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divendres, 25 d’octubre del 2019

Keep a low profile

“Keep a low profile”, el título es un artículo de E.Eco (2013), en su libro, De la estupidez a la locura. Crónica para el futuro que nos espera”. Nos habla de un tema de rabiosa actualidad que diría el manual de estilo, del estilo de la prensa amarilla. El tema era y es las elecciones. 

Eco afirmaba que “cada vez que  la izquierda se presenta como segura vencedora, pierde.” Eso en Italia. Remarcaba lo dicho por Paolo Mieli, en su talk show, al afirmar que “en Italia el cincuenta por ciento de los votantes no quiere un gobierno de izquierdas o de centroizquierda”. Nos habla de los espantajos que la derecha anunciaba si la izquierda vencía, ya fuese el “terrible Estalín, el ogro del Cremlín” (sic), los bolcheviques en el Vaticano, la subida de impuestos, etc. 

Esa derecha, consiguió durante cincuenta años, en que la Democracia Cristiana gobernó Italia, mantener a raya a la izquierda, para ser substituida por el berlusconismo durante veinte años más gracias a ese polo difusor de propaganda que es Mediaset.

Remacha Eco, “la derecha gana cuando la izquierda convence al electorado moderado de que puede llegar al poder. La izquierda, en cambio, gana cuando, como sucedió en las campañas de Romano Prodi, no exhibía demasiada confianza, comunicaba solo el mensaje subliminal “la que nos va a caer encima”, y ha logrado ganar cuando no todos apostaban por ella".

(…). "Así pues, es fundamental el principio que tan bien se expresa con el dicho napolitano chiagne e fotti, “llora y jode”, aunque en el mundo global se utiliza una expresión más fina del ámbito anglosajón “keep a low profile”, “mantén siempre un perfil bajo”.


Italia ha sido siempre un laboratorio de la política europea. Unos pasos por delante de las sociedades europeas, nos permitía entrever lo que podía suceder en el nuestro. La fragmentación política en España es un hecho. Las próximas elecciones, son un ejercicio de soberbia por parte de una izquierda –ese concepto está tan desgastado que habría que repensarlo o abandonarlo- el PSOE que prefiere ir a elecciones que pactar con un partido afín, como Podemos. Las encuestas daban ganador por amplía mayoría al PSOE. Sin embargo, los acontecimientos en Cataluña, las manifestaciones y la aparición del binomio policía/violencia ha convertido lo que parecía un paseo en un paisaje lleno de incertidumbres, donde las encuestas vaticinan una subida de la derecha, galvanizada por la unidad de España y contra el independentismo catalán.


En un alarde de prestidigitador, ayer hubo un espectáculo esperpéntico con la retirada de Franco del Valle de los Caídos, con un despliegue digno de un Jefe de Estado. Una cruel pantomima de exaltación fascista que el PSOE regaló a los nostálgicos y a la derecha cada vez más reaccionaria. Cada vez que el PSOE quiere mimetizarse con la derecha, siempre sale perdedora. Sin embargo, insiste en esa idea de buscar votos de la derecha. En las actuales circunstancias, más le valdría buscar votos en otros caladeros más prometedores. A Pedro Sánchez le horroriza ese “Keep a low profile”, pues, a él le gusta la luz de los focos en el telediario correspondiente.







diumenge, 20 de novembre del 2011

Credibilidad del sistema

Las agencias de noticias nos dicen que a las 18h había un 3% menos de votantes que en los últimos comicios del 2008, un 57,65%. Es seguro que los militantes de la derecha como los partidos herederos de HB habrán ido a votar como exige el guión. En Cataluña, EQUO no tenía representación. Es curioso que en buena parte de Comunidades Autónomas haya representación. Catalonia is diferent.

Mañana será otro día. Algunos perderán el trabajo de político profesional. Es seguro que buena parte de todos ellos se colocarán de forma decente. Algunos se reincorporarán a sus antiguos puestos de trabajo y otros buscarán acomodo en otros ámbitos. En cambio, otros adquirirán la condición de Diputados y Senadores. Los mercados tal vez dejen un guiño a la derecha si gana de forma abrumadora. Si su victoria fuera pírrica mañana mismo habría “tensiones”. La incertidumbre es total es todo caso. Claro que ésta es sobre todo porque los mercados quieren mayores intereses. Los Estados se han colocado de manera insensato en el disparadero de los mercados. La deuda del Estado ha entrado a formar parte de otra mercancía más.



Los intereses de la deuda que se eleva de manera artificial, supone hundir más aún a las economías que luchan por su credibilidad, cuando fue el sistema financiero que, a causa de las desregulaciones, acabaron en la espiral que nos ha llevado a las economías occidentales a esta situación. Ahora el sistema financiero quiere cobrarse “sus” intereses. Y lo peor es que los gobiernos de la UE se han puesto manos a la obra para conseguirlo. Mientras se siga en esta senda autodestructiva poca cosa parece que podamos hacer los ciudadanos. Los intereses que hay que pagar por la deuda son los servicios que disminuyen del Estado del bienestar.

Sólo unos políticos pusilánimes –la UE- nos están llevando a la bancarrota del Estado. Es como si el tiempo de Margaret Thatcher se hubiese detenido para devorarnos a todos y su “no hay alternativa” se hubiese convertido en el axioma de los mercados y por ende de la política.