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diumenge, 15 d’octubre del 2023

Aniversari per recordar

 


Aniversari del assassinat de Lluís Companys (1940)



Escoltar les paraules de la presidenta de Societat Civil Catalana dient: "que "fa 45 anys que ens sentim orfes". "Aquells republicans –comunistes, catalanistes, socialistes o anarquistes, alçats tots contra la glàndula nacionalista imperial– a qui no van dedicar ni un sol mot i que, per cert –i mai em cansaré de repetir-ho–, no van ser oficialment reconeguts com a morts al Registre Civil fins a l’agost de l’any 2019. Després d'haver estat enlloc durant 74 anys." Pot ser que aquesta presidenta de SCC s'ho faci mirar perquè l'odi i la venjança que traspua contra els altres espanyols -catalans inclosos- expressa perquè la extrema dreta no va guanyar les eleccions. Res més cal memòria.


divendres, 14 d’abril del 2023

Aniversari de la II República: 90 anys



Ara que tothom sembla monàrquic, especialment, les institucions de l'Estat central, avui fa noranta anys que és va proclamar la II República. Va ser un moment d'alegria, perquè desprès va haver una Guerra Civil, la van guanyar l'altra Espanya. Aquesta monarquía -Felip VI- és hereva directa dels desitjos d'un dictador. He vist que el PSOE fa reivindicacions de la República, però això és així, perquè estem en temps de campanya electoral.


 

dimecres, 14 d’abril del 2021

La República no està morta!

 



Avui fa noranta anys de la proclamació de la República. La resta és història, una història plena de furor i guerra. D’una dictadura interminable (1939-1975) i una Transició què va blanquejar a tota l’etapa anterior. La Constitució del 1978, el cop d’Estat del 1981 què va canviar el rumb, escorant-se a la dreta. ETA i el terrorisme i la resposta del Estat amb el GAL. Els anys de creixement gràcies al totxo i a l’economia d’amics, ens va fer pensar què vivíem en el millors dels móns possibles. Però la crisi de 2007 ho va canviar tot. Les manifestacions multitudinàries del 11-S a Catalunya, demanant, més autogovern, una Monarquia en decadència, una corrupció sistèmica dins dels partits, especialment greu al PP, una STC sobre l’Estatut de Catalunya, què va impugnar a tota la ciutadania què havia votat en referèndum, va donar el tret de sortida cap d’independentisme. L’1 d’octubre de 2017 és va poder visualitzar els límits del Estat espanyol, amb la repressió inaudita de les forces expedicionàries a Catalunya. Va ser el punt de no retorn, almenys, a una part molt important de ciutadans. El Rei Felip VI, va aparèixer com la figura  d’aquesta repressió. El judici espectacle contra el representants polítics, i unes condemnes retorçant les lleis, per condemnar-los com a càstig  exemplar. Fins ara mateix, en què els nostres representants polítics, estan a la presó o al exili. La venjança segueix. Però la ferida és tan profunda, què de moment no hi ha remei.


divendres, 9 de juny del 2017

diumenge, 19 de març del 2017

Platón (y II)

4. El mundo sensible

Que Platón no olvida el mundo sensible, que éste en su creación ha sido producido de acuerdo al modelo de las ideas y por un divino demiurgo, se nos muestra con claridad en el Timeo.

El cosmos con sus aspectos materiales, perceptibles por los sentidos existe -contra Parménides-. Pero, ¿qué es el cosmos? Para empezar el cosmos es un ser vivo y, como tal tiene alma, pero además el cosmos es ante todo proporción y armonía. La creación ha de entenderse como un acto de bondad. Su existencia supone tres elementos: un modelo -las ideas-, un material en el que está construcción ha sido operada y un obrero que ha realizado esta operación. ¿Quién es el autor de este cosmos? La respuesta está en su mito del demiurgo, que quería imponer al mundo un orden, una finalidad inteligente, pero halló ante sí a la necesidad, con la que tuvo que enfrentarse. Esta necesidad es la del material en que realizó su obra. Esta necesidad es la materia de la que está construido este cosmos que está sometido a la perpetua fluencia del devenir.

El acto de creación supone imponer orden al desorden y este orden es el que hace posible que este mundo sensible sea el recordatorio de la existencia de un mundo inteligible.


