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diumenge, 4 d’agost del 2019

El mundo no funciona como debiera

Cuando se repasa las noticias de Internacional la sensación que se tiene es que no vamos bien. Hay cosas que nunca cambian, por ejemplo, la inercia autoritaria de Rusia. Los gobernantes hacen y deshacen con total impunidad. La recetas de elecciones  controladas, asegura victorias aplastantes de los dirigentes que se quieren perpetuar eternamente.


Resulta descorazonador que el desmoronamiento del bloque soviético, haya dado como resultado, un híbrido que no tiene nada que ver con sistemas democráticos y sí con derivas autoritarias y dictatoriales, revestidas de elecciones controladas.



En esa deriva autoritaria, se encuentra Brasil. Bolsonaro quiere explotar la amanozia. ¿Se beneficiarán los brasileños? La respuesta no es muy difícil de prever. Las organizaciones ecologistas han denunciado la explotación sin control. Pan para hoy y hambre para mañana. ¡Los militares nunca han arreglado nada y sí lo han estropeado todo! La vía autoritaria que planea en el mundo Occidental resulta desconcertante porque sólo tiene como objetivo el control social y la desregulación de todo dique para mayor gloria del capitalismo global.


Esa vía autoritaria, también se encuentra en Europa. Las peripecias del Open Arms son un buen ejemplo. Salvar vidas se puede convertir en delito gracias a esa nueva mirada de los gobernantes autoritarios de la nueva Europa. Europa regala dinero a Libia para que retenga –como sea- a los migrantes que escapan de horizontes de pobreza y violencia. La falta de una política conjunta –la evidencia de que los  nuevos mandatarios europeos del norte y del sur del este o del oeste, nos quieren salvar de una ola de inmigración, es el nuevo El Dorado para explotar los miedos y la fragilidad de las sociedades europeas-, en materia de emigración proveniente de países terceros, hace que el peso lo lleven los países del sur, especialmente, Italia, sin olvidar a Grecia. 

Salvini es la nueva cara de esos políticos que medran con el miedo y las inseguridades de la ciudadanía europeas. La sociedad del bienestar parece que se quiere alejar de nuestro horizonte vital. No parece que sea fácil revertir ese efecto. Las conquistas sociales que después de la Segunda Guerra, configuraron el corazón de Europa a través de políticas distributivas –estado del bienestar-, parecen retroceder ante la pasividad o resignación de esa ciudadanía que vivirá peor gracias a la exaltación de una individualidad que es ciega ante los recortes del estado del bienestar. ¿Por qué esa resignación? No es fácil dar una respuesta. Javier Gomá Lanzón*, en su “Ejemplaridad pública” intenta darnos una. Se agradece el intento de ofrecer salidas ante un panorama anémico de alternativas.

Todos los que tienen una edad, recordarán la película de Otto Preminger, Éxodo (1960), en ella nos cuenta las peripecias dramáticas de un barco cargado de refugiados judíos que quieren desembarcar en Israel (1947) y son rechazados por los británicos que ocupaban dichos territorios. No importa si la película es partidista o no lo es. Lo significativo es el ejercicio de prohibición de llegar a puerto para salvar a personas refugiadas. Ya no estamos en 1947, pero no hemos ido muy lejos en sensibilidad ni en empatía. Quienes nos gobiernan, en nuestras sociedades, expresan el sentir de la ciudadanía, no parece que escojamos demasiado bien, pues, gobiernan especialmente contra nosotros.


Por último, la nueva matanza en EE.UU es el síntoma de una sociedad que según su mandatario – la limitación de mandato, debería ser una obligación constitucional-, Donald Trump, tiene la bendición divina. Pero EE.UU es una sociedad desequilibrada entre una élite multimillonaria y unas  clases medias y trabajadoras en retroceso, además de una estratificación social  en función de raza, etnia y género. Ser pobre es EEUU, es una maldición insuperable. Sin embargo, su modelo se exporta a todas partes, incluido en Europa. 

No habrá cambios legislativos para controlar la adquisición de armas de fuego, habrá un coro que rece y exhortaciones para evitar un desastre que volverá a repetirse. EEUU es una sociedad punitiva, al parecer el agresor se entregó a la policía - no se descarta la motivación racial-  le espera la inyección letal o cadena perpetúa, es la única solución que es capaz de ofrecer a la sociedad norteamericana.

No se han apagado las noticias de la matanza en Texas que una nueva noticia vuelve a golpear EE.UU, está vez en Daytona (Ohio), nueve muertos en un nuevo ataque mortífero, en está ocasión, el presunto responsable ha sido abatido por la policía.





