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dilluns, 1 d’abril del 2019

Egipto: Barcelona-El Cairo (II_c)

Día 2

Después de esta visita inesperada, pero imprescindible, hemos vuelto de regreso a Giza –en la periferia de El Cairo-.  Hemos vuelto a contemplar los edificios abandonados o a medio construir. Nuestro guía nos ha explicado la extraña forma de adquisición de la vivienda. Los propietarios se van haciendo la casa a medida que tienen dinero. Eso es posible gracias a que  “el Estado promulgó en 2001 la Ley de Hipotecas y fundó una institución dependiente del Ministerio de Inversión con el objetivo de fomentar el desarrollo de las mismas. El  "Enby Beitek" "construye tu casa", mediante el cual el gobierno cede terreno para la posterior construcción de viviendas. Una vez sorteada la tierra, los futuros propietarios podrán construir su casa, eso sí, siempre y cuando destinen un porcentaje a zonas verdes.”. (El Mundo.es, 2008, Estefanía Velasco). Este proyecto se paralizó con la crisis de la primavera árabe en 2010-2011. Se construyen viviendas, vimos multitud de obras, la construcción  de viviendas es uno de los motores de la economía. Sin embargo, la crisis política y económica, han devastado las aspiraciones de millares de personas para adquirir una vivienda digna. 







Nuestro guía, no siempre demasiado objetivo, nos explicaba que los ayuntamiento, si no se cumplían determinadas reglamentaciones, paralizaban las obras. Visto lo visto, los ayuntamientos, no deben dar abasto para la paralización de cientos de obras. ¡Es un auténtico despropósito! Hay que recordar que el gran Cairo viven cerca de 20 millones de personas. Una megalópolis de estas dimensiones requiere una financiación que no tiene. Para acabar de arreglar estos desaguisados urbanísticos, está prevista la finalización de la nueva capital administrativa en pleno desierto. “El proyecto abarca un área de unos 700 kilómetros cuadrados -algo menos de la extensión de la ciudad de Nueva York- y se ubica más allá de la segunda carretera perimetral de El Cairo, a mitad camino entre la urbe y el puerto de Suez, uno de los núcleos comerciales y económicos más importantes del país.”. Es difícil pensar que está es la solución para El Cairo y su periferia. 


Cortesía de Mercè P

Cortesía de Mercè P

Cortesía de Mercè P

Cortesía de Mercè P

Cortesía de Lola

Cortesía de Lola

Cortesía de Lola


La vuelta hacia la zona de las pirámides mediáticas de Gizeh –el paraje de luz-, nos ha permitido volver a contemplar la sociedad que debe luchar cada día por una subsistencia precaria. Los pequeños pueblos que hemos atravesado, están llenos de vitalidad. ¡Nadie se rinde! Hemos entrado en el recinto a las pirámides, hay controles policiales. Hemos optado por renunciar a dos de las pirámides y entrar en la de Keops. Cada vez que entras en un recinto para ver monumentos has de pasar por el arco del triunfo del miedo. Nuestras mochilas han sido vistas por una multitud de escáneres. Si emitirán radiación, estarían condenadas. Recoger las entradas y acceder a la pirámide de las pirámides, es decir, Keops. 






La pirámide es la expresión monumental de la colina primordial, la primera eminencia que brotó del océano de los orígenes en los albores de la creación. Es, pues, el permanente recuerdo de la primera mañana, de la edad de oro. Ahora bien, cada año, durante la inundación, el valle y las tierras quedaban cubiertos de agua. Sólo las pirámides emergían. Los maestros de obras habían ilustrado así el mito y recreado en la piedra la energía de la vida naciente. Además, sus paredes cubiertas de calcáreo reflejaban la luz y difundían una claridad deslumbrante, que era manifestación de la luz original*”. La pirámide – significa azada, canal, amor-, tenía dos funciones como generador y acumulador de ka –energía-. No se trata de monumentos megalomaníacos de los faraones –El dios con nosotros-, sino el nexo con el más allá, amén de un acto de poder político supremo. Las pirámides no son obras de tiránicos faraones que doblegaron a los súbdito a trabajar bajo el látigo. Suponía una élite que trabajaba para el Faraón. Es decir, era una casta privilegiada. 



Nota:

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.






dimarts, 26 de març del 2019

Egipto: Barcelona-El Cairo (I)

Día 1 

La salida era desde el instituto de XXXX a las 11.15h. Volverse a encontrar con los compañeros del anterior viaje. Dirigirse a XXXX, recoger al resto de compañeros en el lugar acordado y dirigirnos al aeropuerto de Barcelona. El conductor no dominaba el autobús al principio, nos dijo que no era el que habitualmente utiliza. Camino del aeropuerto se ha equivocado de salida y nos ha dado una vuelta por la zona del aeropuerto. Hemos llegado sobre las 13h. El vuelo salía a las 15.25h y llegaba a El Cairo a las 20:30h. Hay un desfase horario de una hora. El trayecto es de 4h.



Cortesía de Carmen

Recoger equipaje y salir hacia el hotel Le Meridien Pyramids, en Giza. El trayecto era largo, había caído la noche y el tránsito se ha hecho cada vez más intenso. Una autovía nos conduce hasta nuestro destino, la distancia es de 25,6 km, y se hace en 1h 18’ si todo va bien. Hemos transitado por la Ring Rd –es posible que esta vía no sea la que hemos utilizado-, hasta nuestro destino. Una parte del recorrido transcurría entre enormes emblemas publicitarios, donde se dibujaba un mundo lleno de lujo y glamour. ¡Nada de esas imágenes mentirosas, es lo que hemos visto por la mañana!



Un tráfico intenso, dejaba entrever un “caos organizado”. Edificios viejos y destartalados asomaban sus espectrales siluetas en medio de la noche. Por fin hemos llegado al hotel. Recoger llaves y dirigirnos hasta nuestra habitación, eran las 22h en la planta 4ª. Una habitación amplía y “moderna” nos esperaba. En el vestíbulo del hotel, un cajero automático, aguardaba pacientemente para ser utilizado.



Cortesía de Albert

Una sorpresa inesperada ha sido cuando hemos abierto las cortinas y hemos visto difuminada las pirámides de Keops y Kefren. ¡Sorpresa mayúscula! Su silueta nos advertía de su presencia eterna y colosal. El día finalizaba frente al símbolo de la eternidad, al menos mundana.


Mañana nos esperan las pirámides, será un día glorioso, pues, más de tres mil años nos contemplarán.