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divendres, 9 de desembre del 2011

¡ Mentirosos !


Europa no tiene proyecto político en común. Así de claro. Lo único que anuncian es más reestructuración para salvar a la economía financiera. El BCE rebaja el precio del dinero hasta el 1%. A estas alturas de la crisis este gesto es simplemente cosmético. No ayuda para nada a la economía real. Europa se desintegra a manos de aquellos que debieran defenderla. Solo se habla de reformas en los ámbitos sociales y laborales.


Nuestros políticos se convierten en gestores para intermediar con los mercados. La sociedad es dejada a su suerte. El liberalismo triunfante debe estar satisfecho. La conexión entre sociedad y los mercados se regulaba a través del Estado, pero éste se diluye en beneficio de los mercados globales, dejando a los ciudadanos inermes ante la lógica de los mercados.

¿Qué lógica es esa? Beneficios, claro. El capitalismo global aspira al crecimiento especulativo. Europa ha dejado de ser un valor inversor. Resulta demasiado caro. Como hay alternativas, los nuevos ricos en Rusia, China, India –inconcebible hace unas décadas-, son ahora el objetivo del nuevo capitalismo global. Europa sólo interesa si los Estados se subastan a través de los bonos y letras del Estado. Si el tipo de interés es elevado, entonces, podremos apostar. Como queremos que sean altos, presionamos para que así sea.



En democracia, nuestros representantes son el reflejo de nuestra sociedad. Al ritmo que llevamos desmantelarán el Estado del bienestar a través de la técnica de la privatización. Lo público se diluye en beneficio de lo privado. El problema de lo privado no es que lo que sea. El problema es que pase como si el interés particular se convierta en interés de todos. Ese es el secreto que la nueva globalización está llevando a cabo con éxito.


El papel de nuestros políticos es simplemente decepcionante. Cada cual mira a sus propios intereses. Como no hay amplitud de miras, no puede hacer proyecto colectivo –europeo-, dejando que la política se convierta en una caricatura de lo que debería ser. La gestión de lo público y los mecanismos de diálogo entre los diferentes intereses encontrados –sociedad y mercado global- están volando y lo peor es que nuestros políticos pretenden hacernos creer que aún controlan la dirección de los asuntos público. ¡Mentirosos!

dissabte, 3 de desembre del 2011

Estados catalépticos


Mirando la prensa, se comprueba que la política europea es inexistente. Europa y su proyecto han sido barridos por una crisis que se inicio en el 2008 y está arrasando las estructuras del estado del bienestar. Nuestro dirigentes se han convertido en auténticos gestores del capital. La economía se ha convertido en una realidad surrealista que está socavando la economía real. Lo real sucumbe a lo virtual. La especulación se hace carne en los diferenciales de la deuda pública que los Estados se ven obligados (sic) a pagar a los mercados para poder financiarse y poder seguir drenando liquidez a los bancos. ¡Círculo virtuoso!


La inmediatez de la economía hace imposible que nuestros mandatarios se encuentran con el dilema de seguir el juego que los mercados han impuesto, y que los gobiernos tuvieron la oportunidad de regularlos con la crisis y derrumbamiento del sistema financiero (2008), pero que no quisieron realizar presionados por los lobbies bancarios y ahora nos encontramos que nos anuncian medidas draconianas “para salir de la crisis”. La lógica del mercado dice que si puedes conseguir rentabilidades superiores no las dejes pasar. Eso deben pensar las entidades gestoras que mueven los mercados. Los gobiernos pagan a precio de bonos basura el bienestar de la sociedad actual y la venidera. ¡Nunca se había llegado a este dislate mayúsculo!



La sociedades democráticas están siendo laminadas a través del miedo. La precariedad y la exclusión social son ya una realidad. Las seguridades que acompañaban al Estado de bienestar son puestas en entredicho por los propios gobiernos que deberían garantizarlas. La causa de este desaguisado es simplemente la codicia. Se puede leer en la prensa que “en total fueron 1,608 billones de euros” las ayudas que los gobiernos de la UE han aportado al sistema financiero. ¡Y ahora quieren exprimir aún más las arcas del Estado –todos nosotros- mediante la presión que ejercen para aumentar la rentabilidad de la deuda pública! No sé qué pensar. Cualquier opción parece un contrasentido. Parece claro que las élites económicas quieren el derrumbamiento del Estado. Quieren un estado mínimo que sólo actúe para salvarlos a ellos, al precio de hundirnos a todos. Lo peor es que lo están consiguiéndolo en nombre de la crisis.