* Javier Gomá Lanzón, Ejemplaridad pública (2009). Tetralogía de la ejemplaridad. Ensayo, Debolsillo, Barcelona, 2019.

dijous, 27 de desembre del 2018

Argentina: De Iguazú a casa

Día 13

He he despertado demasiado pronto (5h). A las 6h ducha. Anteriormente, hemos preparado las maletas, que se venían con nosotros. A las 7.45h salíamos hacia las Cataratas de Iguazú por el lado brasileño. Desde esa perspectiva, las vistas son magníficas. Un trayecto de 1 km abarrotado de gente, nos ha llevado a contemplar los torrentes de agua del lado argentino.


Control de fronteras

Hemos visto un tucán, muy cerca del hotel de lujo que se encuentra en el lado brasileño y que tiene vistas a las cataratas. Los inevitables coatíes y un capibara cerca de la zona donde se encuentra la parada de buses. Resultaba extraño verlo comiendo tranquilamente, mientras hacíamos fotografías.




Vista brasileña

En ese trayecto de un kilómetro, hay una zona, donde hay una pasarela que permite contemplar como cae el agua desde las alturas. El rugido del agua hace que se lleve de gotas de agua, mojándolo todo. No he ido, porque no quería que se mojara la cámara fotográfica. Junto a un espacio de tiendas y un ascensor, un replano a escasos metros de la caída de agua, nos permite contemplar el espectáculo que la naturaleza nos ofrece. Impresionante.



   




  


Después de esperar a nuestro guía Hugo, nos ha llevado a una tienda de souvenirs en el lado brasileño. Prescindible. Hemos parado en el control de fronteras que se ha hecho eterno. Finalmente, el bus ha llegado a la terminal de Iguazú para embarcarnos en el avión que nos llevará a Buenos Aires.





En estos momentos (15.44h) estamos volando. Las azafatas reparten bebidas. Hemos aterrizado en el horario previsto en Buenos Aires. Allí nos aguardaba una grata sorpresa. Nos esperaba Roberto nuestro guía cómplice. Nos ha acompañado desde el aeropuerto nacional al internacional de Ezeiza. Un trayecto largo que nos ha permitido volver a pasearnos por Buenos Aires, ver la Adva. 11 de Mayo, el Obelisco y su circunvalación que pasa por las instalaciones que la Federación Argentina de Fútbol tienen para que la selección pueda entrenar.

Nos ha cantado un sentido tango y “nosotros” hemos correspondido con diferentes canciones. En el último tramo, multitud de edificios se les veía los cables de todo tipo expuestos a la intemperie o colgando de los edificios. Resultaba muy extraño. Una vez en el aeropuerto de Ezeiza, acceso a facturación, control de pasaportes, chequeo de maletas de mano y entrada en la zona de acceso al embarque 19. Hemos cenado una ensalada  y una torta de espinacas en una de las cafeterías de la zona de embarque.

Estamos a la espera, son la 21.45h y hasta la hora de embarcarnos, el vuelo sale a las 23.55h, el acceso se abrirá a las 22.05h. Esperamos ya el regreso a casa. El vuelo se hará muy largo desde Buenos Aires a Madrid.



El vuelo ha sido más rápido ha tardado 11.30h en llegar a Madrid. He podido dormir un rato. Aunque tengo los tobillos rojos, me puse los calcetines negros, no sé si fue una buena idea. El problema son las horas inmóviles y no los calcetines. Hemos llegado a Madrid sobre las 15h. en la T1 y desde allí hasta la T4 en bus. Volver a facturar las maletas, está vez también las de mano. Volver hacer tiempo hasta las 20.30h que sale nuestro vuelo para Barcelona, en Iberia. 

Nos ha tocado ir al final del avión. He estado hablando con I. –el nombre más común entre las compañeras del viaje-. Una conversación interesante, ella ha trabajado de psicopedagoga en XXXX. ¡El vuelo se nos ha pasado volando!

Una hora después aterrizamos en el Prat. Volver a recoger maletas, nos esperaba el bus que nos ha llevado hasta casa. Hemos parado en Barcelona (cerca de la calle Aragón), para dejar a una de nuestras compañeras de viaje y después de enfilar la Meridiana el bus nos ha llevado hasta XXXX, junto al Corté Inglés. Besos, abrazos, y finalmente, el bus nos ha dejado junto al Cap. A las 24.10h entrabamos en casa. El viaje definitivamente había acabado.