divendres, 17 de juliol del 2009

La inflexión posmoderna: La condición posmoderna



1.- El siguiente apartado del libro de Alberto Ruiz de Samaniego, analiza el texto de J.F.Lyotard “La condición postmoderna”. Si tuviéramos que hacer caso a Lyotard este texto es “simplemente el peor de mis libros” (Lotta Poetica, 3 1/1, enero de 1987).

2.- ¿Por qué Ruiz de Samaniego sigue analizando el texto? La respuesta es propia de la posmodernidad. Se trata de desafinar. Si tuviéramos como paradigma una noción de racionalidad – el texto de referencia es el de J.Elster. Uvas amargas.-, tendríamos que dejarlo aquí. Lo interesante es que la posmodernidad denuncia a la modernidad desde un “metarrelato” que no quiere comprometerse con la verdad ni la realidad.

3.- La clave de este “narrativa” es desafinar. ¿Qué significa eso? Desafinar de deconstruir el orden de la racionalidad. Hay una nostalgia de la posmodernidad: denuncian que todos los discursos son añoranzas de legitimación en el orden político, económico, estético, etc. La racionalidad del mundo, en la etapa sólida (Z.Bauman), es denunciado como el causante de todos los males existentes. Por ello, se trata de desafinar en todos los ordenes para restaurar imaginariamente un nuevo estado de cosas.

4.- El texto de Lyotard es un “informe” sobre el estatuto epistemológico de las “ciencias naturales avanzadas” (sic). Para la posmodernidad las ideas regulativas de las ciencias es puesta en solfa. De ahí que muchos autores posmodernos se hayan lanzado a “desafinar” acerca de las ciencias. Autores como Lacan, Kristeva, Irigaray, Baudrillard, Lyotard , Virilio, etc., han jugado a deconstruir la ciencia. Momento culminante fue el caso Sokal, mediante la publicación de un texto en la revista americana Social Text 46/47 (1996): “Transgrediendo las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravitación cuántica”. Su autor Alan D.Sokal, publicó posteriormente, junto a Jean Bricmont un libro titulado “Imposturas intelectuales”,donde denunciaba como la Revista Social Text se había tragado un texto que no tenía ni pies ni cabeza. Era una auténtica tomadura de pelo, disfrazado de jerga pseudocientífica muy del gusto de los autores posmodernos. Pero que para la Revista iba a demostrar la existencia de una nueva ciencia posmoderna.


5.- La posmodernidad afirmaba que la ciencia está legitimada por “metanarrativas” que pretenden dar sentido al hombre mediante la emancipación y el conocimiento. Sin embargo, la posmodernidad pone en cuestión estas “metanarrativas”. El modelo posmoderno asume la “metanarrativa” de la exploración. Lo inacabado se convierte en la punta de lanza de la “nueva” ciencia posmoderna. Se trata de destruir la universalidad de la ciencia, que se considera sin más que es el pecado original que hay que purgar. Hay que reivindicar lo local frente a lo universal.

6.- Si la sociedad industrial (etapa sólida) se identificaba con unas ciencias asentadas en principios que se había consolidado a los largo del siglo XIX-XX, la posmodernidad, quiere reivindicar una ciencia “nómada” conectada a las sociedades posindustriales (sociedad líquida). Se trata de pasar de un modelo nomológico a un modelo plurilógico.

7.- La nueva “ciencia” tiene que dar respuestas a los retos que supone el acto imprevisto (acontecimiento), lo étnico-grupal y el multiculturalismo. Saber y poder deben ser reinterpretados de forma diferente. Naturalmente, la posmodernidad de hecho tampoco sabe como puede ser esa “nueva forma”, pero impugna el modelo del conocimiento científico. Del hecho que la ciencia se encuentre con enigmas, no se puede concluir que ésta esté en bancarrota.


8.- Si el modelo de la etapa sólida aspiraba a la universalidad (consenso), ahora de lo que se trata es de dar rienda suelta la disensión (Lyotard), como motor inventivo. La imagen de lo sólido –muro de Berlín-, se desmorona ante una nueva etapa líquida –el martillo- que destroza lo anterior. Es preciso reivindicar el disenso frente al consenso. El disenso supone frente a la razón poner en su lugar un fondo irracional (libidinal) en la búsqueda de lo nuevo.

9.- El modelo sólido aspiraba a los metarrelatos que inaugura la Ilustración: emancipación, progreso, libertad. La fase líquida se asienta en una nueva sensibilidad. La estética se convierte en la cifra para resolver los problemas que nuestra sociedad tiene planteada. Lo estético posmoderno aborrece lo bello, lo bueno y la verdad. Y en su lugar pone lo sublime, lo innombrable. Lyotard asegura “queremos decir aquello que la lengua no sabe decir pero que, según suponemos, debe poder decir”. Lo significativo es que no saben porque deben reconstruir otro metarrelato. Decía R.Rorty, que el juego florido es válido para los discursos narrativos de orden filosófico, donde el filósofo puede explicarnos –redescribirnos-, lo que le parezca pertinente, por ejemplo, el lenguaje de un Derrida, Baudrillard, incluso, de un R.Rorty, pero que esas mismas afirmaciones en el orden público –político-, pueden llegar a ser escandalosos, cuando no obscenas.

