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dissabte, 4 de gener del 2014

Economía contra ciudadanía

Llama la atención que con el inicio del año, todos los servicios suben automáticamente. El precio de los medios de transportes suben por encima de la inflación. Agua, gas, electricidad suben como si quisieran emular el año nuevo que iniciamos. Este mecanismo supone empobrecernos si cabe un poco más. Se anuncia, una de las pocas cosas seguras, la congelación de los salarios del sector público. Nuestra sociedad se empobrece, pero la bolsa aumenta sus beneficios. No hay nada más elocuente que esta contradicción. La economía especulativa le va bien, mientras que la microeconomía de los ciudadanos empeora. No hay conexión entre la sociedad líquida y la sociedad sólida-sociedad del bienestar-.



En la obra de Don Delillo, Cosmopolis, se afirman las  siguientes consideraciones que vienen a cuento sobre lo que estoy hablando. ¿Por qué estamos cautivados por los mercados?. Una posible respuesta está expresada "[por] una superficie común, una afinidad entre los movimientos de los mercados y el mundo natural. -Una estética de la interacción. - (...) El poder informático elimina la duda. Toda la duda surge de la experiencia del pasado. Pero el pasado está desapareciendo. Antes conocíamos el pasado, pero no el futuro. Esto está cambiando -dijo ella-. Necesitamos una nueva teoría del tiempo" (pág.97)

Lo extraño de este proceso es que el pasado no nos sirve, nos dicen los heraldos de la globalización. Lo antaño no sirve de criterio para prever el porvenir. Esto explica, por ejemplo, la falta absoluta de sensibilidad con respecto a las personas con experiencia profesional. Si en la etapa sólida de nuestra sociedad -estado del bienestar-, la experiencia era un mérito, ahora se ha convertido en un hándicap.

¿Por qué esa mutación en la representación del tiempo? " (...) Cuando en realidad todos son fenómenos del azar. Aplicas las matemáticas y otras disciplinas, si. Pero al final estas tratando un sistema que no se puede controlar. (...) La gente en las sociedades libres no han de tener miedo de la patología del estado. Creamos nuestro propio delirio, nuestras propias convulsiones de masas, conducidas por una máquinas pensantes sobre las cuales no tenemos ninguna autoridad definitiva. El delirio casi nunca es perceptible. Es simplemente la manera como vivimos." (pág.96).


Los cambios estructurales que aparecen con la globalización, ponen en marcha extraordinarios procesos que no podemos controlar, y sin embargo, los expertos, nos dicen que si se puede prever con cierto margen de incertidumbre. Todo se ha transformado en incertidumbre. La sociedad del riesgo, se ha ampliado a todos los órdenes de la vida. Una ilusión para combatir esa incertidumbre es crearnos la falsa creencia de que podemos construir complejísimos sistemas matemáticos que nos permitan pronosticar el futuro con un alto grado de certeza. Esa es una de las causas del desastre financiero del 2007.