divendres, 6 d’agost del 2010

NY (4)


Sigo despertándome a horas intempestivas, y después me cuesta dormirme. En la habitación el aire acondicionado es persistente y frío. Hay regulación pero muy limitada.



Hemos salido del hotel hacia Central Park cruzándolo hasta llegar al “Museo de Historia Natural”. El espacio es enorme y algunas salas son espectaculares. Brontosaurios, mamíferos disecados, minerales, en fin,naturalezas muertes. Más que museo es una cripta donde se apilan lo hecho por el tiempo y por la mano del hombre. Todo muy pulcro y ordenado. Resulta llamativo las salas de animales disecados, toda esa variedad congelada por la muerte y de la mano del taxidermista –me gusta esa palabra-. Asombra la enormidad de la ballena azul, pensar que somos capaces de llevar al borde de la extinción a esos animales extraordinarios es algo realmente asombroso. No dice nada bueno de nosotros. ¿Nos lavamos la conciencia con estas exhibiciones que son los museos?




Central Park es un lugar estupendo, atravesada por vías de circulación de vehículos y carril para bicicletas y corredores, lleno de árboles que cubren una extensión enorme 341 ha, es un auténtico oasis en medio de los rascacielos.






Después de salir del museo –mirar y contemplar todos esos tesoros sin vida-, agota. Así,pues, hemos salido al exterior, pero en éste hacía un calor sofocante. Hemos encontrado un restaurante cercano al museo con un menú estándar. El local se llama Isabella’s, 359 Columbus Ave. El local era agradable y con una decoración elegante y sin ostentación. Un camarero muy atento ha servido los platos. La comida era muy poco variada. Siempre ponen demasiado de todo. Son excesivos. Después hemos seguido hasta el metro en dirección a South Ferry en Battery Park que es fin de trayecto. Hacía un calor enorme dentro del metro. Afortunadamente, dentro de los vagones hay aire acondicionado. Al salir de la estación estaba la bahía en la que se ve la Estatua de la Libertad. Hacia caliche y la visibilidad no era muy buena. El calor era demoledor. Después hemos subido por Broadway, hemos ido subiendo y desviado para entrar en Wall Street el sector financiero. A la entrada de la bolsa había policía y un perímetro de seguridad para que los “amos del universo” sigan engrasando la maquinaria universal. Y sin solución de continuidad, el calor era en ese momento asfixiante, eran las 15h, nos hemos aproximado a la Zona Cero. Hay obras para los nuevos edificios que se quieren hacer. Cuesta creer que el lugar donde se ubicaban las Torres Gemelas sean construidos otros edificios. Había obras y con el tiempo será difícil de creer lo que ocurrió un 11-S de 2001.



Hemos subido hacia el City Hall Park, junto al Ayuntamiento, y hemos contemplado el famoso puente de Brooklyn. Hemos cogido el metro, línea 6 hasta Lexington con la 51. Y de allí al hotel. Ahora estoy escribiendo esto a las 17.45h. Después de recuperar el aliento nos hemos ido a callejear y en el horizonte la cena. Hemos encontrado un restaurante junto a otro local de moda que se llama “Dos caminos” de comida “mexicana” pasada por el tamiz norteamericano. El local donde hemos estado era amplio, moderno, funcional y se llama Ashtons Alley. Nos ha atendido una argentina muy amable. Hemos cenado muy bien, dentro de los menús estándar que aparecen en todos los restaurantes. A esa hora unas cervezas nos han sentado estupendamente. Estábamos envueltos en grandes pantallas de plasma viendo competiciones de beisbol el segundo deporte nacional. Según los norteamericanos el fútbol (soccer) es aburrido, está claro que todo es acostumbrarse, a mi me parecía aburrido. Sobre gustos no hay nada claro. Gustos y hábitos hacen de nosotros lo que somos, por cierto, a los jugadores se le ve con sobrepeso, igual es una impresión subjetiva. Como curiosidad, una de las estrellas del beisbol de los Yankees de NY,de origen puertorriqueño, Alex Rodríguez posee el apartamento más grande y más caro de NY, junto a Central Park. El sueño americano.