10.- Desafinar es lo que proponen. Y este desafinar tiene consecuencias políticas –públicas-. Quiere una radicalidad que no tiene programa que se desliza hacía lo estético, es decir, un comportamiento que no sale más allá de la esfera particular, pero que no puede conectar con las personas de carne y huesos. Denuncia la alienación producida por el capitalismo financiero, pero en lugar de proponer medidas –Z-Bauman, por ejemplo-, se convierte en jeremiadas que buscan la buena conciencia de la posmodernidad. Le falta lo que proponía D.Innerarity en su Ética de la hospitalidad.


Jean Bricmont i Alan Sokal: Impostures intel·lectuals. Biblioteca Universal, 117.Ed. Empúries, Barcelona 1999.


dimarts, 14 de juliol del 2009

La inflexión posmoderna: Un sujeto sospechoso

Siguiendo el hilo del libro de Alberto Ruiz de Samaniego, La inflexión posmoderna: los márgenes de la modernidad. Le toca ahora el capítulo que lleva por título: Un sujeto sospechoso.

1.- La modernidad, en el plano filosófico, se asentaban en la filosofía de la subjetividad de Descartes, que en el plano del conocimiento, afirmaba que lon primero que conocemos, no es ni a Dios ni al mundo, sino al yo que identifica con el pensamiento. Esta idea de la subjetividad se hará cada vez más potente, a través de Kant y Hegel. El mundo podía ser explicado desde la Razón. Sin embargo, Marx, Nietzsche y Freud (filósofos de la sospecha) empiezan a cuestionar ese Sujeto Universal (Hegel). Para Marx, ese sujeto no se identifica con la humanidad sufriente –el proletariado-. En Nietzsche, lo que cuestiona es precisamente, la necesidad de un fundamento. ¿Podemos deshacernos de esa sed de trascendencia que nos lleva a buscar fundamentos y sentido, allí donde no los hay? Plantea la necesidad de una horizonte sin trascendencia. Pero para asumir ese reto, se requiere del “ultrahombre”, que se sabe finito y sabe que no hay final feliz. En fin, Freud afirmará que esa Razón luminosa no es más que fachada, que detrás de ella se esconde un mundo sumergido –el ello- de irracionalidad.

2.- De ese sujeto convertido en sospechoso, Pessoa ha decretado la imposibilidad del sujeto, convirtiéndose en el poeta posmoderno de referencia. De esas lecturas posmodernas, D.Hume se sentiría por fin entendido, un yo “insustancial”. ¿Sujeto sospechoso? La respuesta posmoderna es que no podemos construir una identidad a ese yo. Ese yo es un ser a la deriva.

3.- El yo es ilusión, un calidoscopio de mil facetas. Adiós al yo compacto de la filosofía de la subjetividad inaugurada por Descartes, y bienvenido al yo virtual. Ese yo virtual vive a la intemperie. La imagen del desierto –Las Vegas- vuelva a ser reiterativo.


4.- Ese sujeto caleidoscópico, esta hambriento de sensaciones, de vivencias inmediatas. Por eso, ese yo amplia su identidad a través de una nueva prótesis de la posmodernidad: la cámara digital. Vivir es captar a través del ojo protésico –la cámara- todo cuanto ocurre. La mediación entre el yo y la realidad viene determinada por la tecnología Zeiss.

5.- R.Barthes se ha configurado como el profeta de la posmodernidad. Su teoría del sufrimiento se ve confirmada por los realitys. Un yo que narra sus trastornos. Programas de telerealidad son expresión de la vida como “circoconfesión” (J.Derrida). Cualquier cualquiera explica delante de las pantallas su experiencia. Las biografías se convierten en espectáculo banal. Nada de trascendencia, simplemente, narraciones de fracasos, de errores, debilidades, estupidez.

6.- El éxito de esos programas de telerealidad son expresión de la posmodernidad. Es bien cierto que los personajes que pululan en esos Reality shows no son precisamente modelos de posmodernidad, pero son de la materia que está hecha la realidad. Una pareja que explica sus infidelidades delante de todos, o unos que explican su sexualidad, o bien aquellos que se reencuentran después de años de silencio por algo que ellos mismo se han olvidado. Nada de grandes relatos, ni de hecho heroicos, simplemente flash detrás de otro. La vida a ritmo de videoclip.

7.- Esos programas de telerealidad podría ser bautizado como “realismo psicótico”. Las barreras entre ficción y realidad se hacen invisibles. Los espectadores de esos realitys se sienten atrapados en historias inverosímiles, pero que son la materia de la vida que viven los protagonistas. Éstos se desdoblan en protagonistas de las historias. Nos cuentan sus historias al tiempo que aparecen como actores de su propia representación. Las vidas que nos narran parecen sacadas de guiones de serie B.

