dilluns, 1 d’abril del 2019

Egipto: Barcelona-El Cairo (II_d)

Día 2

La gran pirámide de Keops




Éstas son las medidas de la mayor de las pirámides: 146 m de altura en su origen, una masa de piedras de más de 2,5 millones de m3, más de 230 m de anchura de los lados en la base, 6 millones de toneladas de piedras, algunas de las cuales pesan más de 15 toneladas, una superficie de más de 4 hectáreas, 4 caras inclinadas a 51° 52' y orientadas con sorprendente precisión hacia los cuatro puntos cardinales*.”

Después de nuestro descenso y ascenso a la pirámide roja, la visita al interior de Keops, ha sido un auténtico paseo. Sin embargo, el trayecto se ha realizado en medio de la oscuridad, afortunadamente, paliada por los móviles que nos han servido de “antorchas”. No sé la razón de porque no han abierto las luces que hay en el interior. La bajada sin apenas nadie que subiera se ha ido haciendo cada vez más calurosa. No había luz y a penas se podía contemplar las paredes enormes. No había que gatear, el pozo era suficientemente alto para ir de pie. Al llegar a la cámara mortuoria, vacía y oscura cierta sensación de desaliento me ha invadido. Hay la gran galería que impresiona por la enormidad de la construcción, pero todo estaba anegado por la oscuridad y las sombras que proyectaban nuestras “antorchas digitales”.




Vista de la Pirámide de Kefrén






Al salir, la luz cegadora nos ha recordado el abismo entre las tinieblas (pirámide) y el sol. Después hemos ido en bus, hasta la explanada para contemplar las tres pirámides. La vista es grandiosa e inolvidable. Sin embargo, había una bruma, mezcla de la contaminación y el día calichoso. Las fotografías no acababan de salir todo lo fotogénicas que se podría haber conseguido en un día de cielo azul. Unos chiringuitos vendían morralla para turistas. Es difícil escapar a la fiebre consumista. Puedes vencer la tentación muchas veces, pero al final acabas sucumbiendo. Contemplar a estos tres colosos de la imaginación humana permite advertir la singular capacidad del ser humano por alcanzar lo inalcanzable, es decir, la inmortalidad. Aún hoy, se oyen comentarios donde se ponen en cuestión que dicha civilización pudiera conseguir tamañas hazañas. Sólo desde el prejuicio es posible aún sostener las disparatadas hipótesis para eludir la solución más sencilla. Que la civilización egipcia tuvo los medios, la oportunidad y el coraje para hacer frente a estos retos que después de 3500 años  aún nos asombran.




La esfinge

La figura enigmática que parece en tantas fotografías y reportajes sobre Egipto, contemplada en directo crea un sentimiento extraño. La historia que ha contemplado se confunde con las peripecias de la humanidad. El “guardián de los dioses” que no ha podido evitar el saqueo de los tesoros de los faraones. Como siempre una multitud nos acompañaba en nuestro peregrinaje turístico. A lo largo de la jornada un policía de paisano nos ha acompañado a todos los lugares. Su traje indicaba que no estaba de vacaciones. Se podía ver el arma que llevaba dentro de la americana. Debió de pasar mucho calor.

Según nuestra guía sobre Egipto, “la esfinge tenía como misión consiste en proteger las tres pirámides y permitir el renacimiento del sol cada mañana*”. La cara deformada es una muestra de la mano del hombre y las fuerzas de la naturaleza. Demasiados enemigos para salir indemne.

                      



La esfinge, león con cabeza humana, mide 57 m de largo y 20 m de alto*. Christian Jacq, sugiere que la esfinge fue creada por los escultores de Keops. Para acabar, en la XVIII dinastía se nos reveló que el nombre de la Gran Esfinge es Horakhty-khepri-ra-atum, es decir «Horus que está en la región de luz», que simboliza los tres aspectos principales del curso solar: Khepri, el sol naciente y símbolo de la incesante mutación de la vida; Ra, el sol de mediodía, la luz en el apogeo de su potencia; Atum, el sol poniente, evocación de la creación original.*


                              

  


  

En la Grecia antigua, la figura de la Esfinge dio un nuevo enfoque a su significación. La leyenda de Edipo expresa ese nuevo significado. La esfinge, sometía al viajero a una adivinanza, quien fallaba en la respuesta, estaba sentenciado a muerte. Edipo pudo salvarse porque resolvió el enigma. Sófocles la denomina “la inflexible cantora”. La diversidad de versiones sobre el enigma es proverbial en el mundo antiguo. Aristófanes de Bizancio (s.III a.C) nos da esta descripción elaborada:

Adivina este acertijo," le dijo la Esfinge a Edipo, "o encontrarás tu muerte: ¿Cuál es la criatura que en la mañana camina en cuatro patas, al medio día en dos y en la noche en tres?"Edipo miró a la Esfinge y le respondió: "El hombre. En su infancia gatea con sus manos y rodillas, que es como tener cuatro pies. Cuando es un adulto camina en dos pies. Y en el anochecer de su vida, cuando es un anciano, usa un bastón, lo que equivale a caminar en tres pies." (Aristófanes el gramático)




Después de la visita e infinidad de fotografía, hemos ido a comer. Un restaurante nos esperaba, ahora no recuerdo el nombre. Un buffet internacional nos esperaba, eran las 15h. La comida no ha sido memorable. Para perder tiempo, antes del vuelo hacia Luxor, hemos ido a una tienda de papiros. La tienda elaboraban ellos mismos los papiros. Algunos que estaban expuestos eran muy artísticos. Se podía pagar en toda clase de monedas, o sea $ o € o con tarjeta de crédito. Después al aeropuerto. Volver a ver el caos circulatorio que a esa hora era intensísimo. Volver a comprobar que las edificaciones son una buena metáfora del país. 








A las 17.35h  se hace de noche. Hemos llegado sobre las 18.45h al aeropuerto. Por alguna razón inexplicada o inexplicable, el grupo ha sido dividido en dos vuelos. A nosotros nos caído el premio de hojalata, coger el último vuelo que salía a las 22.05h. Se ha hecho eterna la espera, entre otras razones porque en la terminal de vuelos nacionales no había más que una cafetería y además no disponía de ninguna variedad. El trayecto ha durado una hora. 

Llegada a Luxor, y nos esperaba un autobús que nos ha conducido por calles desiertas, y algunos puesto de policía hasta la motonave Stegenberger-Minerva. Nuestro guía nos esperaba en recepción. Rellenar formularios y entregarnos las llaves, entrabamos a la habitación sobre las 01h. Arreglar maletas para llevar la ropa adecuada para la siguiente jornada. Se nos hizo las 02h. Me he duchado para ir avanzando, pues, habrá que despertarse a las 4.30h. ¡Vaya vida del turista!


Nota:

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.

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