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divendres, 16 de juny del 2023

Reseña: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (II.I)

 Reseña:




En la actualidad estamos amenazados per la infodemia . Esta se caracteriza por la "difusión y multiplicación viral de la información" (pág.32). La esfera pública se resiente de esta infodemia que socava la democracia en nombre de la libertad de información. Esta caduca de manera instantánea dando lugar a un proceso donde "el saber, la experiencia y el conocimiento" (pág.32) se evaporizan. 

Este proceso de fragmentación de la información distorsiona la percepción del tiempo. Por decirlo así, no tenemos tiempo de analizar nada, sino sumergirnos en la vorágine de las informaciones inconexas i descontextualizadas. Este es el territorio de la infodemia donde triunfa el cortoplacismo (pág.34). La racionalidad se transforma en el mejor de los casos en inteligente. Vivimos inmersos en casas inteligentes, coches inteligentes, móviles inteligentes. Pero, inteligente no es racionalidad. Al lado de un mundo "inteligente" (smart), lo propio de la infodemia es apelar a las emociones. Es más fácil dejarnos llevar por las emociones que por los razonamientos. Las fake news son capaces de arrastrar esas emociones más rápidamente que cualquier razonamiento. Todo conspira para llevar a cabo acciones a corto plazo para conseguir efectos predeterminados. 

En este universo infodérmico, se buscan datos de los ciudadanos que abren sus corazones y sus smarphones para conocer sus preferencias y sus gustos, creando así, la "psicografía" (pág.35), cuyo objetivo es generar "perfiles de personalidad" (pág.35). La psicografía es una poderosa herramienta de la psicopolítica que impera en este nuevo contexto.

Estas herramientas son todo menos inocuas. Los "microtargeting" (pág.37) permiten determinar, por ejemplo, el posible comportamiento de los electores ante las próximas elecciones. Así, la empresa Cambridge Analytica podía decir lo siguiente: "Estamos encantados de que nuestro revolucionario enfoque de la comunicación basada en datos haya desempeñado un papel tan crucial en la extraordinaria victoria electoral del presidente electo Donald Trump (2016)" (pág.37).   Lo inquietante de estos procesos es que "los votantes no están informados del programa político de un partido, sino que se los manipula con publicidad electoral adaptada a su psicograma, y no pocas veces con fake news." (pág.37).  La fragmentación de los datos y la atomización de los individuos sólo busca efectos emocionales para llevarlos en la dirección adecuada. No hay debate ni confrontación, lo que hay es la búsqueda personalizada de los deseos y miedos que nos atenazan y que son fácilmente explotados por los anuncios personalizados que empresas como Cambridge Analytica llevan acabo por cuenta de los candidatos políticos que solicitan su asesoramiento.

Han contrapone la mediocracia y la infodemia. A pesar de toda la crítica vertida contra la TV, esta no creaba fake news como si lo hace la infodemia. Lo que cuenta no es cómo sales en la TV, sino utilizar la información como arma de guerra. Las fake news son la nueva munición que permite obtener ventajas de manera inmediata contra el adversario político, al que le cuesta destapar los engaños vertidos por las fake new. Además, toda una ingeniería informática se pone a disposición del mejor postor para inundar las redes de noticias falsas y supuestos usuario que no son más que robots que alimentan likes a determinados mensajes generando estados de opinión falsos. Con todos estos elementos, Han concluye que "no son ya los mejores argumentos los que prevalecen, sino los algoritmos más inteligentes. En esta infocracia, en esta guerra de la información, no hay lugar para el discurso" (pág.40).

 Han ilustra todos estos mecanismos, a través de un personaje tóxico como Alex Jones y su InfoWars. "Las infowars con fake news y teorías de la conspiración indican el estado de la democracia actual, donde la verdad y la veracidad ya no importan. La democracia se hunde en una jungla impenetrable de información" (pág.41).