8.- De estas “narraciones del trauma” se ha vuelto a rescatar conceptos como intencionalidad, interioridad, subjetividad. El individuo posmoderno se siente inseguro, débil, fragmentario. Siente que fuerzas insuperables lo arrastran hacia senderos imprevisibles. Ni de la política ni lo económico espera nada el sujeto posmoderno. Realmente se haya a la intemperie, al desierto de lo real.

dilluns, 11 de maig del 2009

Amis mete la pata.....

Martin Amis (Oxford, 1949) acabada de meter la pata, al afirmar que ETA es en el fondo el motor que impulsó la democracia. El escritor británico que ha publicado recientemente "La casa de los encuentros" pátina de forma obscena y desinformada. Es evidente que se puede ser un buen escritor y tener ideas de lo más peregrinas.

Lo peor de esta afirmación falsa es que hay muchas personas que en el fondo asentirán a dicho dictamen. Como ocurrencia es desafortunada y desconoce la historia que va desde la promulgación de la Constitución hasta el momento presente.





La ideas contrafácticas suelen ser atractivas y permiten a la imaginación deslizarse a terrenos inexplorados. ¿El atentado a Carrero Blanco, aceleró o retraso todos los procesos que en esos momentos se estaban prefigurando? ¿Qué hubiera pasado si.....? Desde la misma lógica, cierta derecha afirma sin sonrojarse que Franco diseñó el modelo democrático.

Cada cual puede cantar las alabanzas y panegíricos que quiera, pero hay ciertas verdades que resultan incómodas. Afortunadamente, España está bien servida de historiadores que han contado de forma instructiva la etapa final del franquismo, la transición y la etapa democrática.

Las desafortunadas declaraciones permiten visualizar los tópicos y clichés que aún circulan en Europa sobre la democracia española. Sería fácil afirmar que por la misma regla el IRA es el responsable de la nueva situación en Irlanda del Norte. Sin embargo, lo cierto es que ETA y sus servicios auxiliares (Savater) jamás han tenido en mente la democracia, más bien al revés, el Estado de derecho ha salido a flote a pesar de los asesinatos, las bombas, las amenazas y extorsiones que desde el inicio de la democracia ha tenido que sufrir la sociedad española.

Lo ideal es que Martin Amis se dedique a hacer lo que sabe, escribir novelas, y se documente a la hora de hacer declaraciones que como ésta afectan a toda la sociedad, empezando por las víctimas y sus familiares y por extensión al resto de la sociedad.






dissabte, 2 de maig del 2009

La sociedad española contemporánea

Seguimos a vueltas con el libro de Carmen Iglesias, y su capítulo titulado: CAMBIOS CULTURALES EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA.

I.- Introducción.

1.- Las transformaciones culturales van unidas a cambios en el sistema de valores muy significativos. Cambios que a veces se viven por los contemporáneos con un sentimiento de crisis profunda. Los profetas del cuanto peor mejor, se lamentan siempre de los mismo: la sociedad está en trance de descomposición, los jóvenes no siguen las pautas de sus mayores, la corrupción, el amor al dinero, el materialismo, etc, y las apariencias corroen la posible continuidad y convivencia social.

2.- Frente a ese panorama catastrófico se requiere una cierto grado de escepticismo. Nunca ha existido una edad dorada. Los cambios más dramáticos vienen siempre por donde menos se espera. El hilo que une, en todas los aspectos de la vida, lo innovador con la tradición se da también en los cambio de mentalidad y de costumbres de una manera sutil y compleja.


II.- Cultura y valores.

3.- ¿Qué es la cultura? Fundamentalmente atiende a dos componentes: a) como el conjunto de valores espirituales a los que debe acceder todo individuo y b) el conjunto de creaciones materiales y espirituales de un pueblo (patrimonio histórico, lingüístico, artístico, etc.).

4.- Las coordenadas fundamentales a las que hay que atender son las siguientes: cultura, cambios, actitudes básicas, valores, tiempo e historia.

III.- Una metáfora de la cultura y del conocimiento del mundo.

5.- La función de las buenas metáforas consiste en proporcionarnos una guía para movernos en el conocimiento y significación que damos a la compleja realidad. Por ejemplo, la metáfora del árbol.

6.- Opiniones. La metáfora del árbol nos sirve de momento para significar los distintos estratos y procesos en los que los humanos elaboramos ideas, creencias, comportamientos, ese conjunto al que llamamos “cultura”. En las ramas más finas de tal árbol, aquellas que caen y se renuevan, estarían las “opiniones” sobre las cosas. Un nivel primero de conocimiento del mundo en el que es relativamente fácil el cambio. Ortega y Gasset decía algo similar en relación a las ideas, cuando decía que podemos tener ideas y cambiar éstas por otras.

