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dijous, 6 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (III)

 La tecnocracia y la globalización favorable al mercado*.




La incomprensión de las elites ante los embates populistas se debe al decir de Sandel por su forma de concebir el bien público en clave tecnocrática y por el modo meritocrático de concebir a los ganadores y perdedores de la globalización (pág.30). 

El modelo tecnocrático de abordar la política supone la idea de ir más allá de la ideología, pero ella misma se convierte en ideología que pretende ser neutra. Además, pretende suplantar el debate político por el debate entre expertos alejando a los ciudadanos de la toma de decisiones. Este modelo tecnocrático, suponía la infalibilidad de los mercados, pero la crisis del 2007 supuso su descrédito ante unos ciudadanos que han visto perder su dinero y sus empleos. El modelo tecnocrático, incorpora una visión global que hace que la inmensa mayoría de la población pierda capacidad de decisión y sienta la frustración de decisiones que son tomadas sin consultarles sobre las consecuencias de tales decisiones.  

La absorción del mercado en el ámbito de la política, ha dejado a la izquierda huérfano de sus referencias clásicas. La distancia entre la clase obrera y clases medias, más allá de la retórica vacía, ha vaciado de credibilidad a los potenciales electores que ven como sus antiguos puntos de referencia han desaparecido y son correas de transmisión de los poderes económicos que dominan todas las esferas. La globalización suponía poner al mercado por encima de la política y permitía sacrificar al electorado tradicional de la izquierda en ara de un supuesto beneficio a escala global. 

Una característica común a Clinton, Obama y Blair fue su papel para salvaguardar la globalización y desregularizar los mercados. La consecuencia de esta política ha sido la desafección de los antiguos votantes de la izquierda. Como dice Sandel: “Si quieren tener alguna esperanza de volver a ganarse el apoyo popular, estos partidos necesitan reconsiderar su actual estilo de gobierno tecnocrático y orientado al mercado. (…) Deben preguntarse por qué quienes no han prosperado en la nueva economía tienen la impresión de que los ganadores los desprecian.” (pág.33)


dilluns, 18 de febrer del 2019

Reseña: Jordi Gracia, Contra la izquierda (II)

La izquierda para Jordi Gracia es el PSOE, a pesar de todo, porque es la única fuerza, junto a la nueva izquierda representada por Podemos, que expresa los ideales de una izquierda que necesita renovarse. Como dice el propio autor: “(…) he querido escribir un ensayo contra la izquierda para participar en su reanimación, sin fantasear con ensueños ilusorios y sin hacer de ella otra quimera” (pág.10).




En su diagnóstico con los males de la izquierda los sintetiza de la siguiente manera: “(…) todo confluye en la falta de veracidad de su discurso con respecto a sí misma y el cultivo del autoengaño como consecuencia esterilizadora” (pág.22).

La crisis del 2008 ha hecho aflorar las debilidades de la socialdemocracia, que identifica con el PSOE, que es mucho identificar y con la nueva izquierda y sus pecados. Entre otros, “decir la verdad sobre el sistema capitalista equivale a ofrecer un espejo paralizante, y podría incluso desengañar a la presunta masa, virtualmente al borde de la insurrección contra el capitalismo” (pág.23-4).

Jordi Gracia insiste sobre la falta de realismo político y sus derivas utopistas que atenazan a la izquierda. Recomienda “contra ese autoengaño, prefiero la defensa irónica de una causa perdida en la que no todo está perdido, donde lo real no es una fatalidad pero tampoco lo es la enmienda de lo real”(pág.24).

Como consecuencia de la crisis económica afirma que “esa clase media degradada hará lo que sea para proteger o recuperar su reciente ascenso social, sin pensar ni por asomo en ruptura alguna ni nada semejante” (pág.25). Eso significa que las opciones de la izquierda nueva, léase Podemos, poco podrá ofrecer si se empeñan en cambios ilusorios, en transformaciones radicales. Sin embargo, esa clase media degradada, no tendrá inconveniente en lanzarse en brazos de la derecha o la extrema derecha a juzgar por lo que ha sucedido en Andalucía. ¿Qué ofrecen las derechas y la extrema derecha?

El autor aboga por estrategias que la nueva izquierda ya ha ensayado. “Sus microbatallas despliegan una potente forma de resistencia ante la desigualdad y la victimización de sectores especialmente vulnerables. (…) La identificación de esas acciones parciales no habría de comportar melancolía sino motivación adicional, dada su inmediatez y eficacia real. Su renuncia a objetivos macrosociales concentra la energía para combatir microdesgracias pandémicas. Esa es una izquierda posible, posibilista, limitada y necesaria, sin soflamas que la hagan vivir en falso, soñar en falso, sentir en falso, gesticular en falso”(pág.26-7).