5. Posibles caminos para llegar a la aprehensión de las Ideas. 


1. El recuerdo o la reminiscencia.

Junto a esta alma que se debate entre lo racional irracional (Fedón),se levanta en Platón una teoría mítica de origen órfico-pitagórico acerca de la inmortalidad del alma. Las doctrinas órfico-pitagóricas afirmaban la existencia de dos mundos, el perfecto de la otra vida y el imperfecto de aquí abajo. El alma pertenece al primero, pero en virtud de un original castigo -mito: Los Titanes despedazaron al niño-dios Dionisos, comiéndose su corazón. Zeus los fulminó con rayo y los convirtió en cenizas. De ellas surgió el hombre en dualidad: mortal por las cenizas del castigo, inmortal en cuanto a alma, porque ya habían comido lo divino-; cayó en la cárcel del cuerpo.


La teoría de la reminiscencia expresa la idea de que conocer es recordar y por otro lado, alude a la posibilidad de aprehender las Ideas: antes de venir a este mundo, el alma contempla las Ideas; al unirse al cuerpo -cárcel del alma-, olvida lo conocido en su anterior existencia; pero este conocimiento no desaparece, sino que se conserva. El alma se convierte en recipiente de la memoria, pero de una memoria que nos viene de una vida anterior a aquella de la que ahora somos conscientes. El alma aprendió en el "tiempo eterno", nos dirá en el Menón. Mediante el recuerdo el hombre puede recuperar lo que ya sabía, el ser verdadero de las cosas, las Ideas.

2. La filosofía como impulso erótico.

El objeto del amor (eros) es, según, Platón la belleza. En el Banquete, la filosofía se muestra como amor, especie de "locura divina", que conduce a la captación de la Belleza sí. Este impulso se inicia en lo sensible -cosas bellas-, se dirige hacia lo inteligible -la Belleza en sí.


3. La filosofía como catarsis o purificación.

En su visión órfico-pitagórica Platón contempla alma que ha de purificarse mediante la virtud. Si ésta ha sido excelente tras la muerte se reencarnará. La dignidad de los individuos (hombres, animales y plantas) en los que se reencarne dependerá del esfuerzo realizado y excelencia conseguida en la vida anterior.
En el Fedón la filosofía aparece como catarsis o purificación y como preparación para la muerte. El filósofo sabe que la contemplación directa de las ideas sólo es posible después de la muerte. Mientras permanece en este mundo, su tarea consiste en recordar y en purificarse, es decir, liberarse de lo sensible.

4. La dialéctica.

Platón llama a la dialéctica -método- armonía y viaje. Todos los diálogos son una muestra de lo que es el proceso dialéctico: derribar mediante las adecuadas negaciones las hipótesis que los antagonistas habían asentado como tesis hasta que emerja la verdad, que radica en el lenguaje o sólo en él puede darse.

El dialéctico expresa la posibilidad de liberarnos del mundo subterráneo -mito de la caverna-, donde el camino ascendente conduce desde las sombras hasta el sol -contemplación de la Idea de Bien-. Cuando se ha visto las Ideas, la dialéctica supone estar en posesión de la ciencia que sabe "a través de razonamientos cuáles de los géneros concuerdan con otros, y cuales son incompatibles entre sí " (Sofista).

Cuando el dialéctico está en posesión del conocimiento y recordando el estado de abandono de sus compañeros en la soledad de las tinieblas, debe volver para liberarlos. Aquí empieza la dialéctica descendente. A la luz de las ideas hay que captar el mundo sensible. 


6.- Dualismo antropológico. 

El dualismo platónico es eje de su reflexión filosófica en el ámbito de su ontología al establecer una separación entre el mundo sensible y el mundo de las ideas, y está separación es un reflejo en el orden antropológico. El hombre es un compuesto de cuerpo y alma. 

1.- El cuerpo, cárcel del alma.

En el Fedón,( 82) nos habla de la condición del alma cómo cárcel del cuerpo. La realidad corporal pertenece al mundo sensible, mientras que el alma pertenece al mundo inteligible. Lo propio del alma es el mundo inteligible, por eso, mientras esta encerrada en el cuerpo anhela la separación del cuerpo que solo es posible después de la muerte. La filosofía es una preparación para la muerte (Fedón). Se trata de liberarse de lo sensible, he ahí, la tarea del filósofo.

2. Las tres partes del alma.

En el Fedro (245-247) nos transmite el mito del cochero o auriga, en el que pretende decirnos lo indecible, esa es la función del mito. En este mito es trasunto de la división del alma en distintas funciones: racional, irascible y concupiscente.