El calor no dejaba mucha tregua, nos hemos dirigido al hotel. Ser turista es ser un agente en la misión de buscar novedades y tópicos, y ambas cosas agotan. Eran las 22h cuando cerraba la luz….. ¡Cómo puedo perderme el NY nocturno! Pues sí….

dijous, 5 d’agost del 2010

NY (3)


Son las 22.15h. Acabamos de llegar de Boston. La jornada ha sido agotadora y larguísima y la ganancia escasa. Aún no me he adaptado al cambio horario y me despierto cuando aún falta mucho para levantarse. A las 6h nos hemos puesto en marcha. Hemos desayunado en el hotel a toda velocidad. Teníamos que estar delante de una puerta, pero en el hotel hay tres salidas, así que no nos encontraban los del autocar que venían a recogernos. Había otro matrimonio con hijos que estaban en el mismo hotel. El autobús ha ido hacia el Bronx a buscar la 95 que lleva hasta Boston. Una parte de la ruta 95 es de pago. El trayecto se ha hecho largo, había mucho transito a esa hora para abandonar NY. Sobre las 12h hemos llegado a Boston y hasta las 15,20h nuestro cicerone bostoniano nos ha aturdido con una explicación prolija las virtudes de la ciudad. El calor era bochornoso e intenso. La ciudad es más asequible que NY. Quiero decir, que hay edificios altos, pero no es lo que más abunda, la ciudad ha crecido horizontalmente. Nos hemos acercado por sus Universidades y hospitales de renombre, aunque no hemos logrado aprender nada. Los hospitales son una combinación de saber, medios y eficiencia que se pone al servicio de los que puedan costearse los carísimos tratamientos. La inmensa mayoría de la población no puede ni acercarse a estos centros hospitalarios.



Nos hemos paseado por la Universidad de Harvard, pero el conocimiento no se ha pegado en nosotros. Es curioso que nos lleven a recorrer los edificios, cuando lo esencial se haya precisamente dentro de esos edificios con sus cuadros de profesores y los medios disponibles. Al final del paseo nos han dado dos horas de tranquilidad. Hemos ido a comer a un espacio dedicado a los turistas, el local imitaba el local de la serie Cheers que se haya en Boston. La comida era discreta. Después el calor era aún más intenso. Nos hemos refugiado entre las sombras que proyectaban los edificios y dentro de las tiendas y mercados que había.






He hablado con un matrimonio de Zamora. Hemos comentado lo extraño que es encontrar alguien de esa zona, desconocida para casi todo el mundo, nos ha dicho que sus políticos no han sabido vender lo mucho y bueno que tienen, por ejemlo, las ¡34 iglesias románicas que tienen¡



A la vuelta el recorrido se ha hecho igual de lente y la noche nos ha abrazado sobre las 8,30h. Al llegar a NY hemos atravesado una parte del  Bronx y parecía que estamos en otra galaxia. Había muy poca luz, las farolas están muy altas y la sensación era lúgubre y los edificios destartalados. A medida que subíamos por Lexington se iba iluminando más las calles y los edificios. ¡Toda luz se la lleva el centro¡. Deterioro y dejadez junto al glamour ostentoso de las luces de neón de Time Square. El abismo es tan profundo y endémico que supongo que se convive con ese foso que es cultural y económico y que no tiene perspectivas de reducirse a medio plazo, sino que más bien tiende a agrandarse. ¿Qué le pasa a la comunidad negra? Racismo, sentimientos de inferioridad, falta de educación, estructura familiar en declive, delincuencia, marginalidad son factores que deben condicionar es ascenso social. En una película de Spike Lee (Shelton Jackson Lee, 1957) titulada Summer of Sam (1999) unos de los personajes negros le dice a otro, ¿por qué los asiáticos tenían un negocio y ellos no tenían nada? Y el otro le contesta, “pero, si tú no quieres trabajar”. Lo cierto es que si he visto trabajar pero en tareas subalternas. También los he visto con trajes y corbatas, junto a los hispanos acaparan casi todos los trabajos más modestos.

