dimecres, 11 de setembre del 2013

Diada catalana

El día ha empezado nubloso y grisáceo. Las previsiones nos dicen que con el paso del tiempo mejorara. La Diada se expresa en una cadena humana que empieza en Le Perthus y acaba en Alcanar. El gobierno central ha intentado impedir que la cadena humana se pudiese prolongar más allá. El Tribunal Superior a rechazado los  motivos que alegaba la Delegación del gobierno.

La Asamblea Nacional Catalana organizadora de la Vía Catalana para la independencia, afirma el éxito de la convocatoria, toda vez que había una inscripción previa para la cadena humana. Si hace un año hubo un millón de participantes en la manifestación en Barcelona, este año, se quiere una manifestación que quiere reflejar los anhelos de la ciudadanía, al menos una parte de ella. El President Artur Mas convocó elecciones con motivo de la manifestación de hace un año. Seguramente leyó mal esa manifestación, porque los resultados electorales no fueron lo que él esperaba. Sin embargo, el gesto democrático de avanzar elecciones, le honra. Hay que recordar que tenía una confortable mayoría parlamentaria.



El tiempo pasa de una manera vertiginosa. La inercia soberanista se ha hecho más fuerte. La posibilidad de un referéndum es un compromiso del President de la Generalitat, irrenunciable. Lo ha dicho por activa y por pasiva. La consulta se hará. El problema es que para hacerla requiere que el gobierno central la apruebe. El art 92.2 de la Constitución  establece quien puede convocarla. Y el Presidente del gobierno no parece que vaya a dar luz verde para la consulta.

¿Qué hubiera pasado si el “Estatut de Catalunya” no hubiese sido laminado por la Sentencia del TC? La respuesta más probable es que estaríamos ante la posibilidad de un Pacto Fiscal que el gobierno central se encargo de rechazar de plano. Ahora no vale el Pacto Fiscal, ahora viene la consulta al pueblo catalán. He dicho que desde el gobierno central se rechaza esa vía del referéndum.  Es contradictorio que en base a la Constitución se niegue el derecho a una consulta. El nacionalismo catalán no quiere estar dentro de España. Las retóricas de la intransigencia de unos y otros, nos llevará a escenarios nunca transitados.

La primera etapa de ese itinerario empieza hoy. Del éxito o fracaso dependerán las siguientes etapas. Todas las televisiones del mundo darán imágenes de la manifestación. El gobierno central deberá empezar a tomarse en serio el “problema catalán”. Hasta ahora no ha sido capaz de querer entenderlo. 

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