7.- Actitudes. En un segundo nivel estarían las ramas de mayor consistencia, las que necesitan períodos más largos para el cambio, las que contienen orientaciones generales sobre las que se establece nuestro comportamiento: aquí se asentarían las “actitudes”. Rafael López Pintor, definía la actitud como “la preferencia de una persona para decidir en uno u otro sentido respecto de algún asunto determinado, sea éste un problema político, una idea religiosa, una posición moral o un gesto estético”. En las actitudes aparecen entrelazadas los siguientes elementos: el informativo o cognitivo, el valorativo o afectivo y el comportamental.

8.- Estos tres elementos no siempre marchan armónicos, sino que con frecuencia en la vida real se disocian. Pensamiento, palabra y acción pueden ir de consuno o cada uno por su cuenta. Las disonancias pueden actuar contra el propio interés personal. Las conductas irracionales, se imponen, en ocasiones por encima del propio interés. Ello supone introducir incertidumbre a la imagen del hombre como “agente racional”.

9.- De todo ello se deducen resistencia para el cambio en este nivel de conocimiento y de comportamiento que es el de las actitudes. Exigen transformaciones sociales más profundas y por lo tanto más lentas. Transformaciones que tienen que vencer prejuicios y estereotipos muy arraigados.

10.- Valores. En las ramas más gruesas se asientan el mundo de los valores, de carácter más general y más durable, en donde las experiencias generacionales y el contexto histórico concreto son decisivos para su formación y cuyo cambio es de carácter lento y de larga duración. Los problemas y las reflexiones sobre la educación, la familia, el propio sentido de la existencia se insertan en un mundo de valores y son cuestiones que afectan a la raíz del individuo. Aquí los cambio son más difíciles. Max Weber llamaba a atención a decir que lo valores no pueden ser demostrados, sólo mostrar; constituyen el elementos fundamental ordenador de nuestras vidas.

11.- Chesterton decía: “Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.”. Significa que los seres humanos no pueden vivir sin valores. La realidad nos empuja a elegir, establecemos una jerarquía de creencias y de valores. Los cambios culturales se han resistentes en este nivel, pues, las actitudes no se forman de forma aislada y por generación espontánea, sino que se articulan dentro de un sistema de creencias y valores.


12.- Este sistema de creencias se articula en un modelo que habla de centro y periferia. En el centro encontramos las actitudes básicas alrededor de tres núcleos que constituyen las raíces actitudinales de la persona: las que se refieren al entorno físico, al entorno social, a la imagen de uno mismo y la autoestima.

13.- Ése centro donde están nuestras creencias básicas, nuestra comprensión de la realidad, de nuestro entorno y de nosotros mismos, es extraordinariamente resistente al cambio. Más fácil de cambiar es en la periferia (ahí es donde inciden los “lideres de opinión”, las autoridades o grupos de referencia, familiares, políticas, religiosas, etc.,). Los sistemas de valores pueden ser de dos tipos: cerrados y abiertos. En los cerrados se asientan en la autoridad, la sumisión y e conformismo. La ventaja es la ilusión de un mundo estable y seguro. En los abiertos hay una mayor tolerancia frente a la ambigüedad y la incertidumbre.

14.- Compartir valores es, pues, la base de una comunidad o de cualquier grupo social, pero de la forma en cómo se comporten esos valores resultan comunidades o grupos sociales muy diferentes.

IV.- Vida personal y vida pública.

15.- En la raíz de nuestro árbol que nutre todo lo anterior estaría la base psicosocial esencial: la propia personalidad de cada uno que condiciona los valores, así como el tipo de sociedad histórica y concreta que proporciona un marco histórico determinado y una complejidad institucional en la que el individuo se mueve.

16.- Las líneas fronterizas entre actitudes, valores y personalidad psicosocial son difusa y su entrelazamiento puede adquirir todas las tonalidades posibles. En un estudio sobre “expectativas y preocupaciones” se constato “que la mayor parte de la gente está más preocupada por sus asuntos personales y los de su familia que por los asuntos públicos”.

17.- Lo que denominamos “entramado institucional” y formación de “personalidad” como fundamento de actitudes y valores suponen siempre una interacción compleja. Las actitudes responden a la propia necesidad básica de la personalidad individual y de las influencias decisivas de los “grupos de referencia”. Éstos son decisivos en la influencia sobre las actitudes: el grupo familiar y el grupo de iguales (en la escuela, en el trabajo y en general en el largo proceso de socialización, después), y en la medida que nos hacemos adultos, parece funcionar lo que los científicos sociales llaman “teoría de la atracción”, a saber: “uno tiende a orientarse como la gente que le gusta y como la que estima opinión mayoritaria”.

18.- Este concepto de grupos de referencia va unido a la posibilidad de pautas valorativas que podríamos llamar “marcadores generacionales”. Ciertas experiencias vividas conjuntamente crean una interrelación social y personal, con unos valores específicos de determinados grupos respecto a sectores de la realidad, que se diferencian de común de la sociedad, y que con frecuencia son el fundamento de cambios valorativos.