Después de esta digresión, volvemos al hotel. Después del día agotador, ¿quién puede pensar que nos vamos de marcha?. Mañana será otro día…

  

dimecres, 4 d’agost del 2010

NY (2)


El día ha sido agotador. Son las 20.30h y estamos en el hotel rendidos. La mañana empezó en el propio hotel con un desayuno de lujo, a precio de diamante. Al salir del hotel hemos ido al Empire State Bulding, hacía un día radiante, hemos llegado a las 9.10h. No había sorpresas en el edificio, ni Gozilla, ni King Kong, ni nada extraterrestre para acabar con el edificio. Sólo había que hacer cola, pasando por el arco de seguridad de turno, la preceptiva foto oficial y después de serpentear hemos accedido a las taquillas, hemos comprado un ticket para ir a seis lugares turísticos a un precio de 78$, incluía el Empire State. Hemos subido a la planta 80 y después de haber hecho trasbordo hasta la 86 donde estaba el mirador. No me imagino a Cary Grant y Deborah Kerr (An affaire to remember,1957) teniendo que hacer todas las colas que hay que hacer para encontrarse arriba del mirador, pierde cualquier halo de romanticismo. Eran otros tiempos. 


 

Las vistas son extraordinarias y extensísimas, el mirador permite una panorámica de 360º NY a nuestros pies. El día era luminoso y se presentía que haría un calor sofocante. Claro que no eramos los únicos, había ya muchísima gente clicando sus digitales. Somos los turistas unos maniacos del instante. La tecnología ayuda en esa labor. No había espacios vacíos para acomodarse y disparar nuestras cámaras ya fueran de vídeo o fotográficas. Después hemos bajado y recogido la “foto oficial” (25$), hemos salido hacia Flateron. Empezaba a hacer calor, pero a la sombra de los edificios mastodónticos se podía andar, pasaba una brisa reparadora. Justo al lado del edificio Flatiron se encuentra Madison Square Park donde nos hemos tomado un merecido descanso. Hacía calor. Entre la 5ª Avenida y Broadway se encuentra el edificio que en su momento fue el más alto del mundo. Fue edificado por George A.Fuller y mide 87 metros y 22 pisos y fue acabado en 1902. Era una auténtica proeza de la arquitectura. El edificio es una construcción muy singular en forma de triángulo.
 

La caminata ha sido larga e intensa. Hemos llegado al final de la 5ª Avenida hasta la plaza Washington Square Park. Había en ese momento un grupo de personas que filmaban no sé si una serie, un spot publicitario o una película. Junto al parte se alza al inicio un arco de triunfo dedicado a George Washington. Hacía un calor justiciero. Al otro lado de la plaza, junto a una fuente, se alza la Judson Memorial Church (1890), en el Greenwich Village. Es una mezcla de estilos y destaca la torre.  

Después nos hemos ido por donde habíamos vuelto, por la 5ª Avenida, nos hemos hecho una fotografía en el edificio nº1 de la 5ª Avenida, edificios regios y exclusivos. A las 12h hemos entrado en un pequeño restaurante Danal Restaurant & Bar, el local está en el nº 66 de la 5ª Avenida. El local tenía encanto, hemos comido bien y a un precio muy razonable. Había en ese momento pocos comensales.

Después hemos girado hacia Lexington Ave, donde nos hemos encontrado con todos los restaurantes habidos y por haber. El calor en ese momento era asfixiante. Nos hemos cobijado dentro de Central Station. La palabra para describirlo es impresionante. Un auténtico coloso, las llamas estaban afuera esperándonos. Impresiona pensar en los andes de los trenes tan cercanos, he contado hasta 114 tracks (andenes). Había restaurantes  y mucho espacio. Había diferentes restaurantes y tiendas. Acceso a los trenes y al metro. Después, sobre las 14h,hemos salido hacia el exterior, el sol era en ese momento abrasador, hemos alcanzado el hotel donde hemos podido recuperarnos. Estamos agotados.

