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dimarts, 27 d’octubre del 2020

Las interminables guerras del Cáucaso ( y V)

Hemos visto en el apartado anterior, cómo determinadas formas de cooperación estaban condenadas al fracaso, debido  a las antagónicas perspectivas delante de determinado proyectos que olvidan sistemáticamente a los diferentes actores en conflictos.

Internacionalización de los megaproyectos: el sistema corporativo de gestión de los recursos estratégicos*

Para solventar esas ausencias, es necesaria “la colaboración estratégica puede originar una nueva generación de megaproyectos en los que se tendrán en cuenta los intereses de una gran cantidad de actores, por lo que al mismo tiempo también descendería la tensión y el nivel de conflictividad.” (pág.59)

La dificultad de este planteamiento, que a nadie se le escapa, es la dificultad del muro de recelos e inercias que conlleva el acercamiento de los actores en conflicto. Sin embargo, este “enfoque permitiría crear los fundamentos de un nuevo sistema de seguridad internacional en el mundo y debe ser apoyado por todos los institutos existentes, tanto a nivel internacional como local.” (pág.59)

El autor del trabajo que seguimos, considera que esta perspectiva es necesaria para “la activación de la colaboración regional y la formación de un espacio económico común. En sustitución de los enfrentamientos entre las ideologías del nacionalismo étnico y del liberalismo global, está llegando la nueva ideología del regionalismo, y precisamente en este caso la propiedad común pueden convertirse en el garante de la estabilidad geopolítica y geoeconómica.” (pág.59)


CONFLICTOS COMPLEJOS Y DE MÚLTIPLES COMPONENTES


Unos de los problemas que apunta Rusetsky es la utilización de un vocabulario que aparente neutralidad, pero que en el fondo tiende a distorsionar los problemas en vez de solucionarlos. Así,” a finales de los años 80 del siglo pasado los conflictos complejos en esta región fueron intencionada o involuntariamente considerados conflictos étnicos. Más tarde se les empezó a denominar conflictos etnopolíticos y político-étnicos. Algunos expertos insistieron en que estos no tenían ningún componente étnico puesto que se trataba de conflictos interestatales, mientras que otros expertos los consideraron territoriales.”. (pág.60)

Establece una serie de tipologías para comprender analíticamente las diferentes situaciones a los que se enfrentan los actores y analistas en cuestión. Algunos de estos parámetros son:

• Por la geografía del conflicto (conflictos de Tsjinvali, caucásico, del mar Negro, de los mares Negro y Caspio, europeo, euroasiático).

Por la estimación jurídica del conflicto (interno, regional –esta definición puede examinarse en un contexto interno o internacional–, internacional, compuesto).

• Por el resultado y nivel de aplicación de la violencia (conflicto armado, guerra, guerra civil, ataque desproporcionado, genocidio, limpieza étnica, presión étnica...).

• Por los participantes en el conflicto (según las partes y los sujetos), por ejemplo: ruso-georgiano, osetio-georgiano, ruso-americano...

• Por el asunto del conflicto (territorial, energético, de valores, ideológico, político, etnopolítico, político-étnico, geopolítico. ” (pág.60)




Si se reducen los enfrentamientos a cuestiones puramente étnicas, se oscurece la comprensión de los problemas y se hace en el fondo  irresolubles, al no abordar los problemas en su justa medida. “Es más, al presentar el conflicto como lucha entre “tribus” locales, los principales actores de los conflictos se han posicionado a sí mismos como mediadores.” (pág.61)

Rusetsky analiza cuatro componente que juegan un importante papel en los procesos de pacificación:

1.- El propio proceso del conflicto. Participan en él partes con intereses conflictivos declarados. Son los “partidos de la guerra”. 

2.-  La generación de un pseudoconflicto. Recibe el apoyo por parte del “partido de los manipuladores”.

3.-  “La cuasipacificación”. Es la reacción ante el conflicto como recurso y posibilidad, es decir como un mecanismo de utilización del conflicto con intereses políticos o de otro tipo, sean estos materiales o no materiales. La formación y el desarrollo de “colonias” de personas y grupos interesados en la existencia del conflicto y el pseudoconflicto constituyen el “partido de los ‘pacifistas’ acomodaticios”.

4.- “La pacificación”. Es la reacción al conflicto, al pseudoconflicto y al proceso de cuasipacificación. El reconocimiento de estos problemas y la tendencia a resolverlos forman el “partido de los pacificadores”.(pág.61)

La interacción de estos cuatro grupos hace que la posición “pacificadora” esté en minoría, y por tanto, no tenga fuerza suficiente para encauzar los problemas hacia vías de regulación de los conflictos.

