dimecres, 7 de juny del 2017

Reseña: Don Delilo

El libro de Don Delillo, Los nombres, col. Austral, nos deja con la sensación que Delillo es un escritor soberbio, pero no se deja domar. Cuesta seguir sus andanzas, los personajes, sus historias entrecruzadas, sus obsesiones, en este caso, una misteriosa secta, si se les puede llamar así, que juegan a ser dios, y por ello, se ven en la obligación de sacrificar, a un chivo expiatorio. La obsesión por esa secta, se hunde en la obsesión por los nombres, las palabras, el lenguaje. “Esto es lo que traemos al templo. No se trata de oraciones, ni cánticos, ni carneros sacrificados. Nuestra ofrenda es el lenguaje” (pág.433).



Delillo no es complaciente con la sociedad. Sus novelas le permiten hacer un diagnóstico de esta sociedad global. En la novela el epicentro es Atenas. Desde ahí, el personaje central James Axton, se traslada al Próximo Oriente. Axton es analista de riesgos. Los bancos quieren saber donde invierten el dinero. Por eso dice:"(...). En Oriente Medio, atacan a los norteamericanos. ¿Qué significa eso? Quería saber si el analista de riesgos tenía una opinión al respecto. - Los préstamos bancarios, los créditos armamentísticos, las mercancías, la tecnología. Los técnicos son infiltradores de antiguas sociedades. Hablan un lenguaje secreto. Traen consigo nuevas formas de muerte. Todas las finanzas, la tecnología, el dinero del petróleo, crean una corriente inquietante a lo largo de toda la región, una compleja estructura de dependencias y temores. Está todo ahí. Pero los otros carecen de cierta calidad mística que los terroristas encuentran atractiva.
- Norteamérica es el mito vivo de este mundo. No existe sentido alguno de culpa cuando matas a un norteamericano o cuando echas la culpa a Norteamérica de quién sabe qué calamidad local. En esto consiste nuestra función, en ser tipos característicos, en encarnar cuestiones recurrentes que la gente pueda utilizar para reconfortarse a sí misma, para justificarse,etcétera. Estamos aquí para complacer. Sea lo que sea lo que la gente necesite, nosotros se lo suministramos. (...) La gente espera de nosotros que absorbamos el impacto de sus propios agravios.  (pág.155-6)





Delillo es barroco en sus descripciones, sean interiores, como sus personajes, cargados con todos los tics de nuestra sociedad global, y exteriores, sus descripciones detalladas de todo lo que les rodea. Los detalles son importantes, dice uno de sus personajes.

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