Como se puede apreciar, la praxis queda relegada a las “microbatallas”, pues nos advierte que olvidemos la retórica de antaño, porque vivimos en una sociedad capitalista global. Le pide a esa izquierda “prudencia y pragmatismo para reparar las averías de un sistema que ni puede ni sabe cómo reemplazar” (pág.27).

Considera que el PSOE durante la transición, hizo todo lo que se podía hacer, con las limitaciones existentes, y que el balance no fue malo para la sociedad y ello porque renunció a los ideales izquierdistas y someterse al baño de la realidad, se hizo pragmático.

Gracia nos previene de los intentos de tomarse demasiado en serio los desvarios de la nueva izquierda. Les acusa de falta de ironía, de un voluntarismo ciego. Así, puede afirmar: “sólo parece creíble una izquierda pesimista y escéptica consigo mismo y sus medios reales, sin recetas infalibles pero conmovida por el tráfico de adolescentes en los hangares prostibularios o las imágenes de la desposesión de los desahucios y los colchones apilados en la calle, mientras resuenan las botas de los guardias ejecutando la orden de un juez” (pág.54).

Acusa a la socialdemocracia de “falta coraje o convicción para contraponer un modelo de sociedad donde el Estado siga combatiendo las desigualdades más flagrantes, persiga los abusos y limite la ampliación de privilegios cuando agreden o asfixian a los que carecen de ellos".

Ante semejante panorama, el autor apunta soluciones: “(…) la reducción de las soberanías nacionales en el nuevo mundo es más una realidad positiva para la izquierda que un eventual obstáculo. O dicho de otro modo, la fortaleza política de una federación de Estados en Europa parece la única herramienta viable para contrarrestar los intereses de los grandes capitales” (pág.78).

La solución no parece inminente, antes al contrario, todo apunta a un rearme de los Estados, especialmente, lo gobernados por las derechas y extremas de derechas, que en Europa no son pocos. La alternativa que ofrece para la izquierda es “pragmática, irónica, recelosa y pesimista o seguirá siendo el auxiliar de campo de la derecha real, estable, imperturbable y optimista” (pág.81). Es un objetivo de máximos, lo que nos propone Gracia. No ilusiona demasiado, pero tal vez, es un objetivo realizable. Tal vez debería haber apuntado las ciudades como eje de las transformaciones, pues, en ellas, lo local y lo global se dan la mano. Desaparecida la revolución solo nos queda a juicio de Jordi Gracia, las microbatallas. 


 Notas:

*Josep Ferrater Mora, Les formes de la vida catalana. Club de literatura selecta. Editorial Selecta, Barcelona, 3ed.1960.

** (Idem). “Les meves experiències de la vida catalana (…), pot reduir-se a quatre fonamentals maneres d’ésser que he designat, no sé si molt encertadament, amb els noms de continuïtat, seny, mesura i ironia". (pàg.24). [Mis experiencias de la vida catalana (…), pueden reducirse a cuatro fundamentales maneras de ser que he designado, no sé si con mucho acierto, con los nombres de continuidad, entendimiento, medida e ironía]

dissabte, 16 de febrer del 2019

Reseña: Jordi Gracia, Contra la izquierda (I)


Reseña:

Jordi Gracia, Contra la izquierda. Para seguir siendo de izquierdas en el siglo XXI. Nuevos Cuadernos Anagrama, Editorial Anagrama, Barcelona, 2018.



El librito –el texto tiene 81 páginas- de Jordi Gracia es un ejercicio de autocrítica y mirada al frente sobre las dificultades de ser de izquierdas en pleno siglo XXI. Establece un cuadro de lo que no es de izquierdas.

Llama la atención la afirmación siguiente: (…) “me temo que tampoco es de izquierdas ser independentista. El procés ha llevado a la izquierda al colapso porque ha respondido a las movilizaciones populares sumándose acríticamente a ellas. A la izquierda le ha sobrado inercia revoltosa y le ha faltado coraje para oponerse a un discurso de fondo insolidario y antiguo; (…). La nueva izquierda (…). Ha sido el síntoma más flagrante en Cataluña de su debilidad argumental y de la pobreza de su idea de solidaridad y cohesión social, de su olvido de las clases trabajadoras inmigradas a lo largo de todo el siglo, y no ha sido de izquierdas tampoco su adopción de un relato ajeno y tácticamente supremacista” (pág.18-9).