19.- Lo heredado y las experiencias nuevas constituyen un nuevo bagaje cultural, de forma que a los valores transmitidos en un proceso de socialización se suman o actúan como revulsivo y cambio los de las propias experiencias individuales y colectivas.



V.- Actitudes, comportamientos, valores.

I.- La necesidad de consonancia.

20.- El diccionario de la RAE define el sentido figurado de “consonancia” como “relación de igualdad o conformidad que tienen algunas cosas entre sí”. Una cierta consonancia y coherencia entre actitudes, comportamientos y valores, parece necesidad primaria en los seres humanos.
 
21.- Todo individuo establece su propio equilibrio consciente e inconsciente; con tal de que a él le funcione. Característica fundamental de los seres humanos es lograr cierta seguridad y permanencia respecto a sí mismo y a su medio. Cuando se trata de cambiar esos componentes esenciales aparece una resistencia al cambio. Los datos reales no son siempre fáciles de admitir. “Lo que se piensa como real es real en sus consecuencias” (R.López Pintor). Sólo el tiempo y a través de un proceso gradual, o de experiencias que trastocan ese fondo, pueden hacer cambiar ciertas actitudes y ciertos sistemas de valores que implican una visión general y coherente, para la persona, de ese triple mundo exterior, social y propio.

II.- Valores y conflictos de obligaciones.

22.- Václav Havel, ante los retos de un nuevo paradigma, el del pluralismo y la complejidad, afirma lo siguiente: “hay que aprender a vivir con huecos y fragmentos”, de que “todo no puede cuadrar con todo”. La constatación de que la extensión de la educación y de la cultura, o lo que es más grave, el hecho de que “ni la gran lectura, ni la música, ni el arte ha podido impedir la barbarie total (...), ha creado un vacío en el que forzosamente se tienen que reconstruir unos nuevos valores.

23.- Entre la utopía extrema y dogmática, por una parte, y, por otra, la banalidad de una demanda insaciable de consumo por unos ciudadanos instalados cómodamente en una “ideología victimista” que se consideran acreedores de todo beneficio y sin ninguna o poca obligación hacia los otros (Pascal Bruckner, La tentación de la inocencia), es necesario un punto intermedio.

24. Elegir es siempre un proceso doloroso, siempre se deja fuera algo. Ejercer la responsabilidad de elección supone tomar posiciones, establecer jerarquía de valores, es decir, pluralismo de valores no hay que confundirlo con el relativismo cultural, del todo vale. Estamos obligados a elegir, a valorar. Y esto supone elegir entre códigos morales y culturales interiorizados e incompatibles entre sí, lo que produce siempre desgarro.

dissabte, 25 d’abril del 2009

EDUCACIÓN E ILUSTRACIÓN

Sintetizo brevemente el capítulo de Carmen Iglesias que aparece en su libro "No siempre lo peor es cierto. Estudios sobre historia de España. Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores. Barcelona, 2008.

1.- La idea de la educación como mecanismo que posibilita la perfectibilidad del hombre es la cifra o clave de las aspiraciones ilustradas. Los ilustrados se ve en la necesidad de responder a los retos que supone la articulación entre naturaleza (lo natural o lo auténtico en el sentido rousseaniano) y la educación, se complementan con la articulación entre el individuo (fuente de valores morales desde el comienzo de la modernidad) y la sociedad (como conjunto o colectivo donde sólo el individuo puede llegar a ser tal. O la articulación entre la “sociedad civil” y su relación con el estado o autoridad política.



2.- El pensamiento ilustrado parte de J.Locke en sus ideas sobre la educación. Montesquieu hablará de “fabricantes de ideas” a los que educan. Para los ilustrados, estupidez, tontería, locura...... son consecuencia de una mala educación. Condorcet será el primero en distinguir entre instrucción y educación para poder separar el campo de la educación que concierne al Estado. Metáfora de “la agricultura del espíritu” (Valentín de Foronda).

3.- ¿Por qué la educación? La respuesta está en la felicidad. En la Encyclopèdie nos dice: “ ¿Acaso no tiene cada uno el derecho a ser feliz, según lo decida su gusto o capricho?. La Ilustración hace suya esa idea de la búsqueda de la felicidad desde términos seculares, la felicidad no hay que buscar en el más allá, sino en el más acá. La búsqueda de la felicidad individual se ha de conjugar con la de todos. El instrumento para hacer realidad esa aspiración es la educación e instrucción, el conocimiento y la difusión de las Luces.

4.- La educación permanece antes del siglo XVIII en el ámbito del “espacio de lo privado”. Lo privado como opuesto o diferenciado a lo público. Por eso, la enseñanza ideal es la de un preceptor. Se hace crítica contra el valor de lo aprendido, porque el contenido es incapaz de posibilitar la felicidad. La nueva mentalidad vincula la felicidad social a la educación, y ésta a un proyecto global: la del sentimiento patriótico y el nuevo contenido del término “nación”. Por primera vez, en el siglo XVIII, se habla de “educación nacional”.

