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dijous, 27 de desembre del 2018

Argentina: De Iguazú a casa

Día 13

He he despertado demasiado pronto (5h). A las 6h ducha. Anteriormente, hemos preparado las maletas, que se venían con nosotros. A las 7.45h salíamos hacia las Cataratas de Iguazú por el lado brasileño. Desde esa perspectiva, las vistas son magníficas. Un trayecto de 1 km abarrotado de gente, nos ha llevado a contemplar los torrentes de agua del lado argentino.


Control de fronteras

Hemos visto un tucán, muy cerca del hotel de lujo que se encuentra en el lado brasileño y que tiene vistas a las cataratas. Los inevitables coatíes y un capibara cerca de la zona donde se encuentra la parada de buses. Resultaba extraño verlo comiendo tranquilamente, mientras hacíamos fotografías.




Vista brasileña

En ese trayecto de un kilómetro, hay una zona, donde hay una pasarela que permite contemplar como cae el agua desde las alturas. El rugido del agua hace que se lleve de gotas de agua, mojándolo todo. No he ido, porque no quería que se mojara la cámara fotográfica. Junto a un espacio de tiendas y un ascensor, un replano a escasos metros de la caída de agua, nos permite contemplar el espectáculo que la naturaleza nos ofrece. Impresionante.



   




  


Después de esperar a nuestro guía Hugo, nos ha llevado a una tienda de souvenirs en el lado brasileño. Prescindible. Hemos parado en el control de fronteras que se ha hecho eterno. Finalmente, el bus ha llegado a la terminal de Iguazú para embarcarnos en el avión que nos llevará a Buenos Aires.





En estos momentos (15.44h) estamos volando. Las azafatas reparten bebidas. Hemos aterrizado en el horario previsto en Buenos Aires. Allí nos aguardaba una grata sorpresa. Nos esperaba Roberto nuestro guía cómplice. Nos ha acompañado desde el aeropuerto nacional al internacional de Ezeiza. Un trayecto largo que nos ha permitido volver a pasearnos por Buenos Aires, ver la Adva. 11 de Mayo, el Obelisco y su circunvalación que pasa por las instalaciones que la Federación Argentina de Fútbol tienen para que la selección pueda entrenar.

Nos ha cantado un sentido tango y “nosotros” hemos correspondido con diferentes canciones. En el último tramo, multitud de edificios se les veía los cables de todo tipo expuestos a la intemperie o colgando de los edificios. Resultaba muy extraño. Una vez en el aeropuerto de Ezeiza, acceso a facturación, control de pasaportes, chequeo de maletas de mano y entrada en la zona de acceso al embarque 19. Hemos cenado una ensalada  y una torta de espinacas en una de las cafeterías de la zona de embarque.

Estamos a la espera, son la 21.45h y hasta la hora de embarcarnos, el vuelo sale a las 23.55h, el acceso se abrirá a las 22.05h. Esperamos ya el regreso a casa. El vuelo se hará muy largo desde Buenos Aires a Madrid.



El vuelo ha sido más rápido ha tardado 11.30h en llegar a Madrid. He podido dormir un rato. Aunque tengo los tobillos rojos, me puse los calcetines negros, no sé si fue una buena idea. El problema son las horas inmóviles y no los calcetines. Hemos llegado a Madrid sobre las 15h. en la T1 y desde allí hasta la T4 en bus. Volver a facturar las maletas, está vez también las de mano. Volver hacer tiempo hasta las 20.30h que sale nuestro vuelo para Barcelona, en Iberia. 

Nos ha tocado ir al final del avión. He estado hablando con I. –el nombre más común entre las compañeras del viaje-. Una conversación interesante, ella ha trabajado de psicopedagoga en XXXX. ¡El vuelo se nos ha pasado volando!

Una hora después aterrizamos en el Prat. Volver a recoger maletas, nos esperaba el bus que nos ha llevado hasta casa. Hemos parado en Barcelona (cerca de la calle Aragón), para dejar a una de nuestras compañeras de viaje y después de enfilar la Meridiana el bus nos ha llevado hasta XXXX, junto al Corté Inglés. Besos, abrazos, y finalmente, el bus nos ha dejado junto al Cap. A las 24.10h entrabamos en casa. El viaje definitivamente había acabado.



dimecres, 12 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (II)

Día 2

Después de atravesar los controles de aduana y que nos recogiera nuestro cicerone Roberto, nos llevó a nuestro hotel en la calle Maipu. Cierta confusión en recepción, la llegada de 36 viajeros parece sorprender a todos los recepcionistas en los hoteles que hemos llegado. Había que dar una ficha que previamente habíamos  ido rellenado en el bus mientras nos dirigimos al hotel. Dejar el pasaporte en recepción y posteriormente, entrar en nuestra habitación.



Vistas desde la habitación

Un momento de descanso hasta las 11h, donde nuestro cicerone nos viene a recoger para un tour agotador por la zona residencial de las embajadas. Roberto no paraba de hablar, hablaba sabiendo lo que contaba, pero era muy difícil seguirlo. Un exceso de información se convierte rápidamente en ruido. Hemos parado en la Plaza de Cataluña, donde una estatua de Companys, no demasiado realista, o mejor, no demasiado fiel al personaje, una señera en la pared, junto con una farola estilo “Canaletas” daban un aire nostálgico a ese lugar. Después hemos pasado por la casa donde vivió J.L.Borges. Una placa muy discreta, da noticia de ese hecho. Hemos pasado junto a un boulevard circular –singularidad que Roberto ha insistido en remarcarnos- donde los arquitectos experimentaron con rascacielos funcionales y elevadísimos.