Después del descanso reparador, hemos vuelto a las andadas, aquí, la expresión es literal. Hemos ido por la 5ª Ave, en dirección a Central Park, hemos entrado en la tienda de Appel junto a Central Park y el hotel Plaza. El espacio es subterráneo pero lleno de luz debido a las cristaleras y el tragaluz en forma de ascensor que inunda de luz el recinto. Había una multitud, parecía que regalaban todos los productos de la tienda. Supongo que había más gente tenía ganas de tocar los i, que comprarlos. Hay que reconocer que el marqueting de Appel es eficaz y sugestivo. Después de dejar a Appel hemos vuelto a la superficie para seguir nuestro recorrido, a través de la calle 59 en Central Park South. Los edificios y hoteles deben tener unas vistas espectaculares. Todo tenía el aspecto de lujo. Andando hemos pasado por edificios singulares, como el restaurante Petrossian, -182 O de la calle 58-, ubicado en el edificio histórico de Alwyn Tribunal de Justicia el West Side de Manhattan, a una manzana del Carnegie Hall y a cuatro del Lincoln Center. El edificio es notable. No sé si  se come bien, aunque tenía todo el aspecto de ser caro.

Hemos recorrido la 7ª Ave, hasta llegar a Time Square. Había muchísima gente y hacía un calor enorme. Las luces de neón nos recordaban que estamos en la meca de los anuncios y las marcas. Había mucha policía en todo el trayecto, junto a los hoteles, las esquinas, se hacían notar. Hemos subido después de las fotografías de rigor hacia Broadway hasta llegar a Bryant Park un pequeño oasis de árboles y sillas para poder descansar. Detrás de nosotros, mientras nos tomábamos un granizado de limón, a nuestras espaldas la gente hacía cola para ocupar el centro de la plaza donde se proyectan películas al anochecer. Mal recuperados nos hemos puesto en marcha sobre las 19h, hemos subido por la 42 st, hasta llegar otra vea a Central Station. Hemos entrado en un restaurante cuya especialidad es el pescado. El local se llama “Oyster Bar & Restaurant”. El local es enorme nos han preguntado se habíamos reservado, como no lo habíamos reservado nos han llevado a otro salón más pequeño que el central. El suelo estaba sucio, pero la cena estaba muy bien. Al final se ha ido llenando el local donde estábamos. Había unos asiáticos – ocho hombres y una mujer- celebrando algún acontecimiento. Una de las cosas que llama la atención son las diferencias entre el personal. Había personas mayores haciendo tareas muy simples, por ejemplo, llenarnos el vaso de agua con hielo que es una tradición. No debe ser fácil sobrevivir en esta jungla. Quien nos podía agua era de origen hispano.


Después hemos ido en paralelo hacia a calle 41 st, hasta desembocar en la 5ª Ave., y vuelta al hotel. El día ha sido intenso y sobre todo extenso, por el recorrido. Es evidente que cuando queramos ir a la zona cero, habrá que coger algún medio de transporte. Mañana nos espera una excursión a Boston, habrá que madrugar. Así que mañana habrá más…



dimarts, 3 d’agost del 2010

NY (1)




Son las 20,20h de NY. Hemos salido de casa a las 7h. Nos ha llevado un taxista que conducía un Audi. El trayecto ha sido rápido, pues, no había transito. Hemos ido por la Ronda de Dalt hasta llegar a la T1.

La entrada a la T1 estaba llena de taxis y se hacía dfícil aparcar. Nos ha dejado a la puerta deseándonos lo mejor, hacía bien su trabajo. No había mucha cola, faltaban tres horas para el vuelo. Había en ese momento más gente con destino a Atlanta que a NY. Después de facturar las maletas nos hemos ido hacia el control de pasajeros. Arcos de seguridad, un simulacro del arco de triunfo de los nuevos tiempos que corren. Máquinas para controlar los equipajes de mano. En fin, desde lo del 11-S se ha hecho habitual y que todos cogemos como un mal menor, a pesar de que todos somos sospechosos.  Después no hemos dirigido a la puerta de embarque, otro control, y el policía que atendía al puesto nos ha indicado que una vez dentro ya no podía volver a salir. Lo decía porque las tiendas libres de impuestos –paraísos fiscales del consumo-, estaban al otro lado del puesto. En la zona para nuestro embarque había muy poca gente, así que hemos aprovechado para tomarnos unos cortados. A medida que se acercaba la hora había más gente y ahora había que hacer cola en el bar para tomarse cualquier cosa.