5.- La idea de instrucción pública, o de educación nacional, sería una invención de las Luces. En 1763 aparece un símbolo de esta invención que procede de La Chalotais: “Ensayo de educación nacional”. En España será Carlos III quien culmina este proceso con la Real Cédula de 12 de julio de 1781, por el que se establece la enseñanza obligatoria en el nivel primario. Francisco Cabarrús (Bayona, Francia, 1752 - Sevilla, 1810) propondrá una “escuela nacional única”:
“ ¿No van todos a la Iglesia? –se pregunta-
¿Por qué no irían a este templo patriótico? (...).

6.- La Ilustración se debatirás entre una tendencia dirigista y de otra la defensa y el impulso de la autonomía individual que lleva a reforzar las iniciativas que surgen de la propia sociedad civil. Precisamente, Condorcet (s.XVIII) distingue entre instrucción y educación para que, confiando aquélla al Estado, ésta (educación) no se convierta en monopolio politizado del Estado.

7.- ¿Cómo la educación ha pasado ha ocupar un lugar preeminente? El origen hay que buscarlo en lo que A.Koyré denomino el paso del cosmos al universo. La nueva ciencia supuso el derrumbamiento del paradigma anterior. Lo fundamental ahora, será justificar el conocimiento. Y para ello se requiere un método. El método se proyectará a través del conocimiento científico, que legitima el modelo que se está configurando.

8.- La educación se ha convertido en piedra de toque de este nuevo modelo. El hombre es algo en la educación o por la educación. Las diferencias entre los hombre será vista por Locke a causa de la educación. El hombre mediante la educación puede alcanzar potencialidades insospechadas. Estas potencialidades se enriquecen y desarrollan por y para la sociedad, pues no se concibe la felicidad individual si no es unida a la felicidad social

9.-La educación tiene como finalidad la felicidad, pero está requiere el control de las pasiones. La “buena educación” permitirá orientar las pasiones en beneficio de la propia sociedad. Y en primer lugar, la pasión del interés. Se perfila un nuevo modelo de hombre que ya no aspira a los honores de la gloria o la fama, sino aquel movido por el interés , que actúa en función de la utilidad. Es “yo interesado” actúa de tal forma que se convierte en “virtudes sociales” (B.Mandeville. Así, el interés, la utilidad son los instrumentos de la felicidad social e individual.

10.- Optimismo moderado en la naturaleza perfectible del hombre, en la posibilidad de moldearlo (la tabla rasa), interés personal, utilidad social, felicidad individual y colectiva, serían los valores que presiden esas reformas.

diumenge, 22 de març del 2009

La inflexión posmoderna: ¿Desprogramados?

Seguimos a vueltas con el capítulo segundo del libro de Ruiz de Samaniego: La inflexión posmoderna: los márgenes de la modernidad

1.- A la pregunta: ¿qué era ser moderno? La respuesta era tener un proyecto que en términos sociales aspiraba a ser omnicomprensiva y universal. Estás aspiraciones nacen en la Ilustración y ahora, la posmodernidad trata de anuncia su final al denunciar su carácter mítico, narrativo o como le gusta decir a Lyotard “metarrelatos”. La aspiración ilustrada suponía un progreso lineal e infinito donde el avance de la ciencia se daría la mano con el deseo de emancipación en el orden sociopolítico y el control de la naturaleza.

2.- Ahora, lo posmoderno puede hacer balance de lo que supuso ese proyecto ilustrado. Su denuncia tiene un aire extraño de fastidio ante el presente. No es un “radiante porvenir”, pues, los pecados capitales de la modernidad son entre otros el haberse constituido en una “Historia Universal” cuyo centro era Europa y por extensión Occidente, dando lugar a la acusación pueril de “eurocentrismo”, acusación que Derrida describe como “idealidad absoluta del telos liberal” al estar sustentada en la aspiración imperial, democrática y economicista.

3.- Esta “Historia Universal” se cumple a través de la globalización mediante el triunfo de lo económico frente a lo político. No hay espacio, denuncian al modo de Jeremías, sobre los efectos catastróficos y perversos, para la Naturaleza y lo Inconsciente. La modernidad aspiraba a colonizar todos los órdenes de la vida. Los posmodernos creen que esta colonización es intolerable.

4.- Los posmodernos rechazan el telos liberal para reivindicar un presente perpetuo. Este presente sin espesor, este instantaneismo supone vaciar la memoria tanto individual como colectiva. Sin embargo, a pesar de esos anuncios apocalípticos, basta mirar lo que se hace en la historiografía contemporánea para darnos cuenta que la memoria no desaparecerá.

5.- La sociedad posmoderna, la ”sociedad líquida” (Z.Bauman) ha pasado del objeto a lo virtual, del símbolo al icono. La verdad de la etapa sólida se desliza hacia la simulación o verosimilitud. Los posmodernos ven signos de todo orden acerca de esa realidad que está “despresurizado” (Baudrillard) a Occidente. La ficción se pone como criterio de certeza. No hay diferencia entre los hechos y los testimonios, pues, no existe un criterio válido para ello.

