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dimarts, 11 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (VI)

 La política de la humillación 




La política de la humillación

El lado obscuro de la meritocracia supone mirar desde la atalaya del privilegio a aquellos que no han ascendido en la pirámide social. Los ganadores sienten que su ascenso es merecido, gracias a su trabajo y esfuerzo. Secretamente piensan que los perdedores merecen su fatal destino. Se proyecta contra los perdedores un reproche moral, su fracaso es connatural a su falta de esfuerzo y compromiso. Aquí, el perdedor no puede atribuir su mala suerte a algo ajeno a su propio desempeño.  

Las barreras exteriores, se han transformado en un proceso interior. La humillación conlleva cultivar el resentimiento, pues, ahora no puede culpar a nadie, excepto a sí mismo. Esta humillación es el combustible del que se sirven los populismos para socavar la democracia. El mundo de las oportunidades, ha desaparecido. Queda ese sentimiento de inferioridad y desamparo que también ha utilizado el populismo de derechas.  

En la actualidad, la distribución de los votos tiene que ver, no tanto, por la clase social o económica, sino también por la posesión o no de título universitario. Así, Sanders nos proporciona un dato significativo: “En las elección de 2016, Trump consiguió dos terceras partes de los votos de electores blancos sin titulación universitaria, mientras que Hillary Clinton se impuso rotundamente entre los votantes con carrera.” (pág.39) 

Trump supo capitalizar el desasosiego de las clases perdedoras, a pesar que él no haya pertenecido a esas clases. Exhortar retóricamente, la humillación como país –EEUU se retiró de los Acuerdos de París sobre el cambio climático-, supo captar esa humillación de la población blanca, sin estudios y al borde de la pobreza que se siente sojuzgada por  los “recién llegados” que acaparan los beneficios federales, en detrimento de los “auténticos” norteamericanos. 


dilluns, 30 de maig del 2022

Les armes de foc no son el problema segons Donald Trump

 


Els EEUU desprès de la matança d’escolars a Uvalde (Texas), Donald Trump, l’amic dels patriotes, surt en defensa de les armes i naturalment de l’Associació Nacional del Rifle (NRA). Segons ell, cal més armes per solucionar aquests problemes.  La saviesa de Trump no té límits i així ha pogut dir: “l’única manera d’aturar una mala persona amb una arma és una bona persona amb una arma”. Vol fer de les escoles fortins blindats, no passa per la seva brillant ment, fer que no hi hagi armes, al contrari, cal més, però en les bones persones que les porten. Per tant, cal que els professors tinguin armes amagades, no se sap si al calaix de la taula del professor o algú altre lloc adient, a més de guardes de seguretat armats fins les dents, tanques perquè ningú pugui sortir/entrar, detectors de metalls, portes antibales, i el que calgui. Pensa Trump que així s’hauria acabat el problema. Perquè el problema sempre es individual, la ment malalta d’un noi o simplement, la maldat pertorbada, no és contempla mai que les armes siguin cap problema. 


divendres, 24 d’abril del 2020

dissabte, 7 de setembre del 2019

La Posverdad un mal que viene para quedarse

Reseña*:

Matthew d’Ancona, Posverdad. La nueva guerra contra la verdad y cómo combatirla. LB, Alianza Editorial, trad.Alejandro Pradera, Madrid, 2019.

El libro de d’Ancona es un pequeño manual contra la Posverdad. Es breve, ameno, combativo, no pretende abarcarlo todo, pero es útil y está bien escrito. 

Se centra en explicarnos qués es la posverdad, sus orígenes y desarrollo actual, centrándose en analizar a través de dos ejemplos de actualidad, los mensajes de Trump y el Brexit. Ambos fenómenos son el resultado de una desconfianza con respecto a la verdad. Tanto Trump y el Brexit, son mentiras que han acabado venciendo sobre la verdad. La pregunta que hay que hacerse es ¿cómo es posible que Trump y el Brexit se hayan impuesto con la mentira?

