divendres, 11 de juliol del 2014

El futuro de las sociedades democráticas (1)

Capítulo 1


El futuro de las sociedades democráticas. Una teoría de la justicia intergeneracional.

1.- Daniel Innerarity, nos muestra en este sólido ensayo - El futuro y sus enemigos. Una defensa de la esperanza política-, como la dimensión temporal se compagina mal con nuestra sociedad de lo instantáneo

 "(...). La cuestión decisiva es saber si nuestras democracias son capaces de anticipar posibilidades futuras en un contexto de gran incertidumbre (...), de articular intergeneracionalmente a la sociedad, actuando en esas “sombras del futuro” (Axelrod 1984) con criterios de legitimidad y responsabilidad".

La cuestión esencial es combinar incertidumbre (sociedad líquida) y responsabilidad "intergeneracional". Ambas cuestiones son el tema de debate de este ensayo de Innerarity que nos muestra ser uno de los autores españoles más perspicaces en nuestro actual panorama.



2.- La tiranía del presente

"(...) Hay una colonización del futuro que consiste en vivir a costa de él, un imperialismo del presente que absorbe y parásita el tiempo futuro. (...) La “sociedad de satisfacción inmediata” (Schulze) impone una temporalidad de corta perspectiva."

Las razones que da Innerarity para esta política del ahora mismo son las siguientes: 
1) aceleración del tiempo social, 
2) la periodización electoral, 
3) el régimen de la democracia,
4) el comportamiento de los electores, 
5) las tendencias demográficas y 
6) la presión organizada de los intereses.

EL propio autor reconoce la existencia de la toma de conciencia -difusa y limitada- de estas cuestiones. El concepto de "sostenibilidad" es una prueba de ello. " Pero la política insiste todavía en soluciones que descargan al presente y sobrecargan al futuro, algo que puede verse en ámbitos como la política presupuestaria, la política social y medioambiental.".

La cuestión central se centra en la siguiente pregunta: "(...) ¿Estamos realmente dispuestos a que las posibilidades actuales arruinen las expectativas del futuro?". 



3.- La coalición de los vivos

" ¿Tenemos más derechos que nuestros descendientes? (...) Se ha invertido aquel asombro del que hablaba Kant cuando observaba lo curioso que era que las generaciones anteriores hubieran trabajado penosamente por las ulteriores. Hoy parece más bien lo contrario: que con nuestra absolutización del tiempo presente hacemos que las generaciones futuras trabajen involuntariamente a nuestro favor.".

Una de las características de nuestro presente eterno, es la despreocupación por el futuro de nuestros descendientes. Al cerrar los ojos al futuro, condenamos a nuestros hijos, a una vida en el que el presente se congela, y con ello, el propio destino de las generaciones venideras. Por ello es imprescindible " ampliar el horizonte temporal. (...) dejar de considerar al futuro como el basurero del presente como “espacio de descarga” (Koselleck), lugar donde se desplazan los problemas no resueltos para aliviar así al presente.".




Esa ampliación del horizonte temporal exige al decir de Innerarity de un " nuevo modelo de contrato social (...) Las cuestiones de justicia intergeneracional no se resuelven con una lógica de la reciprocidad, sino con una ética de la transmisión.".

¿Qué clase de mundo vamos a dejar a las generaciones siguientes? Se requiere, pues, una nueva  “ética del futuro (...) pasar de una responsabilidad de las “relaciones cortas” (Ricoeur) a otra cuya regla sean “las cosas más lejanas” (Nietzsche). (...) El principio de responsabilidad está orientado precisamente al futuro lejano (...) En el fondo de la cuestión de las generaciones futuras, lo que está en juego es la noción misma de humanidad.".

"La paradoja del respeto intergeneracional podría formularse así: hemos de tomar ahora determinadas decisiones para que ellos tengan después la libertad de elegir.". Si seguimos el camino emprendido hasta ahora, parece claro que no habrá opciones para que nuestros hijos tengan esa posibilidad de elegir.: sea en el ámbito medioambiental, tecnológico, como social o político.

4.- Una política del futuro

Los requisitos para esa nueva política del futuro exige al menos los siguientes: "exige perspectiva histórica, interrogación por las relaciones temporales, nueva legitimación, sentido de la interdependencia, apreciar la continuidad y emergencia de las cosas. Esta ampliación de nuestro horizonte temporal tiene dos desafíos fundamentales: la introducción de plazos más largos y la ponderación de los derechos de las generaciones futuras.".

Vivimos a corto plazo y eso implica que "corremos el riesgo de someternos a la “tiranía de las pequeñas decisiones” (Kahn), es decir, ir sumando decisiones que, al final, conducen a una situación que inicialmente no habíamos querido (...).". Además, "hay bienes comunes que sólo se pueden asegurar articulando medidas inmediatas con el largo plazo: el medio ambiente, la paz, la estabilidad institucional, la sostenibilidad en general. Su gestión requiere cambios a nivel individual, colectivo o institucional. (...) La cuestión es encontrar correctamente  el registro temporal para cada problema y articular el corto y largo plazo de manera apropiada a la naturaleza de lo que se quiere resolver.".



¿Cómo encontrar esa vía virtuosa entre la aceleración desbocada y la necesaria calma temporal que exige el futuro? La respuesta al decir de Innerarity se encuentra en que  " las sociedades modernas (...) tienen que adquirir ese conocimiento (sobre el futuro) colectivamente mediante los correspondientes procedimientos de investigación y deliberación colectiva(...)".

En los siguientes capítulos se irán desgranado estas cuestiones que son decisivas para nuestro presente pero especialmente para un futuro que de seguir así vendrá tan determinado que no podremos hablar de legado a las generaciones futuras.

Bibliografía:

Daniel Innerarity: El futuro y sus enemigos. Una defensa de la esperanza política. Paídós Estado y sociedad 165, ed.Paidós, Barcelona 2009.

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