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divendres, 14 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (y VIII)

 La revuelta populista* 





Michael Young en "El triunfo de la meritocracia" (1958) ya señaló "la soberbia y el resentimiento" al que puede dar lugar el triunfo de la meritocracia. Young se preguntó que pasaría si todos dispusiéramos de una verdadera igualdad de oportunidades "basada exclusivamente en su propio mérito personal" (pág.43)

Young concluyó que generaría resentimiento entre los perdedores. Pues, los vencedores darían por supuesto, que su victoria se debe a su propio esfuerzo personal y por tanto, son merecedores de su estatus. Young, entendía  que ese ideal meritocrático, genera más turbulencias sociales de las que uno podría imaginar. Nuestro tiempo ha dado la razón a la prognosis de Young.  

La globalización con su deslocalizaciones y perdida de seguridad en el trabajo, ha dado lugar a un fondo de resentimiento que las clases gobernantes no han sido capaces de frenar, porque ella misma, esta imbuida por ese modelo meritocrático. Además los gobiernos no han hecho nada por evitar ese sentimiento de perdida que la globalización está infringiendo a los perdedores.  

Los partidos populistas han aprovechado el vacío dejado por las prácticas políticas de las élites que ven el mercado y la tecnología los pilares de nuestra sociedad del conocimiento. Pero el sentimiento de vacío es real y "acaban siendo inevitablemente llenados por unas formas crudas, autoritarias, de identidad y pertenencia, ya sean en la modalidad de un fundamentalismo religioso o en la de un nacionalismo estridente." (pág.44)

"Cuatro décadas de globalización impulsada por el mercado han vaciado el discurso público, han desposeído de poder a los ciudadanos corrientes y han propiciado una reacción populista adversa que trata de revestir nuestra desnuda arena política con un manto de nacionalismo intolerante y vengativo." (pág.45)

¿Cómo hacer frente a este fenómeno del populismo? La respuesta de Sandel es la siguiente: "para revitalizar la política democrática, es necesario que encontremos el modo de potenciar un discurso público más robusto desde el punto de vista moral, un discurso que se tome más en serio el corrosivo efecto que el afán meritocrático de éxito tiene sobre los lazos sociales que constituyen nuestra vida común." (pág.45)

De momento. esa senda no se lleva a cabo, porque nuestras elites siguen empeñadas en que las esferas económicas y tecnológicas sometan a la política ingeniería social que es incapaz de comprender que lo que quiere la gente es que se le tome en serio, que su voto valga para cambiar las cosas. No será con ingeniería social ni con IA como transformaremos el actual desierto de lo real en un mundo que se desliza hacia unas democracias autoritarias y donde la sociedad no podrá actuar.

dimarts, 31 de juliol del 2012

Retroceso hacia la inquisición


En el ámbito internacional llama la atención la siguiente noticia: “Los islamistas matan a pedradas a una pareja que convivía sin casarse” (El País, 31-7-2012). La noticia hace referencia a Malí, en concreto al norte de Malí. La imposición de la ley islámica hará las delicias de ese mundo fervoroso que son las religiones. ¡ Esa pareja deja dos huérfanos!


Las religiones hablan de amor y demás monsergas. El islam se impone a base de guerras civiles en los que una facción más extremista que la otra impone su idea de lo que debe ser la ley coránica. El cristianismo ya paso por esa fase –inquisición-. Uno de los grandes triunfos de la modernidad fue la separación entre religión y estado. Los ciudadanos no deben estar obligados a profesar la religión de los que gobiernan. Decidir entre un credo u otro debe ser cosa de la propia conciencia particular. El Estado debe ser neutro. No debe interferir en la esfera particular de la religión. Sin embargo, la religión como institución debe respetar las reglas de juego de las sociedades democráticas.
Hundirse en esa conexión funesta en la que todo ciudadano debe ser fiel so pena de castigos bárbaros como la lapidación es retroceder a la edad media. ¿Qué hace la comunidad internacional ante semejantes acciones? Nada. Arabia Saudí, ese país campeón de los derechos humanos lapida y ejecuta con igual fervor religioso. A los países democráticos les parece muy bien que hagan lo que tengan que hacer.


Por eso lo que sucede con el juicio que se celebra en Moscú contra “el grupo de punk Pussy Riot, detenidas por haber cantado en la catedral ortodoxa de Cristo Salvador de Moscú” (El País,31-7-2012) se enfrentan a pena de hasta 7 años de prisión. Rusia se ha deslizado hacia el autoritarismo más descarnado desde la etapa de Putin en el poder. Putin que fue responsable del Servicio Federal de Seguridad la antigua KGB. Es decir, es un personaje de la nomenklatura soviética y es tan demócrata como pudiera haber sido Arias Navarro.




El juicio que ha empezado hoy, con un sistema judicial completamente al servicio del ejecutivo, no hace más que demostrar “el poder” de la cúpula gobernante. Cualquier desviación en el seguimiento de las directrices del Ejecutivo son asumidas contra un ataque a Rusia. El grupo Pussy Riot, el video nos muestra que su arte es muy pobre, se convierte en manos del poder en asunto que pretende amedrentar cualquier desviación de la doctrina oficial. J.S.Mill en el siglo XIX, hablaba que las acciones que no gustan a la mayoría no por eso deberían ser condenadas, porque Rusia es un Estado laico, sin embargo, a Putin también le gusta el palio. En España ya tuvimos a las Vulpes (1983) y su querella por parte de la Fiscalía General del Estado. Rusia no es España. Espero que la “presión” mediática de Occidente modere la más que posible condena.