La posverdad se asienta en las siguientes premisas:

1.- Miente que algo queda.
2.- “Ese algo queda” genera en el votante o consumidor la idea de que algo no acaba de funcionar.
3.- Emite mensajes breves y contundentes.
4.- Apela a las emociones y bajas pasiones.
5.- Desentiéndete de los hechos y los datos.
6.- Impón un relato “alternativo” a los hechos y datos.
7.- Niégalo todo y culpa a los demás de las posibles mentiras y tergiversaciones.

El problema no es el mentiroso, sino el receptor de las mentiras. ¿Acaso somos tan crédulos? La respuesta es que sí lo somos. Queremos oír lo que satisface nuestras aspiraciones. 

D’Ancona reparte responsabilidad sobre la nueva era de la posverdad. La filosofía posmoderna abrió la brecha al poner en cuestión el concepto de “verdad”. Su relativización ha sido un caldo de cultivo del que se han acaba nutriendo los nuevos responsables de las fake news.

Tecnología, redes sociales, y medios de comunicación han generado un alud de informaciones que inundan las redes de noticias falsas. En esa catarata de “noticias” hay multitud de errores, muchos de ellos intencionados. Las redes sociales han conseguido que noticias descabelladas sean tomadas como verdaderas. El autor, por ejemplo nos habla del rechazo a las vacunas y su difusión en la red.

“Conspiración y negación: Las amigas de la posverdad”, así  empieza el capítulo 3 del libro (pág.81). La red va llena de teorías conspirativas o simplemente, la negación de hechos, sea el holocausto o las vacunas. ¿Por qué está situación? La respuesta está en la falta de confianza de nuestras instituciones, sean estas políticas o institucionales, por ejemplo, las ciencias. De esa falta de confianza vive y se desarrolla la posverdad y sus cultivadores.

El último capítulo, el 5, no da algunas claves para combatir esa marea de la posverdad. No cree el autor que sea pasajera, sobre todo, si la ciudadanía no reacciona ante las mentiras de quienes las propagan. La democracia está en peligro, los logros que tanto había costado conquistar, pueden ser desvirtuados en manos de demagogos sin escrúpulos. Sólo la acción decidida y responsable de la ciudadanía, puede impedirlo. Se requiere capacidad crítica y emocional para luchar contra las mentiras que envenenan a nuestra sociedad. Acaba con un ejercicio de voluntarismo al decir que “la valentía, la persistencia y el espíritu de colaboración se verán recompensados: la verdad saldrá a relucir” (pág.179)

Extraigo del libro dos ejemplos impresionantes de fake news:

1.-  “Consideremos el caso de Alex Jones, creador de la web Infowars.com, que desde su base de Texas afirma entre muchas otras cosas que la masacre de Sandy Hook en 2012, en la que murieron veinte niños y niñas, fue un montaje, que unos malvados ingenieros genéticos estan criando un híbrido de hombre y pez, que una élite vampírica, que incluye al matrimonio Clinton, se dedicaba al abuso satánico de menores. Según Jones, sus arrebatos conspiracionista tienen una audiencia de cinco millones de radioyentes cada día, y sus videos alcanzan la cifra de ochenta millones de espectadores cada mes. (…) Trump ha aparecido en su programa, ha calificado el prestigio de Jones de “asombroso”, y se rumorea que le llamó después de las elecciones para darle las gracias por su apoyo (“él me necesita”, dice el presidente). La Casa Blanca no ha negado que ambos siguen en contacto” (pág.83).

2.- “En 2015, en un mitin de su campaña electoral en Birmingham, Alabama, Trump afirmó:

“Yo vi cómo se derrumbaba el World Trade Center. Yo lo vi desde Jersey City (…) donde miles y miles de personas aplaudían mientras se venía abajo aquel edificio. Había miles de personas aplaudiendo”.

Se trataba de una falsedad absoluta**, pero Trump simplemente se negó a admitir que había mentido:

“Tengo muy buena memoria, sépalo usted –dijo cuando le pidieron explicaciones en la cadena NBC-. Lo vi en algún programa de televisión [la cursiva es míahace muchos años. Y nunca lo he olvidado” (pág.120).

No comento estas dos noticias, pues, se comentan solas. ¡No me digan que no es alucinante! 



* La reseña tiene como objetivo la lectura del libro.