dilluns, 13 de novembre del 2017

Ruta de la Plata (VI)

Día 6

El móvil ha hecho de despertador.    Ducha y desayuno. El desayuno ha sido excelente. Había dulce y salado. Mi tendencia me lleva al dulce. Nadie es perfecto.

Hemos salido del Parador sobre las 9.15h. Hemos vuelto hacer nuestra última visita por Zamora y su monumental. Nuestros primeros pasos se han encaminado hacia la Catedral y el Castillo-fortaleza. Hemos comprobado que las cigüeñas seguían allí instaladas y se estaban acicalándose. Nos ha dado de tiempo de hacer fotos de la Catedral con los “okupas volátiles” en sus torres. Desandamos nuestros pasos y nos dirigimos a la Plaza Mayor para acabar de fotografiar nuevos perfiles  a la luz de la mañana.





Recoger, pagar y dirigirse hacia León. Más allá del casco antiguo –parque temático para turistas- existe la Zamora real, con su Mercadona, concesionarios de coches y el inevitable Decatlón.

La autovía hasta León, nos  ha conducido hasta el desvío para Portugal y Galicia, por un lado y León y Oviedo por el otro. La autovía en su carril derecho estaba muy bacheada y era muy incómodo ir por ese carril. Campos cultivados, ahora sin trigo, nos advertía que las cosechas han terminado. Mi desconocimiento de este tema, no me permite decir qué uso darán a la tierra.

Hemos salido en León (sur). Rotondas y zona industrial nos ha llevado hasta un polideportivo, un campo de fútbol y una línea lleva de coches aparcados a la derecha, junto al cauce del río Bernesga. La primera impresión era que no debe ser fácil aparcar por la ciudad, y esa impresión se fue confirmando. Paseo Ingeniero Sáenz de Miera, y Paseo Salamanca, nos ha llevado el puente que hemos girado por la Avda. Quevedo  para ir al Parador Nacional. Hemos pasado por la Plaza San Marcos, Avda. de los Peregrinos hasta llegar al parking del Parador. En el parking había muchas bicicletas y un grupo de coches de época de matrícula inglesa. Había uno de esos coches que lo estaban reparando.








Hemos ido a recepción, trámite de reserva, llaves y recoger equipaje y subir a la habitación. ¡Estamos en un 5 estrellas! Pero no lo parece. Supongo que el Parador se mide por el abolengo histórico y éste desde luego lo tiene. Pero en la habitación, el cuarto de baño no estaba a la altura. ¡Faltaba limpieza y mantenimiento! En cambio, en la fachada del Parador se hacen obras de restauración.

La recepción y sus estancias comunes son lo que se supone en un monumento. Espectacular. Pero desentona con la habitación que daba a un jardín  interior. Muchas habitaciones y poco glamour en ellas.

Hemos salido hacia la Catedral. No estaba cerca. Hemos cogido la Gran Vía  de San Marcos, Plaza de la Inmaculada, hasta llegar a la Plaza Santo Domingo. Tránsito, coches, calor, gente que iba y venía. La cotidianidad en estado puro. Desde la Plaza Sto. Domingo estábamos en el corazón de León. La Diputación y el edificio Botines, obra de Gaudí. Hemos cogido el “tren turístico”, era una buena manera de descansar y tener una idea del recorrido tópico. El tren lleno de turistas nos ha conducido hacia la Catedral, los muros y posteriormente nos hemos dirigido hacia la Plaza San Marcos, Paseo de Condesa de Sagasta hasta el inicio de donde empezamos el recorrido. Comparado con el de León y Zamora, su recorrido era más modesto, las joyas se habían quedado en las otras ciudades.



Cuando hemos salido de nuestro particular carrusel, era hora de comer. Hemos comido en la calle Ancha, en Ezequiel. Todo muy bueno, pero excesivo. Un camarero agobiado por la clientela, ha hecho que la hora de la comida se alargara en exceso. Le faltaba orden y método. Simplemente con otro camarero hubiera ayudado a acortar el tiempo de espera. El precio permitía pagarle a otra persona.

La ventaja de comer en la terraza, es que te permite contemplar a la gente que pasa por esa calle tan concurrida. Ellos también te miran. Después hemos ido a la atracción estrella, la Catedral. Hemos pagado la entrada, ya habíamos estado, pero siempre impresiona volver a verla. Los vitrales y su luz son espectaculares. He tirado un montón de fotografías. La ventaja de la fotografía digital es que no hay negativo, y te permite eliminarlas sin mala conciencia. Habrá que hacer una selección. Después el Claustro. Más fotografías. Hemos salido de la Catedral y nos hemos propuesto callejear.





Callejear se nos da bien, ayuda un buen calzado, zapatillas. Nos hemos recorrido la Avda. Independencia, Las Cercas, Plaza del Grano, Plaza Mayor, había algún evento que hacía que la estuviera medio ocupada por escenarios y camiones. Bares, terrazas llenas de gente, hacía una temperatura tropical. Nuestros pies nos han vuelto a dejar al lado de la Catedral. Una especie de atracción de feria ocupaba buena parte de la entrada de la Catedral. Desde ahí hasta el Parador por las mismas calles y avenidas que hemos andado por la mañana.







Hemos descansado un rato en el hotel. He podido escribir parte de lo escrito anteriormente desde la terraza de nuestra habitación. Después hemos bajado y hemos caminado por el Puente de San Marcos. En medio del puente, un artista espontáneo –es un decir- cantaba incluso para los sordos. La noche se había adueñado de las calles. Era hora de ir a cenar al Parador.




El comedor era muy regio, había casi todas las mesas ocupadas. El menú y la elección no han sido las más acertadas. Pasta fresca y Pescados asados y de postre peras al cava. Hemos tomado una copa de vino blanco.

Después hemos vuelto a la habitación. Por hoy ha sido suficiente. Mañana acaba nuestra ruta de la plata. Son las 23.27h

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