Plaza Cataluña

J.L.Borges


Zona Embajadas





Hemos parado en el lugar donde se encontraba la embajada israelí que el 17 de marzo de 1992 fue objeto de un atentado. Del edificio no queda nada, solamente unas  placas con los nombres de las veintidós personas que perdieron la vida. Sigue sin conocerse los autores.  A día de hoy no ha habido ningún juicio sobre el caso. Avenidas inmensas, tráfico abundante, calor húmedo. Agotamiento. Después de un periplo que se me hizo interminable. Nos ha llevado hasta un restaurante Broccolino. Demasiado de todo, una lasaña excesiva de salsa, no fue una comida memorable.


Antigua Embajada Israelí




Del restaurante, al hotel a descansar. La palabra parece abominable. ¡Nadie va hacer turismo para después descansar en el hotel! Excepto si es turismo de playa, que no es nuestro caso. Así que herejía. Después del descanso, fuimos a la zona de Puerto Madero, donde están los edificios corporativos de entidades bancarias, como el Banco de China, junto a otros edificios que rivalizaban en altura y poder. Junto al canal de agua muy sucia en una primera parte, para arreglarse más tarde junto a un puente del inevitable Calatrava. El puente lleva el nombre de Puente de la Mujer. A su lado, fondea el Buque Museo Fragata A.R.A “Presidente Sarmiento”. No entramos. Empezaban a caer gotas de lluvia. Pasamos a paso ligero junto a un edificio enorme, de  estilo neoclásico, en el que estaban haciendo obras en los accesos y jardines, con el nombre de Centro Cultural Kirchner. Eran las 18h. 












Había largas colas para coger los buses. La caminata fue muy larga y agotadora. Así que nos fuimos al centro comercial Galerías Pacífico, un edificio regio con muchas tiendas de lujo. Dentro se estaba bien, el aire acondicionado funcionaba de manera poco sostenible.Hay un centro Borges, pero no era lo que buscábamos. Después empezó a llover. Entramos en el Florida Garden, una cafetería, que es un  clásico de Buenos Aires, al decir de nuestro fiable cicerone Roberto. Un camarero muy atento, nos atendió. Nos habló de su provincia, Salta con pasión y orgullo.




Seguía lloviendo y nos fuimos al hotel para prepararnos para la cena-espectáculo de tango. A las 20h nos recogieron del hotel para hacer el trayecto en bus que duraba unos 25’. El local se llama “La Ventana”, otro clásico para turistas. Finalizando la cena, empezaba el espectáculo. Tango, baile con profesionales, canciones de una voz femenina, discreta y canciones de una voz masculina mucho más entonado que su compañera, dos bandoneonistas, un piano, un bajo y dos violines con unos esmoquins demasiado amarillos para mi gusto, pedían a gritos ariel oxiaxion.



La Ventana

En el espectáculo, había un poco de todo, para el lucimiento de los artistas, especialmente notable el que hacía el papel de “gaucho” con las bolas danzando y un final hollywoodense de “Evita nos llores…”, sólo apto para los peronistas más recalcitrantes o amantes del musical. Coger el bús y al hotel. ¡El día había sido eterno!


dimarts, 11 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (I)

Día 1

Sobre las 12h hemos llegado al aeropuerto del Prat (Barcelona). La salida hasta Madrid se espera sobre las 13h. Embarcar maletas, control de pasajeros, escáner corporal incluido. Desde el 11-S todos somos sospechosos, sin excepción. Orwell sonreiría ante el despliegue del Big Brother.



Esperamos el vuelo, porque a las 19h sale el avión de Aerolíneas Argentinas desde Madrid con destino a Buenos Aires. A la hora oficial no había ningún avión para embarcar en Barcelona. Han ido demorándolo de manera surrealista. Es decir, sin decir nada. Entre los viajeros estaba Josep Pedrerol, comentarista deportivo. Después de aplazamientos diversos, el avión ha salido sobre las 16.30h tiempo justo para conectar una terminal con la que debíamos coger. 

Llamaba la atención el joven, que estaba en el acceso al embarque de Vueling, con una gabardina de uniforme, que le venía muy grande y resultaba absurdo llevarla puesto dentro del edificio, hacía el ejercicio de no echarse a reír o llorar. Después a aparecido otro, este más expeditivo y poco amable. Ambos no tenían ni idea del porqué del retraso.

Llegar a Madrid. Recoger  maletas, buscar el bus lanzadera que iba lleno, y dirigirnos precipitadamente hacia la terminal 1. Habíamos aterrizado en la T4.




Después del preceptivo control y facturación hemos llegado a las 19.20h. Empezaban a embarcar. Parecía que nuestro inicio no empezaba con buen pie. Sin embargo, este ha sido el único incidente aéreo. No hemos despegado hasta las 20.20h. Un vuelo larguísimo. Una insonorización deficiente. Una cena pasable. Cada uno ha intentado dormir como ha podido. 



M.J.M

Sobre las 4h hora bonaerense hemos llegado. Recoger maletas, control de pasaportes pasar por unos escáneres  de equipaje, y salida. Afuera nos esperaba nuestro cicerone de “Plan de Viatges”, Roberto. Nos han llevado desde Ezeiza hasta nuestro hotel que se encuentra a unos 35km, en el centro de Buenos Aires.


  


No había mucho tránsito, era temprano, llamaba la atención el descuido de los edificios. Hemos recorrido Buenos Aires, hasta alcanzar nuestro objetivo: el hotel Dazzler Maipu.   En el avión nos han despertado para un desayuno muy discreto. Hay que recordar que la diferencia horaria entre España y Argentina es de cuatro horas.