En el mito nos describe el auriga que tiene que habérselas con dos caballos que por su propia naturaleza irían en direcciones contrarias. Esto supone un duro esfuerzo por parte del conductor para llevar a buen puerto el carro. Un caballo es bueno por naturaleza, noble se deja llevar de buena gana. Pero el otro caballo es difícil, áspero y tumultuoso. 

Hasta aquí el mito, no se requiere demasiada imaginación para ver en el auriga nuestra parte racional que debe gobernar a la irracional. El caballo bueno representa la parte irascible que si es buena no sabe controlarse, mientras que el caballo malo representa los deseos inmoderados (concupiscentes).

Esta naturaleza tripartita en el Fedón parece que el alma siendo una, tiene diferentes funciones, pero no queda del todo claro si la inmortalidad hay que adjudicarla a la totalidad del alma -parecería que así es- pero no que nada claro.


7.- Ética.

1.- El Sumo Bien como mezcla proporcionada de placer y sabiduría.

En el Filebo,( 61) no cuenta que la vida buena no puede ser ni el placer sólo, pues eso nos asemejaría a los animales, ni la sabiduría sólo, pues eso pertenece a los dioses, sino que debe ser una mezcla de ambos. El Sumo bien sólo puede ser una vida que mezcle placer y sabiduría, pero ¿cuál debe ser la dosis? Proporción, la verdad y la belleza.

2.- La virtud como ordenación entre las partes del alma.

"(..) ¿no es el producir la justicia preparar las partes del alma para que cumplan su cometido, según su naturaleza; y el producir la injusticia atribuir a unas y a otras un gobierno que va contra su naturaleza? "(República, 445).

Mediante la práctica de la virtud se accede al Sumo Bien y, por tanto, a la suprema felicidad; por eso, la virtud es, según Platón, el tesoro más valioso para el hombre .

¿Qué es la virtud? Según Platón es la armonía entre las diferentes partes del alma. Curiosamente, en el plano político volverá a insistir que la Justicia es también la armonía de los diferentes estamentos sociales. Así pues, a la parte racional le corresponde la sabiduría o prudencia; a la parte irascible, la fortaleza (andreia) y a la parte concupiscente la templaza. 

¿Puede aprenderse la virtud? Platón responderá que sí en la línea iniciada por Sócrates. La virtud se identificará con el conocimiento porque sólo ella nos permite saber lo que buscamos y lo que queremos.




La imagen del prisionero expresa el ideal del arte en Platón. Al prisionero del mito se encuentra en el dilema de quedarse con sus compañeros o dirigirse con esfuerzo havia el exterior. Este esfuerzo no puede surgir del exterior, sino de uno mismo. Es una tendencia y un esfuerzo que implica deseo del Bien, de la verdad, de la Justicia, de todas las ideas que duermen en la memoria y que hemos despertad con la reflexión, con el diálogo. La areté puede aprenderse, pero no mirando hacia el exterior, sino hacia un mismo.

8.- Teoría política: el Estado ideal.

1.- La justicia, ideal de la comunidad.

Platón pretende construir un modelo de organización ciudadana basada en la Justicia. La República nos dirá "no hacemos un Estado tratando de que una clase de ciudadanos sea feliz, sino que lo sean todos" (220 c). Por ello son imprescindible algunos requisitos:
a) tener una clara idea de la justicia; 
b) superar la política como expresión de la fuerza, la demagogia o la tiranía de la mayoría; 
c) educar a los ciudadanos, y sobre todo, a los políticos y 
d) esa educación llevará al poder a los más inteligentes y poderosos. 


2.- Niveles de organización del Estado.

Platón establece una correspondencia entre las funciones del alma y la estructura de la sociedad. El orden social (ideal) platónico, supone una regresión del modelo de Polís ateniense. La estructura ideal de su República, supone un orden inmutable: los que dirigen, los guardianes y los artesanos y comerciantes.