En esta guerra mediática, una herramienta poderosa son los memes. "La CNN llamó a las elecciones estadounidenses de 2020 "elecciones meme" (The Meme Election)" (pág.41). Estos memes se ponen en circulación en las redes infectándolas y reproduciéndose exponencialmente. Los mensajes no importan, lo importante es el efecto que pueden producir. Las imágenes son los nuevos argumentos. Se trata de que millones de likes inunden las redes para crear estados de opinión. 

Han es pesimista ante los retos que tiene que afrontar la democracia. "La información corre más que la verdad, y no puede ser alcanzada por esta. El intento de combatir la infodemia con la verdad está, pues, condenado al fracaso. Es resistente a la verdad" (pág.42). 

 

dilluns, 5 de juny del 2023

Reseña: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (I.II)

 Reseña*:




Han contrapone la arquitectura que supone el Flagship Stores de Apple y la Kaaba de La Meca. Un cubo transparente y un cubo (kaaba) rodeado de un manto negro que oculta su interior. Han ve ahí “dos fundamentos diferentes de dominación: lo arcano y la transparencia”. (pág.16)

La transparencia para inducir a pensar en libertad, pero no es más que la “dominación despiadada de la información” (pág.16). Las personas se convierten en transparente en proporción inversa a como el régimen de la información se vuelve invisible, como dice sintéticamente Han: “La sala de máquinas de la transparencia es oscura”. (pág.17)

Esa maquinaria tiene terminales en todos los lugares, están a la vista, son las smartphone, sus sistemas de inteligencia absorben datos sin parar de los usuarios que alegremente abre su alma a los algoritmos de los gigantes de las redes sociales. La vigilancia del Big Brother abre paso al Big Data. El sueño del Gran Hermano se ha hecho realidad. Explotar la libertad, generar la ilusión de ser patrones de nuestra vida. Todo acontecimiento tiene su like. En el “régimen neoliberal de la información, la dominación se presente como libertad, comunicación y community” (pág.18).

El intelectual ha dejado paso al “influencer”. Éste es empresario de su propia existencia, sus gustos se hacen virales. Necesita likes para vivir de sus adeptos. Han hace un paralelismo algo forzado entre religión (sacra) y la nueva religión (likes). El objetivo de este proceso, consiste como no puede ser de otro modo en consumir cualquier producto que ofrecen los influencers. Sea lo que sea, transformarlo todo en mercancía. El influencer no es ningún revolucionario. No pretende tomar el palacio de invierno, se contenta con que hagas clic en su página, a ser posible millones de clics (likes). Han advierte que “el consumo y la revolución son mutuamente excluyentes” (pág.20).

 En la sociedad disciplinaria, la ideología hacia de cemento social. Generaba certidumbres, una cosmovisión que permitía ubicar las cosas en su sitio. Sin embargo, el régimen de la información, no quiere cuentos, sino cuentas, y por ello el modelo es el algoritmo. El algoritmo(**) rechaza el azar. “El régimen de la información sustituye por completo lo narrativo por lo numérico” (pág.21). Las cuentas son lo único que cuenta. Han denomina datismo a ese régimen de la información, “un totalitarismo sin ideología” (pág.21).

En ese mundo post-ideológico, lo que cuenta, para el algoritmo, es “alguien con un perfil” (pág.22). Ser es ahora, tener un perfil en la red. Elaborar perfiles es la labor de los algoritmos.  El Big Data quiere penetrar en la psique, y para ello descubre perfiles para que el sujeto siga reglando sus emociones y deseos, para modelarnos a todos con el feedback instantáneo del like. Lo que el Gran Hermano había soñado, en el nuevo Big Data se ha hecho realidad, parafraseando a Schmitt: “soberano es quien manda sobre la información en la red” (pág.24). Si se preguntan quién es ese soberano, tiene nombre y todos lo conocemos, se llama Meta –Facebook- y tiene un valor bursátil de 671,54 mil millones de $. Alfabet –Google- tiene 1,58 billones $. Apple 2,83 billones de $. ¡No cuenten con ellos para hacer la revolución!