6.- Se denuncia que el consumismo es la única ideología compatible con el moderno de globalización. La sociedad ,denuncian los apóstoles de la posmodernidad, se ha convertido en la sociedad del espectáculo (G.Debord), una relación social entre individuos totalmente mediada por las imágenes. Los objetos se convierten en efímeros signos de una realidad que se quiere virtual. Si los objetos se hacen virtuales, los sujetos que los compran se vuelven transparentes. Las identidades sociales se deshacen como las identidades individuales. Si tuviéramos que hacer caso de esta descripción –una narración más-, parecería que estamos tocando fondo, pero, si estamos en la sociedad del espectáculo, no vale el final, pues, eso sería un fraude, sino que la performance debe continuar, por eso la posmodernidad celebra lo cómico.

7.- ¿Nuestra sociedad es cómica? No creo que los agentes sociales puedan pensar que están representando una astracanada. Cierto que la posmodernidad se burla del sentimiento trágico y serio de la etapa moderna, ahora lo que parece prevalecer es lo desenfadado. Pero el presente tiene un aspecto que no puede tomarse a broma, ¿qué pensarían los cientos de miles de parados que tiene que dejar sus empleos?

8.- La lógica del capital parece incompatible con el orden político de la representatividad. La sociedad pierde peso frente a poderes que escapan al orden democrático. EL Estado pierde las coordenadas que antaño eran sus señas de identidad. Y frente a su pérdida de peso, se ve en la necesidad de sobreactuar en el orden doméstico. Por ejemplo, estableciendo normas que restringen derechos –ley de extranjería-.


9.- Si la lógica del capital implica la des-estatalización, como expresión de paralelismo, el Estado des-regula el Estado de bienestar. Estos procesos de desregulación han supuesto la ruptura de toda clase de solidaridades en el tejido social. Se asiste a la proliferación de un orden “etnitización de lo nacional” (Slavoj Zizck). Según Ruiz de Samaniego, no estamos ante un fenómeno premoderno cuanto como reacción contra la dimensión universal del mercado mundial.

10.- ¿Qué hacer en este nuevo contexto posmoderno? Como apunta nuestro autor, “las acciones emancipadoras ya no pueden estar enfocadas hacia el cambio de un único centro dominante (...), sino que deben llevarse a cabo en todas las esferas de la sociedad, incluida, ahora más que nunca, la vida cotidiana”.

11.- Vivimos, pues, momentos de dispersión y confusión, de desregulaciones en el trabajo y la vida, en la política y la economía , y ello supone que vivimos en “un mundo vivido angustiosamente como riesgo”. ¿Qué mantiene la ilusión de un mundo multi(todo)? La respuesta es la fetichización del dinero. El dinero nos diferencia, provocando la aparición de nuevas patologías sociales, por ejemplo, la aparofobia. Ésta se expresa en el miedo al pobre. El cortejo de rechazo y exclusión social van de la mano.

12.- La posmodernidad, parece, haber decretado “el eclipse de la fraternidad” (Antoni Doménech). La metáfora de la ciudad de Los Ángeles para adecuada para los tiempos que corren. La ciudad no está pensada para los habitantes de ella, sino de los coches que la atraviesan. Sus avenidas interminables, sus barrios residenciales y marginales, respiran una aire inhóspito, y expresan una atmósfera de riesgo.


13.- La seducción de Los Ángeles o Las Vegas, tiene que ver con la ilusión, con una realidad que aspira a convertirse en simulacro (Baudrillard), la posmodernidad , aspira al espectáculo, a la performance perpetua. Tecnología y mano de obra emigrante se dan la mano para la apoteosis del consumo. Nada más expresivo que Las Vegas, donde millones de personas aterrizan en medio del desierto en busca del “El Dorado” que como dice la canción, no es más que el nombre de un champú. Ese “El Dorado” que se identifica con los casinos y sus juegos de azar. La aspiración es una ilusión, convertirse en millonario. Verdad y realidad, sueño y ficción se dan la mano hasta que el dinero y el tiempo nos hace despertar de esa realidad ilusoria.

14.- Decía R.Rorty, que el juego florido es válido para los discursos narrativos de orden filosófico, donde el filósofo puede explicarnos –redescribirnos-, lo que le parezca pertinente, por ejemplo, el lenguaje de un Derrida, Baudrillard, incluso, de un R.Rorty, pero que esas mismas afirmaciones en el orden público –político-, pueden llegar a ser escandalosos, cuando no obsceno. Por ejemplo, las narraciones de Primo Levi, ¿pueden colocarse a la misma altura de una novela donde el autor explica desde su imaginación lo que su personaje de ficción “vivió” en los campos de concentración? (Las benévolas, de Jonathan Littell).