Para Platón las tres esferas son necesarias, tienen su propia dignidad. Sin embargo, en la República, se ocupa fundamentalmente de los guardianes y los gobernantes. Para los guardianes (valentía o andreia) se establece un régimen estricto para hombres y mujeres de los que saldrá el rey-filósofo. Como estamos en un reconstrucción ideal, lo guardianes deben ejercitarse en el dominio de los objetos inmateriales, es decir, deben instruirse en el orden dianoético, paso previo para alcanzar la noesis o visión de las Ideas, que le corresponde al dialéctico.
El rey-filósofo que tiene como virtud la sabiduría ha visto las ideas -Justicia, Verdad, Bondad-, es quien debe dirigir los asuntos del Estado. Su fuerza radica en la virtud de la excelencia, de la sabiduría. El rey-filósofo es el pastor que diligentemente dirige como a los prisioneros del mito hacia la luz, aunque no queda claro si debe liberarlos al final del camino.

Platón en Leyes, resitúa su discurso político desde el plano de la razón como instrumento para imponer la justicia a otro plano, ya no estamos en el ágora, sino en la acrópolis, cerca de los dioses, porque la razón es impotente para contener el desorden. Los dioses y no la razón nos salvarán nos dice Platón en Leyes.

¿Y la Justicia? La respuesta que nos da Platón resulta decepcionante. La Justicia, nos dirá, consiste en que cada estamento cumpla con su deber, es decir, los que dirigen deben gobernar para el bien común, los guerreros vigilar la paz interna y externa de la Polis y los comerciantes y artesanos, proporcionar los bienes materiales que son necesarios para el bienestar de todos. La Justicia consiste pues, en no traspasar los límites que a cada uno le corresponde. Quien traspase esos límites le espera en la otra vida penalidades sin cuento (mito de Er).

3.- Las formas de gobierno.

El régimen correcto es el que corresponde a la monarquía cuando se encarna en el hombre virtuoso, cuando son muchos, aristocracia. Sin embargo, estos modelos ideales degeneran, así surgen la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía. Se verá que estas formas de gobierno o regímenes corresponde en el plano individual a las funciones del alma. 



Bibliografía:

VV.AA.- Historia de la filosofía a partir de los textos. ed.Edelvives, Zaragoza, 1988

diumenge, 14 d’abril del 2013

Cospedal y la República


Cumple años de olvido y desprecio la Segunda República (1931-1939), hubo un paréntesis (1933-1935). La idea de República surge con fuerza, dada la deriva monárquica en la que se ha metido. Un Rey superado por sus torpezas y peor asesorado deambula a través de un declive físico evidente y los escándalos asociados al caso Nóos. Recordemos que la Monarquía fue el regalo envenado de la Dictadura de Franco. Después se ha intentado lavar ese pecado original. Se quiso afirmar que la Constitución avalada por la sociedad española daba carta de naturaleza a la Monarquía Parlamentaria, pero esa Institución entraba en el paquete constitucional sin posibilidad real de discusión. El 23F se vendió como el espaldarazo de la Monarquía y de la persona del Rey. Leyendo a Cercas y su imprescindible “Anatomía de un instante”, la acción del Rey en esa noche aciaga fue cuando menos dubitativa, y la conducta de la sociedad española y la de sus políticos fue simplemente de cobardía colectiva. La democracia no salió reforzada como se pretendió vender y su plus fue el reforzamiento de la figura del Rey. Hasta ahora. El desgaste de la monarquía y su sentido han perdido fuerza a favor del ejecutivo, cada vez que tienen mayoría absoluta intentan copar todas las esferas del poder, a pesar de la retórica de turno.
 


El ruido mediático no lo llevan la crisis económica, el paro, la corrupción de los políticos y los “cooperadores necesarios”, que han llevado a la sociedad española hacia una deriva de pobreza generalizada y de desconcierto profundo. ¡La culpa de todo es de los “escraches”!

 


La tesis de Mª Dolores de Cospedal es que toda la culpa son de esos “nazis”  que se manifiestan –escrache- delante de las viviendas de los políticos (del PP). La palabra “nazi” empieza a ser usada en vano y  además en banalizarla. Cualquiera que no haga lo que a mí me gusta puede ser calificado por ese adjetivo calificativo. Debería informarse del significado de esa palabra, porque hacer ese tipo de comparaciones siempre son odiosas. Cuando un correligionario de la Sra. Cospedal se lleva 30 millones de € a Suiza y al parecer eso no es nada especialmente punible, si lo es manifestarse delante de esas viviendas que nunca serán desahuciadas por los bancos. El gobierno del PP quiere criminalizar sólo aquellos que se manifiestan contra sus intereses, por eso les ha costado tanto solicitar una querella criminal contra el Sr. Bárcenas. ¿Cuántos años la Sra. Cospedal debió saludar al todopoderoso tesorero de su partido? Seguramente, debía de verlo como un titán de su partido, una bendición del cielo tenerlo como compañero de partido, preocupándose de los problemas de la ciudadanía. Ahora, tienen que mirar a otro lado, y nada mejor que buscar culpables fáciles con que cargarles todas las frustraciones de un partido que irresponsablemente en la época Zapatero caminó en dirección contraria para tener que volver sobre los paso de ZP.

