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dilluns, 5 de juny del 2023

Reseña: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (I.II)

 Reseña*:




Han contrapone la arquitectura que supone el Flagship Stores de Apple y la Kaaba de La Meca. Un cubo transparente y un cubo (kaaba) rodeado de un manto negro que oculta su interior. Han ve ahí “dos fundamentos diferentes de dominación: lo arcano y la transparencia”. (pág.16)

La transparencia para inducir a pensar en libertad, pero no es más que la “dominación despiadada de la información” (pág.16). Las personas se convierten en transparente en proporción inversa a como el régimen de la información se vuelve invisible, como dice sintéticamente Han: “La sala de máquinas de la transparencia es oscura”. (pág.17)

Esa maquinaria tiene terminales en todos los lugares, están a la vista, son las smartphone, sus sistemas de inteligencia absorben datos sin parar de los usuarios que alegremente abre su alma a los algoritmos de los gigantes de las redes sociales. La vigilancia del Big Brother abre paso al Big Data. El sueño del Gran Hermano se ha hecho realidad. Explotar la libertad, generar la ilusión de ser patrones de nuestra vida. Todo acontecimiento tiene su like. En el “régimen neoliberal de la información, la dominación se presente como libertad, comunicación y community” (pág.18).

El intelectual ha dejado paso al “influencer”. Éste es empresario de su propia existencia, sus gustos se hacen virales. Necesita likes para vivir de sus adeptos. Han hace un paralelismo algo forzado entre religión (sacra) y la nueva religión (likes). El objetivo de este proceso, consiste como no puede ser de otro modo en consumir cualquier producto que ofrecen los influencers. Sea lo que sea, transformarlo todo en mercancía. El influencer no es ningún revolucionario. No pretende tomar el palacio de invierno, se contenta con que hagas clic en su página, a ser posible millones de clics (likes). Han advierte que “el consumo y la revolución son mutuamente excluyentes” (pág.20).

 En la sociedad disciplinaria, la ideología hacia de cemento social. Generaba certidumbres, una cosmovisión que permitía ubicar las cosas en su sitio. Sin embargo, el régimen de la información, no quiere cuentos, sino cuentas, y por ello el modelo es el algoritmo. El algoritmo(**) rechaza el azar. “El régimen de la información sustituye por completo lo narrativo por lo numérico” (pág.21). Las cuentas son lo único que cuenta. Han denomina datismo a ese régimen de la información, “un totalitarismo sin ideología” (pág.21).

En ese mundo post-ideológico, lo que cuenta, para el algoritmo, es “alguien con un perfil” (pág.22). Ser es ahora, tener un perfil en la red. Elaborar perfiles es la labor de los algoritmos.  El Big Data quiere penetrar en la psique, y para ello descubre perfiles para que el sujeto siga reglando sus emociones y deseos, para modelarnos a todos con el feedback instantáneo del like. Lo que el Gran Hermano había soñado, en el nuevo Big Data se ha hecho realidad, parafraseando a Schmitt: “soberano es quien manda sobre la información en la red” (pág.24). Si se preguntan quién es ese soberano, tiene nombre y todos lo conocemos, se llama Meta –Facebook- y tiene un valor bursátil de 671,54 mil millones de $. Alfabet –Google- tiene 1,58 billones $. Apple 2,83 billones de $. ¡No cuenten con ellos para hacer la revolución!


divendres, 2 de juny del 2023

Reseña: Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia (I)

Ressenya:

Byung-Chul Han. Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia. Trad. Joaquín Chamorro Mielke. Taurus. Madrid, 2022.




Esta nueva entrega de Han nos proporciona claves para comprender las transformaciones  que se suceden en nuestro mundo global a través de la digitalización. 

I

El régimen de la información 

“Llamamos “régimen de la información” a la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan el modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos.” (pág.9). 

Han contrapone este nuevo régimen propio de la sociedad líquida al régimen “de la disciplina” propio de la sociedad solida. Ahora “no se explotan cuerpos y energías, sino información y datos”. (pàg.9) Este modelo está asociado con el “capitalista de la información” en el que el ciudadano se transforma en  “datos y ganado consumidor” (pág.9).

Utiliza la distinción entre poder disciplinario –sociedad sólida- y el nuevo poder de la información. En el primero, el objetivo era convertir al hombre en parte del engranaje del sistema. La energía se canalizaba hacia el trabajo. Ahora, simultáneamente, el capitalismo de la información quiere hacernos creer en ser “libre, auténtico y creativo”. (pág.10)

Si el modelo disciplinario -cuyo teórico fue Michel Foucault-, se expresaba en el modelo panóptico –ideado por Jeremy Bentham, padre del utilitarismo-, que se plasmó, por ejemplo, en  la arquitectura carcelaria de la Modelo en Barcelona; el objetivo de este modelo era el aislamiento, el sentirse observado permanentemente, aunque materialmente, no fuese posible. Servía para que el recluso no supiera cuando era observado y cuando no, generando  obediencia. Ahora este modelo es ineficiente en el nuevo modelo capitalista. De lo biopolítico –modelo disciplinario-, se ha pasado al modelo psicopolítico. El cuerpo, se transforma en belleza –fitness-, y la psique es el objetivo primordial. Los deseos y motivaciones son la nueva materia prima de la psicopolítica. 

