dimarts, 12 d’octubre del 2021

1492

La visión simpática del PP


1492

Guanahaní*

 Colón


"Cae de rodillas, llora, besa el suelo. Avanza, tabaleándose porque lleva más de un mes durmiendo poco o nada, y a golpes de espada derriba unos ramajes.

Después, alza el estandarte. Hincado, ojos al cielo, pronuncia tres veces los nombres de Isabel y Fernando. A su lado, el escribano Rodrigo de Escobedo, hombre de letra lenta, levanta el acta.

Todo pertenece, desde hoy, a esos reyes lejanos: el mar de corales, las arenas, las rocas verdísimas de musgo, los bosques, los papagayos y estos hombres de piel de laurel que no conocen todavía la ropa, la culpa ni el dinero y que contemplan, aturdidos, la escena.

Luis de Torres traduce al hebreo las preguntas de Cristóbal Colón:

-¿Conocéis vosotros el Reino del Gran Kahn? ¿De dónde viene el oro que lleváis colgado de las narices y las orejas?

Los hombres desnudos lo miran, boquiabiertos, y el intérprete prueba suerte con el idioma caldeo, que algo conoce:

-¿Oro? ¿Templos? ¿Palacios? ¿Rey de reyes? ¿Oro?

Y luego intenta la lengua arábiga, lo poco que sabe:

-¿Japón? ¿China? ¿Oro?

El intérprete se disculpa ante Colón en la lengua de Castilla. Colón maldice en genovés, y arroja al suelo sus cartas credenciales escritas en latín y dirigidas al Gran Kahn. Los hombres  desnudos asisten a la cólera del forastero de pelo rojo y piel cruda, que viste de capa de terciopelo y ropas de mucho lucimiento.

Pronto se correrá la voz por las islas:

-¡Vengan a ver a los hombres que llegaron del cielo! ¡Tráiganles  de comer y de beber!" (pág.54-5)

(49)


* Guanahaní, está en las Bahamas, y fue bautizada con el nombre de San Salvador, según nos cuenta Carlos Fuentes en "El espejo enterrado", ed.Taurus bolsillo, Madrid, 1997.

Eduardo Galeano. Memoria del fuego I. Los nacimientos. Siglo veintiuno de Espala Editores, Madrid, 1982. (49) Colón, Cristóbal, Diario del descubrimiento (Anotado por Manuel Alvar), Las Palmas, Cabildo de Gran Canaria, 1976. 


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