/Colomina 2020)” (pág.39).

Innerarity sospecha que detrás de esta idea de la desintermediación –instancias intermedias entre la sociedad y el ciudadano-, “hay una lógica de fondo que conecta el desinterés hacia el periodismo, la preferencia por los mercados escasamente regulados –afirmación que podríamos poner en cuestión- y el desprecio hacia la política (…). Late la idea de que el mundo, es decir, la verdad, la justicia y la democracia, están inmediatamente a nuestro alcance y que los procedimientos e instituciones –instancias intermedias- pata la configuración de estos valores son los culpables de su desfiguración” (pág.39). Esta idea de la simplicidad está en el fondo asociado a nuestra profunda ignorancia de los mecanismos en la que nos movemos. En sintética expresión de Lash (2002) la “desinformada sociedad de la información” (pág.40). 

Una de las cuestiones que plantea es que la mentira siempre ha existido. ¿Por qué las fake news deberían preocuparnos? Innerarity apunta dos factores contradictorios “que explican que nuestra época se haya vuelto tan locamente mentirosa y crédula” (pág.41).  La avalancha de información, la falta de criterio, han generado un “cortocircuito que internet ha producido en las instituciones del saber” (pág.41)

Si la sociedad sólida – desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el derrumbe del muro de Berlín- suponía que había una jerarquización y un saber que permitía ver el futuro con optimismo, hoy “no vivimos en un mundo de evidencias, sino en medio del desconocimiento, el sabe provisional, las decisiones arriesgadas y las apuestas. La verdad no es lo mismo que la objetividad y la exactitud” (pág.41/2)

La verdad es siempre la excepción, porque vivimos en un mundo de complejidad creciente, donde esa complejidad implica límites a nuestros propios conocimientos. No deberíamos obsesionarnos con la verdad (en mayúsculas), debemos enfrentarnos a lo que no sabemos. La fake news es un subproducto de este mundo acelerado. En sociedades  democráticas ¿cuánta mentira puede soportar? ¿qué límites debe imponer? Dice bien innerarity cuando afirma que “la democracia es un conflicto de interpretaciones y no una lucha para que se imponga una “descripción correcta” de la realidad” (pág.43). Richard Rorty dejó escrito que “el valor de la democracia era superior al de la verdad” (pág.44). 

Las fakes news plantean dos cuestiones de ordenes diferentes: por un lado, el problema epistemológico, es decir, ¿cómo establecer qué es una mentira? y por otro lado, el problema de la legitimidad, es decir, cuando intervenir para evitar daños a la sociedad.

La tesis de Innerarity es que una sociedad democrática, debe ser capaz de aceptar las fakes news, pues, la propia realidad puede desmentir las noticias falsas. Para nuestro autor “lo que caracteriza en sentido propio a las fake news es que quien las propaga es consciente de su falsedad o, dicha de otra manera, las comunica desde una indiferencia hacia la verdad (Mukerji 2018)” (pág.45-6)

Un régimen que determine que es la verdad, entraría en la senda del totalitarismo, por eso la democracia puede soportar sin mucho desgaste esas noticias que aparecen en medios serios como amateurs. Ahora que se cumplen veinte años de la invasión de Irak, y las famosas “armas de destrucción masivas”, fueron sin duda las primeras fake news. El problema era que el propio Estado fue quien llevo a terminó las mentiras para sus propios objetivos. Como dice Innerarity “una democracia soporta bastante bien las noticias falsas pero no tanto las falsas noticias” (pág.47). Son las “falsas noticias” las que deben ser objeto de deslegitimación y censura pública.


dimecres, 28 de desembre del 2022

El somriure de l'eternitat (humana)

 


La imatge prové del passat. Somriu, el avui per ella, és  ja l'eternitat. Tant s'ha val si el seu imperi no sigui més que història. Podríem recuperar el somriure, malgrat aquests temps de incertesa?  Ja sé que amb la que està caient, no son temps per la lírica, però des de temps immemorials, el dolor, el sofriment, la pena, han estat companys de viatge de tots els essers humans. Es el que té ser humà, fragilitat. I malgrat tot, hem arribat ací. Pot ser que ens mereixem aquest somriure per obstinació de viure, i a ser possible, una vida més justa i amb menys dolor.


dissabte, 3 d’octubre del 2020

Sospechas (in) fundadas....

 




Los tres personajes han destacado por su frivolidad y desfachatez ante la pandemia del covid-19. Son tres personajes que actúan o mejor que hiperactúan. Son expertos en marketing y fake news. Además, los tres tienen problemas internos en sus respectivos países. ¿Qué se puede hacer ante los problemas que se les acumulan? La respuesta populista: estar afectados de coronavirus. Los hace más humanos, se transforman en personas de carne y huesos. Nada mejor que aparecer en las pantallas como supervivientes de la pandemia, que previamente habían negado y posteriormente, minimizado. ¿Paranoia y teoría de la conspiración? La respuesta es que no. Es simplemente una oportunidad para apuntalar sus cargos que están en la cuerda floja. ¿Recuerdan la película de Barry Levinson, Cortina de humo? Pues eso.