 

diumenge, 8 de gener del 2012

"Riña de gatos" (y perros)


Acabo de leer “Riña de gatos. Madrid 1936” de Eduardo Mendoza, premio Planeta 2010. Eudardo Mendoza es un escritor excelente, lo demostró con “La verdad sobre el caso Savolta” (1975), especialmente notable fue su obra “La ciudad de los prodigios” (1986), o bien, “El asombroso viaje de Pomponio Flato” (2008). Premios y reconocimientos que Mendoza merece sobradamente.


La imaginación y la memoria me juega malas pasadas porque de manera inconsciente esta novela que quisiera comentar “Riña de gatos” me hace saltar a otra novela de Muñoz Molina que la sitúa en la misma época. Mendoza juega a un tono ligero. Una comedia llena de enredos e intrigas y un sabor castizo que quiere ser eso, una comedia, donde los personajes son ligeros en medio de un ambiente sobrecargado de ideologías.


La novela tiene una trama detectivesca. La posible existencia de un cuadro desconocido de Velázquez es el motor de toda la trama. Y la entrañable figura de Anthony Whitelands el protagonista, a su pesar, de un entramado de conspiraciones entre miembros de Falange, militares golpistas, miembros del lumpenproletariado y una familia de la nobleza madrileña. Ingredientes más que suficientes para hilvanar una historia amena y entretenida. Si el trasfondo es el Madrid de 1936, la realidad que se deja traslucir es sólo un telón para las correrías de los personajes.

En esta historia hay amor y desamor, envidias y rivalidades, sacrifico y mezquindades, es decir, como la vida misma. Por ello, la novela se deja leer fácilmente. No en vano, el Premio Planeta, es el vehículo que hace posible que miles de lectores se acerquen a la lectura.




Si la construcción de la trama está hecha con acierto, hay excelentes digresiones sobre la historia del arte, y los personajes, reales e imaginarios que aparecen están resueltos con acierto, el final, parece demasiado precipitado, como si su autor quisiera dejarlos, abandonarlos a su suerte. Una suerte que permite entender una de las constantes del escritor. Hay un auténtico afán de deshacerse de cualquier trascendencia, de adquirir cualquier perfil de importancia, Eduardo Mendoza no quiere ser un escritor de referencia –Muñoz Molina-, lo suyo es una literatura que se sabe efímera, que no quiere ser un clásico –como lo será “La noche de los tiempos” de Muñoz Molina-, es un escritor anticlásico, si es que esta etiqueta tiene algún significado.


En tiempos como los nuestros, la actitud de Mendoza es digna de tener en cuenta. A medida que iba leyendo y sonriendo, ante las peripecias de “Vitelas” como le llama uno de los personajes que aparecen en la novela,uno no deja de pensar en la otra novela “La noche de los tiempos”, donde los personajes son trágicos como lo serán los destinos de todos los españoles que vivieron aquellos dramáticos hechos. La utilización de un extranjero “un inglés” le permite a Mendoza, tomar distancias sobre lo que se cernía en la España del 36. El personaje está fascinado por Velázquez y la cultura del siglo de Oro, pero no tiene convicciones ideológicas, su causa es la pintura, el arte. Y está desafección ideológica, le permite ver lo que aparece como un desatino, y una locura. En la distancia esa locura tuvo que ver con las ideologías y también con las circunstancias concretas y precisas de una España que quería ser moderna, pero estaba prisionera de sus tradiciones que acabaron por estallar de manera trágica en julio del 36. La República fue asaltada por aquellos que habían jurado lealtad, el resto es nuestra historia reciente. Una historia que aún escuece, por ello, “Riña de gatos” es un bálsamo, puede parecer poca cosa, pero en tiempos donde la crispación se hace virtud, la novela ayuda a contrarrestar esa bilis que aún circula cuando se habla de la España del 36.