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dijous, 26 de març del 2020

El COVID-19: Némesis


El número de fallecidos por el COVID-19 llega a superar la barrera de los 4000. En Italia ya han fallecido 8215. Recordemos que nosotros llevamos una semana de retraso con respecto a lo que ha sucedido en Italia. ¿Habrá cambios significativos para que el número de fallecidos por el COVID-19 sea menor que en Italia? Es posible que sí, si llegan todos los medios. Sin embargo, la UE no es capaz de dar respuesta al desafío más importante de su historia. Habla de unas semanas para plasmar las ayudas sanitarias. China nos envía material médico, pero los test para las prueba del COVID-19, al parecer no son las adecuadas. Como la enfermedad se concentra en los pulmones, son necesarios los respiradores para ayudar a los pacientes a superar la crisis neumológica. Sin embargo, en esas situaciones, si tienes patologías previas, la tasa de supervivencia es del 50%.



En el vídeo de Iñaki Gabilondo de hoy, habla de la pandemia como una cuestión que Eudald Carbonell ha puesto de relieve y no se nos olvida, esto que está pasando, afecta a nuestra especie, no a unos u otros, sino a todos. Esta perspectiva, nos iría bien para comprender la necesidad de una política que vaya más allá de la economía. Necesitamos un cambio de paradigma que engloba a todos los ciudadanos del planeta. Ahora mismo, cada estado trata de hacer lo que puede sin preocuparse demasiado por lo que sucede en los otros. 

La humanidad está expuesta a estas pandemias que probablemente, debido a una multiplicidad de causas, por ejemplo, el cambio climático, hagan florecer pandemias recurrentes entre nosotros. Los expertos – el Imperial College de Londres- nos dicen que será inevitable que para otoño retorne el coranovirus, como consecuencia de que los pacientes que hayan superado la enfermedad, puedan contagiar a aquellos que por las medidas de confinamiento, no hayan sido expuestos al contagio. La situación no sería la misma que ahora, pero los fantasmas volverían a aparecer.

La literatura ha narrado historias que podrían encajar en esta situación de miedo y angustia. La novela de Phillip Roth, Nemesis, puede ser un buen ejemplo. La lectura de esta novela imprescindible, sería una buena ocasión para comprobar que la naturaleza humana es la que es, con sus luces y sombras. 

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Voy a comentar el último libro de Philip Roth “Nèmesi” (ed. La Magrana. Traducció de Xavier Pàmies, Les ales esteses, 305. Barcelona, 2011). Lo primero que hay que decir es que estamos delante de un libro que impresiona. Su historia es una auténtica tragedia. Nos habla de la condición humana, de su vulnerabilidad, de los golpes del destino que tuercen vidas de manera irreparable. Nos habla también de una época que ya no es la nuestra, pero que marcó a toda una generación y por extensión a las generaciones posteriores. Realidad y ficción se dan la mano en una radiografía particular de la América de los años 40.


La novela comienza de forma aparentemente casual: “El primer cas de pòlio d’aquell estiu va ser a primers de juny (...)”[El primer caso de polio de aquel verano fue a primeros de junio]. Nuestro héroe se llama Bucky Cantor. Es profesor de educación física a la escuela primaria de Chancellor Avenue. El escenario del drama es el barrio judío de Weequahic en Newark. Bucky es el responsable de las actividades del barrio. Se cuida que los niñas y niños del barrio tengan un lugar a donde ir. Allí juegan y se divierten bajo la atenta mirada de Cantor. A él le gustaría estar con sus amigos en la Guerra que se está produciendo en Francia. Pero su vista ha frustrado sus intentos de alistarse.


El calor de este mes parece más intenso de lo debido. Es un horno, pero Cantor trata de dosificar los esfuerzos de los chicos y chicas que parecen no tener nunca suficiente para seguir jugando. Hay un momento que marca el inicio del drama. Unos jóvenes que aparecen en el parque donde juegan los niños atrae inmediatamente la atención de Bucky Cantor que se dirige con paso firme hacia los jóvenes que han invadido su territorio. “-Què feu aquí, nois?-va dir en Bucky Cantor. –Venim a portar la pòlio (...) [Qué hacéis aquí, chicos? -Dijo Bucky Cantor. -Venimos a llevar la polio](pàg.19).

En su grupo de “juego” han aparecido dos casos de polio Herbie y Alan. La novela desarrolla la aparición del miedo. Una enfermedad que en esa época no tenía cura. Los niños irán desapareciendo del esplai, muchos padres prefieren que se queden en casa. Bucky Cantor trata de animarlos para que sigan en el esplai. El antídoto para combatir el desánimo es jugar. Bucky tiene a su novia (Marcia) en otro lugar Indian Hill donde también ejerce de monitora.





Cantor vive con su abuela, pues, su madre murió de sobreparto y fue cuidado por sus abuelos. Bucky es un persona que se desvive por sus muchachos/as. Es responsable de su seguridad, pero incluso él, empieza a tener dudas acerca de lo que debería hacerse. Desde el Ayuntamiento no dan indicaciones sobre lo que hay que hacer. Bucky Cantor llama a su novia Marcia en Indian Hill y Marcia le ruega que vaya a las montañas de Pocono donde se encuentra Indian Hill, un lugar alejado de cualquier peligro. Pero Cantor afirma que su lugar es en Weequahic. Siguen apareciendo nuevos casos entre sus pupilos.


Cantor se obliga a ir a casa de los padres que acaban de perder a sus hijos. Es su deber. En la sinagoga hay llantos y alabanzas a Dios, pero Bucky Cantor empieza a pensar que esas aleluyas a Dios no tiene ningún sentido. Se pregunta “ ¿Com podía haver-hi perdó, i encara menys cap al•leluia?” [¿Cómo podía haber perdón, y menos aún ningún aleluya?](pàg.59) La tragedia sigue su curso ahora que le ha tocado el turno a los Kopferman. La madre acusa a Bucky de ser el responsable de la desgracia de sus hijos. En medio de un ambiente opresivo Marcia llama presa de excitación a Bucky para decirle que en Indian Hill acaba de quedar una plaza libre para un monitor como él. Bucky Cantor trata de alejar sus pensamientos caminando sin rumbo fijo, pero acaba frente a la casa de Marcia, los Steinberg. El padre de ella es médico. Cantor quiere preguntarle sobre la enfermedad. La enfermedad sigue contagiando a los muchachos del grupo de juego, ahora eran, Leo, Paul y Arnie Mesnikoff. Éste es el narrador de esta historia. Volveremos a verlo al final de la historia.


Marcia volvió a llamarlo y milagrosamente Bucky Cantor dice que sí. ¡Error! Marcia es atravesada por la felicidad, su Bucky sale de Newart y se alejará de la polio. Pero desgraciadamente la polio vuela como una flecha al paradisíaco lugar de Indian Hill. De Indian Hill al hospital de allí a una silla de ruedas. Bucky también es atrapado por la polio. La última parte de la novela es el diálogo entre Bucky Cantor y Arnie Mesnikoff. En ella hay cabida para un análisis de la condición humana en todas sus vicisitudes, es la parte más sugestiva del libro. Cantor ha sido como el ángel caído que ha caído fulminado por un dios colérico por haberse atrevido a poner en duda la bondad divina.



En las 199 páginas de esta novela de Roth hay un auténtico tratado sobre la condición humana. Vulnerabilidad es una palabra que expresa mejor que cualquier otra lo que somos. Bucky Cantor enseñando a sus discípulos como se tira la jabalina. En la retina de esos niños y niñas estará siempre la imagen de un dios.