diumenge, 24 d’abril del 2011

Desde el balneario (IX)

Se acaba la “semana santa” en una sociedad aconfesional. Las costumbres son las costumbres. El negocio montado alrededor de expresiones religioso-festivas son muy importantes. Intereses y devoción se dan la mano. Además siempre nos queda el fútbol para evadirnos de una realidad poco amable.

En el plano internacional, todo sigue peor. Libia se desangra a ritmo lento, Gadafi sigue en el poder, y la comunidad internacional se llena de pasividad cómplice frente a los muertos en Misrata. Supongo que habrá una conferencia dentro de un mes para estudiar esa situación. ¡ Demencial!
En Japón se da por bueno el desastre de la nuclear de Fukushima. El tiempo acaba con el vertido radiactivo y las consecuencias colaterales se irán haciendo visible en los próximos años. Una de las imágenes más repetidas ha sido el vestuario de las autoridades desplazadas a la zona devastada. Todos ellos llevan una especie de traje de empresa. ¿No resulta sospechoso? Igual es el "equipo" necesario para presentarse delante de las víctimas para pedir perdón por el desaguisado. La reconstrucción será lenta, pero estamos delante de la tercera potencia del mundo. Supongo que ha sido un consuelo la escenificación en la Sagrada Familia de Gaudí la celebración de un acto conmemorativo a las víctimas del terremoto de Japón auspiciado por la Generalitat de Cataluña.


En Siria siguen las manifestaciones y la represión brutal del gobierno de El Asad. Israel prefiere mil veces a El Asad que la instauración de un régimen político medianamente democrático. La desgracia de Siria es que no existe una oposición, entre otras razones por la represión durante décadas de cualquier atisbo de oposición. La falta de interlocutores hace que la situación sea ventajosa para el sátrapa El Asad. ¿Por qué Israel está muda ante la demanda de democracia de sus países vecinos? Una de las razones es que prefieren el statu quo que les permite seguir siendo la “única democracia” en la región. El cambio político de sus vecinos supondría un nuevo escenario que obligaría a cambiar el régimen represivo en los “territorios ocupados”. Otra razón es el sectarismo del gobierno de Israel. Además, en el lado palestino, el asesinato reciente de un cooperante italiano a manos de un grupo “salafista” envenena aún más el fraccionamiento de los palestinos.


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