La descripción que hace del procés permite advertir que también el autor está en modo cliché con respecto a sus afirmaciones. Habla de insolidario, pero ¿qué significa esto?, lanza una airada mirada sobre la inmigración que es fundamentalmente una de las características de Cataluña. Poca zonas de España hay tanta diversidad como aquí. Es verdad que la nueva inmigración, debido a los procesos de globalización y la facilidad de movimientos, hace que la idea de permanencia no sea la que se originaba en otras épocas, entre otras razones, porque es una inmigración transitoria. ¿Cómo se quiere aprender el idioma, si no se  tiene voluntad de permanencia en el territorio?

El procés, es un fenómeno complejo que trata de dar respuesta a una percepción, hay datos objetivos, para la reivindicación de un espacio propio. Desde el Estatuto de Cataluña y su revisión por el TC, desde la entrevista de Artur Mas con Rajoy para hablar de la posibilidad de un “Concierto económico”, desde las multitudinarias manifestaciones del 11-S, desde el referéndum del 1-O, hasta la declaración unilateral de independencia, inmediatamente puesta entre paréntesis, y su deriva de la aplicación del art.155 de la CE, hasta el juicio que se inicia hoy, todos estos elementos, suponen un problema político que no se resolverá por la vía penal. España actúa como si Cataluña fuese independiente. Se siente amenazada de su propia historia, de sus propios fantasmas. ¿Se pide un referéndum para determinar la voluntad de la ciudadanía catalana! No sé cuál sería el resultado. Lo que es seguro es que una porción significativa de catalanes vería bien esa consulta. La coletilla de supremacista es una cantinela de recurso desesperado. ¡Cierto, los catalanes tienen defectos, como todos, uno de ellos y probablemente el más letal es la soberbia* y, también hay otras virtudes para compensar**.


Jordi Gracia, no hace caso de sus propias recomendaciones cuando afirma con relación a la solución o encauzamiento del problema catalán lo siguiente: “El endiablado encadenamiento de acción/reacción ha copado la esfera pública y ha retirado de la primera línea informativa y política la opción que mejor encaja con la naturaleza mestiza de Cataluña y la culminación federal del Estado autonómico [la cursiva es mía]” (pág.20).

 Notas:

*Josep Ferrater Mora, Les formes de la vida catalana. Club de literatura selecta. Editorial Selecta, Barcelona, 3ed.1960.

** (Idem). “Les meves experiències de la vida catalana (…), pot reduir-se a quatre fonamentals maneres d’ésser que he designat, no sé si molt encertadament, amb els noms de continuïtat, seny, mesura i ironia (pàg.24). [Mis experiencias de la vida catalana (…), pueden reducirse a cuatro fundamentales maneras de ser que he designado, no sé si con mucho acierto, con los nombres de continuidad, entendimiento, medida e ironía]

dimarts, 30 de desembre del 2008

Leszek Kolakowski

Acabo de leer el capítulo de Tony Judt que dedica a Kolakowski en su libro "Sobre el olvidado Siglo XX" (ed.Taurus, Madrid, 2008.) Impresiona el artículo por lo que se dice en él y en contraste con el capítulo dedicado a L.Althusser. El autor polaco afincado en Inglaterra desde el 1968 en Oxford, desde 1970. Es autor de "Las principales corrientes del marxismo" (3 vol). El texto de Judt, acaba de forma sugestiva: ¿Qué debe esperar la izquierda o lo que queda de ella, después del fracaso del socialismo real?





Si el Estado aún tiene un papel que jugar y, la actual crisis económica, está poniendo en evidencia la necesidad del Estado, ¿puede tener algún papel el socialismo? ¿Por qué sigue presentándose el socialismo como alternativa real al capitalismo? El texto insinúa que la crisis mundial, la globalización y el abismo entre pobres y ricos, son yacimientos que aún la intelectualidad de izquierdas puede suspirar por un socialismo de rostro humano. ¿Es posible eso? ¿No deberíamos pensar la realidad actual con nuevos instrumentos de reflexión que sean capaces de dar razón de lo que hay y además de explorar alternativas hacia una sociedad más compleja, frágil e inestable?.

En esa línea aparece la propuesta de Daniel Innerarity y su "Ética de la hospitalidad". Ed. Quinteto S.L. Un libro soberbio lleno de interesantes propuestas para repensar el presente y el porvenir. Ya hablaré de él más adelante.