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divendres, 2 de novembre del 2012

hastío o revienta


Las semanas avanzan pero la sensación de frustración se hace más intolerable. El gobierno hace como si estuviese manejando la crisis con habilidad y acierto. Incluso el ministro de Hacienda nos dice que los próximos presupuestos son los más “sociales de la historia de la democracia”. No sé en qué país vivo. Entre los cantos de sirena de un futuro estado catalán y la despreocupación del gobierno que espera que todo pase, la realidad no deja margen.
 

Mientras la tiranía de lo cotidiano ahoga cualquier discurso triunfalista. Los ciudadanos estamos sufriendo el miedo al desamparado. La solidaridad se deshace como el azúcar. Los recortes sociales hacen que cientos de miles de personas se vean en situaciones impensables hace sólo un año. Las cifras de paro aumentan, la reducción de las prestaciones sociales –subsidio de paro, ayuda familiar- se reducen de manera ignominiosa, mientras que los bancos viven en otro plano. Ellos son sistémicos, es decir, son insustituibles, mientras que los ciudadanos somos prescindibles. Los bancos deben miles de millones, pero nadie los embargara ni los echaran a la calle, como se hace con cientos de miles de ciudadanos que son desahuciados por falta de pago cerca de 170.000 en tres años, debido a la crisis que los propios bancos generaron.

 
 
Se han inventado un “banco malo”, la expresión no deja de ser inquietante. Incluso el “banco malo” podrá tener beneficios a largo plazo, pero no para los ciudadanos, sino para aquellas empresas que apuesten para sacar adelante el negocio de las hipotecas. Los bancos no perderán, porque la idea de perdidas es anatema.
 



“ Ve a la Bolsa de (...) un lugar donde reina más dignidad que en muchas cortes: encontrarás representantes de todas las naciones reunidos allí para fomentar el bienestar de la humanidad; allí los judíos, los mahometanos y lo cristianos tratan unos con otros como si fueran de la misma religión; los únicos a los que consideran infieles son lo que quiebran, (...).(Voltaire, Cartas filosóficas. Las cursivas son mías) 

Los significativo de ese texto es que hoy, ya no hay que preocuparse por la suerte de los bancos, porque están asegurados con los impuestos de todos nosotros. Sólo se socializan las perdidas mientras que las ganancias irán a parar a los bolsillos de los accionistas de esas entidades. Cuando nos dicen que los bancos son necesarios, simplemente están haciendo apología de ese capitalismo tramposo que quiere seguridades, mientras que echa a la miseria a los que han creído las mentiras de los gobiernos.