15.- Lo sólido deja paso a lo líquido (Z.Baumant). Lo fragmentario, lo caleidoscópico se hace presente, la ideología se vuelve humo, que no sabe si es del humo después de un atentado terrorista (Torres Gemelas, Atocha). Los individuos se siente a la intemperie. Es la expresión que aparece en Matrix: “bienvenidos al desierto de lo real”. Se necesita volver a reconstruir un futuro en el que la persona de carne y hueso vuelva a recuperar el ámbito de la política, y para ello es necesario recuperar la idea de solidaridad, de fraternidad, de una ética de la hospitalidad (D.Innerarty) que nos permita afrontar los extraordinarios retos que tenemos por delante.

diumenge, 1 de març del 2009

La inflexión posmoderna: Aprendiendo de Las Vegas (I)


El texto de referencia para nuestra reflexión es el libro de Alberto Ruiz de Samaniego con el título: La inflexión posmoderna: los márgenes de la modernidad, col. Akal-Hipecu nº 60. Ed.Akal, Madrid,2004.

El primer apartado que quisiera comentar lleva el título de “Aprendiendo de las Vegas”. El título que recoge el manifiesto de la década de los sesenta realizado por Robert Venturi y colaboradores.

La primera idea fuerza es la disyuntiva entre modernidad y posmodernidad. A.Rimbaud (1854-1891) proclamaba: “Hay que ser absolutamente moderno”. Mientras que R.Barthes en 1977 afirmaba: “De repente me resulta indiferente no ser moderno). Ser moderno significaba estar por los valores ilustrados de libertad, progreso y utopía. Este modelo según los posmodernos ya ha pasado de moda. El posmoderno es un moderno desengañado que asume con deportividad que no puede culminarse el modelo iniciado por la Ilustración (s.XVIII). La posmodernidad pone en cuestión todo aquello que la modernidad prometía transformar. De una sociedad organizada para la producción y blindada contra los bandazos del azar, a través de la asistencia asegurada mediante el Estado de bienestar, se asiste a una nueva etapa en el que aparece como agotado dicho modelo y se ha filtrado un nuevo modelo que está por definir, pero que a falta de momento de otro mejor, se ha denominado posmodernidad.

El complejo de viviendas Pruit-Igoe
(modelo de arquitectura moderna)

La posmodernidad le gusta el detalle preciso, así cree que se puede datar su aparición, al menos en el ámbito de la arquitectura, “el 15 de julio de 1972 a las 15h 32’, cuando fue demolido el complejo de viviendas Pruit-Igoe en San Luis (Misuri, EE.UU), construido según el principio de la “máquina para habitar””.


Esa posmodernidad, mientras cae un edificio de viviendas para pobres - que como ha relatado con vigor R.Sennett en su obra “El respeto” aspiraba al reconocimiento social y a una ascensión social desde la meritocracia que en buena medida se logró-, se levantaba el Manifiesto del que hemos citado más arriba. El Manifiesto reclama frente a una arquitectura funcional, un “eclecticismo desprejuiciado” que se expresa en la ciudad de Las Vegas.

La fotografía expresa ese pastiche típico de la posmodernidad

¿Por qué esa polémica académica? En el orden arquitectónico está la arquitectura moderna que tuvo que asumir un reto sin precedentes y es dar vivienda a un volumen de gente que se arracimaban en las grandes ciudades industriales, reto que en buena medida se alcanzó. ¿El precio? Las viviendas pretendía una funcionalidad que cumplieron con creces. Venturi, el ideólogo de la posmodernidad en el ámbito de la arquitectura desvela su objetivo: “construir para los hombres y no para el Hombre”.

Según el crítico de arte Robert Hughes la posmodernidad hay que situarla cuando el rato Mickey Mouse da la mano Leopold Stokowki en la película Fantasía de Walt Disney en 1940. Donde ficción y realidad se fusionan.

Sede de Disney
(Arquitectura pastiche)
En arquitectura, “los valores funcionales han sido sustituidos por una tecnocracia del espectáculo sujeta a unos paradigmas economicistas que operan, controlan y diseñan el espacio de la ciudad”.

Modelo de arquitectura posmoderna
(Proyecto en construcción, Dubai)

En el ámbito de la arquitectura ha dado lugar a controversias interesantes como la surgida a raíz de la Bienal de Venecia de 1980, donde Jencks era el responsable de arquitectura. La exposición y sus criterios llevaron a J.Habermas a una polémica acerca de la modernidad y la condición posmoderna. Habermas que pasa por ser el ideólogo de la modernidad o al menos su defensor más representativo, lleva a cabo una defensa cerrada de la función de la arquitectura moderna frente a los ataques de los representantes de la posmodernidad.

Modelo de posmodernidad
(El edificio LaSalle SIA Art College de Singapur)

El término posmoderno, nace en el ámbito de la estética y se extiende con rapidez a otros ámbitos de la cultura. La posmodernidad es una creación norteamericana que ha traspasado fronteras y tiene hoy un alcance global. Lo cultural ha difuminado lo ideológico y se ha mimetizado con el orden económico. Lo posmoderno “es el matrimonio planetario de estética y economía” .