Han describe el régimen de visibilidad que toda dominación despliega. Así, en el Antiguo Régimen, se expresaba a través del esplendor (pág.12). Su coreografías, los verdugos, el público que contemplaba los castigos, la exhibición de atrocidades para resaltar el poder del soberano. En su obra Vigilar y castigar, Michel Foucault expreso con suficiente convicción el despliegue de esa visibilidad. En el régimen disciplinario (s. XIX-XX), el orden de la visibilidad se transmuta. Ahora la visibilidad no es del Soberano, sino de los súbditos. La vigilancia se convierte en sumisión. Interiorizar la vigilancia supone la obediencia. “Para el poder disciplinario es esencial la creación de “un estado consciente y permanente de visibilidad” (pág.13). El clásico literario 1984, de George Orwell, crea la figura del Gran Hermano (Big Brother). Nadie puede escapar a su escrutinio permanente, también él deseo entrar en su psique, pero se conforma con disciplinar su cuerpo. Sin embargo, en la nueva sociedad de la información, la visibilidad se expresa en las redes. Afirma Han: “La tecnología de la información digital hace de la comunicación un medio de vigilancia” (pág.14). La nueva paradoja de la visibilidad es que los propios sujetos se esfuerzan por “dejarse ver”, y el medio ideal es el Smartphone que aúna vigilancia y la ilusión de libertad. La visibilidad se expresa en el término transparencia: “La prisión  digital es transparente”. (pág.15)


dimecres, 26 d’agost del 2015

Psicopolítica (I)

Dictadura de la transparencia

En este apartado, la palabra clave es transparencia. En la actualidad es una palabra cargada de connotaciones nobles y virtuosas, pero Han, nos advierte: "La transparencia es en realidad un dispositivo neoliberal.". Transparencia y comunicación son vasos comunicantes, se necesitan mutuamente. La comunicación rechaza: "El secreto, la extrañeza o la otredad representan obstáculos para una comunicación ilimitada. De ahí que sean desarticuladas en nombre de la transparencia.". La comunicación ha de ser total y absoluta. Si en el modelo de la sociedad sólida, tomar la palabra venía precedido por alguien que da esa palabra, ahora, la palabra se ha democratizado, todos tienen derecho a la palabra. Es más, se alienta el que todos podamos hablar. No es de extrañar, que los programas de televisión vayan llenos de espacios, donde los personajes televisivos hablen sin parar. Por supuesto, lo de menos es el mensaje.



La transparencia para Han es una trampa del modelo neoliberal. Conlleva la "conformidad total es una consecuencia adicional del dispositivo de la transparencia". Pues, " genera un efecto de conformidad como si cada uno vigilara al otro". ¿Cómo se lleva a cabo esa vigilancia? A través del Big Data (Viktor Schönberger). Éste "es un instrumento psicopolítico muy eficiente que permite adquirir un conocimiento integral de la dinámica inherente a la sociedad de la comunicación. (...)El Big Data permite hacer pronósticos sobre el comportamiento humano".

Del  panóptico de la sociedad disciplinar (M.Foucault), al Big Data, este proceso de control social es hoy, más sofisticado, del que pudo soñar G.Orwell para su distópia de 1984. El modelo de Foucault es el modelo orwelliano, pero al decir de Han, ambos han quedado obsoletos. No se trata de "Vigilar y Castigar" (M.Foucault), se trata de hacer creer que somos libres y autónomos. Por eso el Big Data, trata de explorar la psique de cada uno de nosotros. Para Han en este proceso, el Big Data transforma la persona en cosa: Mientras la persona es opaca, la cosa es transparente. Han afirma nada menos que "el Big Data anuncia el fin de la persona". F.Fukuyama, Samuel P.Huntington ya habían habla de finales, sea de la historia, o de la civilización, ahora Han quiere añadirse como lo había hecho Foucault al final de la persona.


En Big Data, se expresa amablemente a través de la red, te ofrece todo lo que deseas. Te invade ofreciéndote aquellos productos que en algún momento has mirado por las páginas de internet. Personaliza tus deseos. Te tiene controlado. Lo extraordinario de este modelo, es que el propio sujeto quien colabora en este proceso de autocontrol.


El Big Data, que es un dispositivo de dominación, " genera objetos de devoción que se introducen con el fin de someter". El smartphone (teléfono inteligente)es el instrumento, o mediador entre el consumidor, se ha borrado el ciudadano, y el Big Data. Han juega con la analogía del rosario. Según Han, " Ambos sirven para examinarse y controlarse a sí mismos". Siguiendo la analogía dirá "El me gusta es el amén digital. Cada clik nos hace más devotos.". Amén/Me gusta