Una de las extrañas paradojas de estos tiempos tan confusos es que mientras las compañías aéreas pierden dinero, nunca como ahora se había viajado tanto. Cuando faltaba poco para nuestra salida de ofrecían hasta 1000$ por pasaje si se renunciaba a ese vuelo. El avión estaba lleno. Delta Air Lines debe estar satisfecha. El pasaje era mayoritariamente norteamericano. El resto supongo éramos los turistas que íbamos  a NY en vuelo directo desde Barcelona.

Una vez dentro, 11.15h se nos ha hecho esperar casi una hora. No sé la causa. ¿Los famosos controladores? En el avión hacía frío, pero íbamos preparados para ello. Nos ha tocado ir a la altura de las alas. Todos apretados, excepto, los de primera clase, que ahora se llaman  Business Class y Economy Class. Agobiante. El vuelo ha durado 8.15h. La ruta seguida ha sido ir hacia Oviedo, Atlántico norte, zona de Terranova, Halifax y NY. Resulta útil la pantalla que tenemos enfrente del asiento y que permite ver películas, la mayoría en todas las lenguas, excepto, en castellano. Sólo alguna lo estaba. En catalán, ninguna, a pesar de que se sale de Barcelona.




Junto a la estrechez un bebé que no tenía intención de dormirse y sí de gritar a pleno pulmón ha hecho más incómodo el viaje. ¡Tengo que pedir un aumento de sueldo y un jet privado! Y después del trayecto por el Atlántico, NY.

Hemos aterrizado sin contratiempo, cuando los hay, siempre se sale en la TV para informarnos de la catástrofe de turno. Por milagros de la latitud eran las 14.30h. Salida hacia el control de pasaporte en el JFK. Espacio claustrofóbico, lleno de gente y al final, control de aduanas. Nos ha tocado en nº 8 que no había manera de que avanzara. En la cola he visto a T. El mundo es un pañuelo. La lentitud se explica porque en el control hay que pasar por la toma de huellas dactilares vía digital y fotografía. Todo resulta excesivo. Hay que pensar que el 11-S los atentados se perpetraron dentro del espacio interno, no venían de fuera. Estaban dentro. Así que estas muestras de control son fundamentalmente una coreografía de la seguridad. Al parecer estas fotografías se eliminan al cabo de un cierto tiempo. Una hora de esperar en total para poder cruzar el umbral que nos dejamos acceso a NY. Hemos cogido el equipaje y hemos salido por la puerta hacia el exterior. Allí nos esperaba nuestro contacto que nos ha llevado desde el JFK al hotel. Llovía. Nuestro cicerone es de Colombia, nos ha llenado de datos fácilmente olvidables.



El recorrido desde el aeropuerto JFK ha sido relativamente rápido. Hemos ido por Queens pasando por el parque Flushing Meadows y las torres de la Feria Mundial que aparecen en la película Man in Black. Nos ha dejado en el hotel. Desde el hotel se ve el abside de la Catedral de San Patricio en la Avenida Madison.

Hemos ido a pasear y los pies nos han conducido a  Central Park. Estaba cerca del hotel. Hemos ido a un restaurante con nombre italiano. Alfredo of Roma. El local estaba bien, pero la comida no era para echar cohetes. Estábamos cansados y agotados, en casa eran las 4 de la mañana. Por cierto, en la 5ª Avenida está lleno de carritos de comida rápida que impregna toda la Avenida llena de tiendas exclusivas, una mezcla chocante de fritangas que envuelven las aceras y a sus transeúntes que se introducen en las tiendas con ese peculiar olor. Hacía un bochorno de primera. Seguiremos..

dimarts, 20 de juliol del 2010

Los retos de la crisis económica (II)


2.- La construcción de la confianza, clarificación de las responsabilidades.

