dijous, 27 de maig del 2021

Mitos (I): Tántalo

 Llamáme Tántalo(1). Soy un rebelde, los dioses me odian. ¿Por qué? Empezaré por el principio. Uno no puede escoger lo padres, así que carga con ellos. El problema es que mi genealogía es confusa, por no decir otra cosa. Para unos mi madre fue Pluto, hija de Crono y de Rea, para otros, de Océano o Tetis; y mi padre fue o Zeus o Tmolo.

Me casé con Eurianasa que era hija del dios-río Pactolo, tuvimos como hijos a Pélope -todo por culpa suya-, Níobe y Bróteas, otro infeliz, que soñó con ser ignífugo. Malas lenguas dicen que Pélope era un bastardo, o el hijo de Atlante y de la ninfa Linos. Lo cierto que a pesar de todo, mi linaje sobrevivió con el nombre de Atreides, lo cual no esta nada más, ¿no creen?.

Era amigo de Zeus -¿no era mi padre?-, y asistía a sus banquetes olímpicos de néctar y ambrosía, hasta que las desgracias se abatieron sobre mí. En un momento determinado, no recuerdo cuando, revelé los secretos de Zeus robando alimentos divinos para compartirlo con mis amigos mortales. ¡ Malditos !. Si sólo hubiese hecho esto, en fin, pero hice algo peor (?) 

En uno de mis banquetes, al que asistieron los dioses, y ver que las viandas preparadas se consumían de manera alarmante y por no defraudarlos, no se me ocurrió otra cosa que trocear a mi hijo Pélope y ofrecérselo a mi divinos glotones. Mis amigos reconocieron que el cocido resultaba indigesto, excepto Deméter que recordando la pérdida de Perséfone, se comió la carne del hombro izquierdo y lo que hubiera hecho falta. 

Fui castigado en el prado de los Asfódelos, tal como lo cuenta el chismoso Homero en su canto XI(2), pero para aquellos que no lo sepan , fui castigado, primero con la ruina de mi reino, en el Asia Menor, y después de que Zeus me diera muerte, me toco en mala suerte  un tormento digno de "bota malaya". Estoy suspendido en un árbol frutal que se inclina sobre un lago pantanoso, consumido por el hambre y la sed. ¡Alabado sean los dioses!



Sin embargo, no contento con lo que hice cometí un tercer crimen: robo con perjurio. Robé a Zeus cuando era un niño un mastín de oro, fabricado por el deforme Hefesto. Zeus ordena al divino Hermes, el corre-y-ve-dile-olímpico-, para investigar el mencionado robo. ¡ Claro que dije que yo no sabía nada !. Pero Zeus me aplastó bajo un peñasco del monte Sípilo.

Después de esta confesión, me entero que Zeus hizo revivir a Pélope. Ordenó a Hermes,! maldito ¡, recoger los huesos de Pélope -era un inútil-, y volviera a hervirlos. La Parca Cloto volvió a unirlos, Deméter le dio un hombro de marfil para reparar su glotonería en el banquete infausto, mientras Rea le infundió vida con su aliento, mientras la cabra Pan bailaba de contento.

No teman por mí, ahora estoy releyendo los versos inmortales de Lucrecio que habla de mí, lo sé, decidme vanidoso:


"Y hallamos en la vida ciertamente

cualquier horror que en Aquerón profundo

dicen haber. El infelice Tántalo

de espanto helado bajo enorme peña

amenazante teme como es fama;

vano temor de dioses irritados

e incertidumbre de futura suerte

acongoja al varón supersticioso

mucho más que ese trémulo peñasco"(3)


(1) Robert Graves. Los mitos griegos. ed.Ariel 3ed. Barcelona 1984. págs.140 y siguientes.

(2) Homero. Odisea. Planeta.Clásicos Universales Planeta. Barcelona 1980. Canto XI pág.187.

(3) Lucrecio,T. De la naturaleza de las cosas. Ed. Cátedra.Letras Universales nº 4. Madrid 1983. (III, 980),pág.229

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