El autor del artículo, apunta al Kremlin, en la vía de la cuasipacificación. Se trataba para ellos de subordinar sus intereses a la auténtica resolución del conflicto. No hay guerra, pero tampoco había una paz que tuviera futuro, pues, los conflictos no se han solucionado, sólo aplazado.

Rusetsky al analizar la sociología de los conflictos en el Cáucaso establece las siguientes categorías: secesionistas, unitarios –eliminación de las autonomías-, y  unionistas, partidarios del mantenimiento de la integridad territorial de Georgia (...)” (pág.63)

Considera que “la principal víctima de los conflictos son los unionistas. Son la población no secesionista de las zonas de conflicto y la parte de población políticamente proscrita”. (pág.63)


El conflicto de Karabaj




El conflicto de Karabaj se ha convertido en el paradigma de los diferentes conflictos en la era postsoviética. “La ideología de la guerra” ha mezclado dos cuestiones que no son antagónicos, a saber: la integridad territorial y el derecho a la autodeterminación.

“Es verdad. ¿Por qué el destino de Karabaj deben decidirlo sólo los armenios que viven en este territorio? ¿Acaso no forman parte de la población de Karabaj, junto a los representantes de la comunidad azerí? Pero actualmente esto es así, la sociedad en Karabaj está dividida por la guerra.” (pág.65)

El autor se queja amargamente del formato de Minsk –Mesa de negociación- pues “no es adecuado para la resolución de este conflicto complejo y poli-compuesto. Por eso es necesaria una nueva estrategia de organización del proceso de pacificación. “(pág.65). Más arriba, hemos indicado la paradoja que los países en conflicto sean juez y parte. Se requiere de otros actores que tienden a obviarse. Por ejemplo, Turquía o Irán. Siendo el tema del genocidio un problema actualmente irresoluble en las relaciones entre Turquía y Armenia.

Nagorno-Karabaj es utilizada por los secesionistas armenios, pues, en azerí “Nagorno Karabaj” significa en turco “jardín negro”. La denominación armenia es Artasaj. La falta de legitimidad de las conversaciones de Minsk se debe “tener en cuenta la opinión y presentar las posiciones de los refugiados y los desplazados que, sin ser habitantes de este conflictivo territorio, perdieron sus casas como resultado del recrudecimiento del conflicto.” (pág.66)

Por último, teniendo en cuenta la pluralidad de dificultades inherentes a las cuestiones en conflicto:

a) Deslocalizar la negociación y la búsqueda de un mediador. (...)Un actor que ha mostrado su capacidad de mediación es Qatar. (...). En esta misma línea, actores con intereses nacionales en el conflicto –Turquía, Rusia Francia y EEUU- deberían reducir su papel en las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán.  

b)Desvincular a las diásporas: otro elemento que debería ser evitado, al menos en una primera parte del proceso, es la implicación de las diásporas en las negociaciones. Estos grupos suelen estar más radicalizados que los propios habitantes de Armenia y Azerbaiyán. Además, las consecuencias negativas del conflicto o del fracaso de las negociaciones rara vez les afectan directamente puesto que no viven en el país.  

c) Preparación de las sociedades para el pacto: cualquier negociación debe pasar por una cesión por ambas partes. La opción que planteaba la Declaración de Madrid (retirada de los distritos ocupados + referéndum), y que recoge el Plan Lavrov, puede ser un inicio. Este proceso podría ser supervisado por Naciones Unidas, evitando así a la OSCE. 

d) Incentivos a la cooperación: al mismo tiempo que se produce este acercamiento entre las sociedades, deberían implementarse proyectos comunes de carácter técnico para hacer ver tanto a las sociedades de Armenia y Azerbaiyán como a sus líderes que la cooperación no solo es posible sino también necesaria. (...)

e) Comisiones de la Verdad: en el caso de que se alcanzara un acuerdo para evitar que el conflicto pueda volver a resurgir, es necesario poner en práctica medidas de reconciliación entre las sociedades**”. Así, por ejemplo, Armenia y Turquía. 


Notas:

* Alexander Rusetsky, Una aproximación geopolítica al Cáucaso,  Cuadernos de estrategia, ISSN 1697-6924, Nº. 156, 2012 (Ejemplar dedicado a: El Gran Cáucaso), págs. 23-72)

**  Alberto Priego.LA PERSISTENTE FRAGILIDAD DEL CÁUCASO: La “crisis de abril” de Nagorno-Karabaj,  Notes internacional CIDOB 162, Nov.2016.


PD: Leo en Le Monde, que Azerbaiyán acusa a Armenia de "un bombardeo mortal en su territorio",martes 27 de octubre. Sin embargo, cuesta encontrar noticias sobre la situación. El País, no hay noticias al respecto en su sección de Internacional.