Al decir de Innerarity esta crisis es sobre todo una crisis de responsabilidad. La causa de esta crisis hay que buscarla en la combinación de debilidad institucional y fatalismo. Hay que replantear la responsabilidad social en un contexto global, en que la relación de los agentes sociales no está en consonancia con los resultados globales. El ejemplo de la crisis “subprime” es un buen ejemplo de lo anterior. Desplazar la responsabilidad hacia los otros, sin asumir los riesgos de las consecuencias que semejante conducta puede derivarse.

La nueva responsabilidad ha de llevarse a cabo mediante control y supervisión más que con regulaciones. Eso conlleva repensar una vez más el significado de la confianza –destruida por esta crisis global- y la responsabilidad. Hemos de pasar de la “irresponsabilidad organizada” (U.Beck) hacia una nueva configuración de la responsabilidad compleja (D.Innerarity).




3.- La inteligencia cooperativa.

Los Estados se baten en retirada ante las nuevas constelaciones de problemas que surgen al amparo de la globalización. Las respuestas han sido hasta ahora, unilaterales. Se requiere un nuevo planteamiento que asuma los retos que esta crisis está poniendo de manifiesto. Esta crisis no es como las anteriores. Su carácter global adquiere aquí toda su dimensión dramática. ¿Cómo dar orientación a esta nueva economía?

La falta de cooperación ha sido un factor causal de la presente crisis. Los foros internacionales no han sido capaces de diseñar políticas globales, porque priman intereses particulares. Las posibles soluciones pasan por una mayor coordinación de las políticas de regulación y suspensión financiera.

Nuestro autor plantea la necesidad de una “cooperación cognitiva”, es decir, “crear las condiciones para combinar óptimamente lógicas funcionales heterogéneas, estructuras de gobernanza y recursos de conocimiento, promoviendo de este modo procesos de aprendizaje colectivo”. Hay que decir que resulta excesivamente vaga esa apelación a esta “cooperación cognitiva”. Suena a un incondicionado que no se sabe cómo debería plasmarse en el orden político.

Hay que pasar de la confrontación entre los estados, entre los actores sociales hacia formas de cooperación. Los conflictos y las crisis, han de gestionarse mediante el recurso a la cooperación para resolver los problemas que tenemos planteados. Sin embargo, el autor no parece dar pistas sobre los agentes políticos que deberían llevar a cabo estos procesos.

Apunta lo que denomina “racionalización cooperativa” para llevar a cabo este reto. ¿Cómo fortaleces la previsión, la confianza y la responsabilidad? La respuesta que ofrece consiste en fortalecer el sentido de lo político, es decir, lo público y común, desde los espacios privados hasta lo global. No sé ve cómo deberíamos articular ese sentido de lo políticos si como quiere el autor no está en los debates entre estado y mercado, entre liberales y socialdemócratas donde está la raíz del problema, porque –D.I- los ve como causa del problema.

dilluns, 19 de juliol del 2010

Los retos de la crisis económica (I)


El artículo* de Daniel Innerarity, “La inteligencia de la crisis económica” , nos plantea una serie de reflexiones de alto vuelo que escapa a los tópicos al uso. Precisamente por ello, trataremos de sintetizar el contenido del artículo.

La comprensión de la crisis actual requiere al parecer del autor del artículo de tres ingredientes imprescindibles: 1) capacidad de anticipación de los riesgos colectivos, 2) construcción de la confianza, clarificación de las responsabilidades y 3) inteligencia cooperativa.

1.- La capacidad de anticipación de los riesgos colectivos.

Para  Innerarity el responsable no es tanto los mercados, como una crisis de los Estados, y por extensión de la política. La crisis global en las que estamos inmersos ha dejado sin aliento a los Estados que utilizan recetas antiguas para situaciones novedosas. De ahí su impotencia. Piensa el autor del texto que estamos en un proceso de transición entre el estado del bienestar cuya fuente de legitimidad era la redistribución y la nueva configuración del estado cuya función debería ser la protección contra los riesgos sistémicos. ¿Cómo salvar la redistribución, en un entorno global? La pregunta es fundamental y la respuesta aún no ha sido articulada por los estados.



El autor echa en cara al Estado de un fracaso cognitivo. Se requiere aprender de los errores, desarrollar saberes capaces de hacer frente a los restos de los globalización. Hay un déficit  de conocimientos entre el mercado y los Estados. Estos es así por tres razones según nuestro autor: 1) la competencia de las instituciones financieras, 2) las modificaciones del entorno regulatorio doméstico (estatal) e internacional (global).

No existe una regulación adecuada en el marco de la globalización y este hándicap lo estamos pagando caro. Si el mercado es camaleónico por adaptativo en cambio la política tiende a lo normativo. Hay un comportamiento de orden mágico en el terrero político que supone que una determinada ley –norma- modificará la realidad al gusto del legislador. Este hecho es negativo al parecer de Innerarity, pues, está actitud normativa es un obstáculo para el aprendizaje. Frente a una realidad amenazante se actúa mediante leyes que supone domesticarán la realidad.

Define la política como “lo que hacemos cuando hemos acabado de calcular y sigue sin estar claro lo que hay que hacer”. Los Estados están mal equipados para regular los riesgos del sistema financiero. Su complejidad  hace que el propio estado transfiera su responsabilidad a otras instituciones. La experiencia pasado parece que no ha servido para detectar los riesgos, a pesar que la crisis de las punto.com que fue espectacular, no ha servido de nada. Y ello a pesar de los sofisticados modelos matemáticos para calcular los riesgos.

El autor plantea una cuestión de orden epistemológico. La creencia ciega en los modelos matemáticos y su certeza absoluta. La ilusión de la exactitud, piensa, ha sido uno de los ingredientes del actual estado de cosas. Descubre un hecho obvio, la economía no es una ciencia exacta, pues, está sometida a interpretaciones de sentido. Los contextos han de ser analizados y por ellos se establecen prioridades que son siempre intencionales. Si sin embargo, a pesar de esto, las acciones de los actores son multipolares y en consecuencia no es posible determinar el resultado final de la interacción de múltiples actores.

¿Qué debemos hacer? Su respuesta es “un análisis más profundo del concepto de riesgo y de los procedimientos para gestionarlos colectivamente de acuerdo con procedimientos democráticos y conforme al saber disponible”.  El riesgo es un elemento que depende del contexto. Su lectura requiere de criterios sociales y políticos.

(*) Daniel Innerarity, “La inteligencia de la crisis económica” .Claves de razón práctica, nº 198 Diciembre 2009.

dilluns, 5 de juliol del 2010

El niño Jesús y Pomponio Flato


He leído con interés y humor la novela de Eduardo Mendoza "El asombroso viaje de Pomponio Flato"(*). Lo menos que se puede decir del libro es que es ameno y distrae. 


El escenario es Palestina. Pomponio es un "erudito"  que viaja por el imperio romano en la búsqueda de aguas milagrosas. El azar quiere que se encuentre en medio de un enredo en Nazaret. El caso es que un carpintero, José, está  condenado a la crucifixión por la muerte de un rico comerciante, Epulón. Y para supervisar la orden Pomponio se encontrará en el camino al tribuno Apio Pulcro.


El enredo empieza cuando un niño se le aparece en el "hospedaje" que ha sido asignado por el magnánimo Apio Pulcro. El niño es hijo de José y le pide a Pomponio que investigue el caso, pues, afirma que su padre no ha matado a nadie.

Los hechos y las situaciones se suceden a ritmo vertiginoso. Pinceladas detectivescas, situaciones inverosímiles, personajes que van apareciendo para complicar la madeja. Intriga, enredos, pasiones, azar, etc., se mezclan en esta obra para descubrir un mundo en un pequeño rincón del imperio romano. Las apariencias engañan, los potenciales culpables se multiplican. La obra bien pudiera considerarse un evangelio apócrifo, dónde José, María y Jesús son tan humanos que el sueño de trascendencia queda desterrado de todo horizonte.

En definitiva, una obra que se deja leer con amenidad y humor, un ejercicio que demuestra el talento enorme de un escritor como Eduardo Mendoza que siempre se espera de él mucho más.



Nota:


(*) Eduardo Mendoza "El asombroso viaje de Pomponio Flato". Ed. Círculo de Lectores.Barcelona, 2008